Green Book, el estreno de la semana: Cambiando la culpa por la fábula

Sutilmente, la obra va deteniéndose en sucesivas paradas, a saber, el problema racial, el conservadurismo, la homosexualidad, la soledad y el mundo del espectáculo.

Por Miguel M. Reyes Almarza*

Cuando hablamos de cine y derechos civiles, las audiencias masivas suelen ocultar una mueca de hartazgo a la redundancia casi documental de lo políticamente correcto. Insistir en los lugares comunes que terminan culpando al telespectador, ya sea por su acción u omisión respecto de una lista interminable de derechos civiles que, todos sabemos, no son totalmente protegidos, hace mucho dejó de ser la forma de generar opinión pública y adhesión a las causas.

Es cierto también que los especialistas en cine siguen privilegiando majaderamente la intención por sobre los resultados. Si se muestran realidades complejas donde prime la desigualdad –de cualquier tipo- las posibilidades de ganar un galardón crecen exponencialmente, no obstante, y luego de entregados los premios, todo siga igual.

Green Book escapa a esa fórmula. Dirigida por Peter Farrelly (Una pareja de idiotas, 1994) es una comedia dramática basada en la vida del pianista afroamericano de música clásica, Don Shirley (Mahershala Ali) y la providencial relación con su chofer y guardaespaldas Nick Vallelonga (Viggo Mortensen). En ella no se observa la autoridad moral del creador o el dedo acusador y normativo acerca de lo que debemos hacer como sociedad, no obstante, nos conduce -cual fábula de Esopo- a reflexionar sobre una implícita moraleja.

Ambientada fotográficamente a comienzos de los 60’s en el sur de los Estados Unidos y con un delirio racista en el ambiente que se resistía a desaparecer, la película transita entre dos carriles complementarios: el descubrimiento de lo real por parte del chofer y la búsqueda de identidad del pianista. Sutilmente, la obra va deteniéndose en sucesivas paradas, a saber, el problema racial, el conservadurismo, la homosexualidad, la soledad y el mundo del espectáculo. Lo anterior, sin juzgar ni condicionar nuestra voluntad. Y es que para estos fines el tono de comedia es muy adecuado y el tándem Mortensen-Ali es perfecto. El primero –nominado mejor actor de comedia Golden Globe 2019- personificando a un bravucón italoamericano sin más consideración que sus puños y el segundo – ganador mejor actor de reparto- un delicado príncipe encerrado en su cárcel musical. Mortensen colabora con las sonrisas mientras Ali nos llena de angustia.

La cinta acumuló 3 de las 5 nominaciones a los Golden Globe 2019. A las actuaciones se sumó el premio como mejor película o comedia musical y ya es un secreto a voces de que será una de las favoritas para llevarse la estatuilla a la mejor película en la versión 91 de los premios Oscar. Curiosa la historia de superación del mismo director que en el año 2014 recibió el premio Razzie a la peor película por ‘Movie 43’ y hoy, 5 años más tarde y sin conseguir reconocimientos de importancia en el intertanto, está ad portas de tocar el cielo de la industria.

¿Podemos entender sin ser acusados? ¿Podemos reflexionar fuera de la gravedad de lo importante? Eso es Green Book, una fábula de la vida misma que cada uno de nosotros debe descubrir. (Estreno: 14 de febrero en todas las salas de cine del país)

★★★★☆ (4 sobre 5)

*Periodista.

 

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