
Quiero ofrecer al país algo muy simple: creer en Chile
Por Carolina Tohá Morales, exministra del Interior y candidata presidencial 2025.
En estos dos años y medio me he comprometido en cuerpo y alma en mi tarea como ministra. No fue fácil dejar atrás esa etapa, pero en virtud de ese mismo compromiso con Chile hoy me corresponde asumir un desafío aún mayor.
Me voy porque es lo que me toca. Es lo que me corresponde a mí y a mi generación. Y siento el deseo y la energía de entregar todo lo que tengo para Chile. He estado en muchísimas luchas políticas que he considerado importantes para mi país, nunca me he restado, y ha llegado el momento de dar un paso adelante y postular a la Presidencia de la República.
Me ha tocado participar en triunfos resonantes, también en derrotas, grandes esperanzas y avances, pero tampoco faltaron tropiezos, en momentos de abundancia y de escasez. Todos esos momentos se resumen en un solo concepto: experiencia. Quiero poner esa experiencia al servicio de Chile. Lo hago con un propósito claro: encabezar el próximo gobierno de nuestro país, un gobierno nuevo que le ofrezca al Chile un proyecto nacional de progreso, cohesión y seguridad, de avance económico y social.
Quiero ofrecer al país algo muy simple: creer en Chile. Que volvamos a creer en Chile. Recuperar la confianza en los demás, la confianza en nuestras capacidades y la confianza en las instituciones. Creer en Chile significa potenciar el diálogo para la resolución de conflictos en todos los niveles: desde el barrio, la familia y la escuela, al parlamento y a la economía. Resolver nuestros conflictos mediante acuerdos sin renunciar a nuestras ideas, pero buscando que ellas alimenten las decisiones tomadas entre todos.
Y potenciar el diálogo también implica potenciar la autoridad. Para dialogar debe haber reglas claras, debe cumplirse la ley, no se dialoga en base al abuso ni la violencia. El diálogo necesita autoridad; autoridad legítima y serena, pero firme. Autoridad justa, sin privilegios, sin mentiras.
Creer en Chile no es prometer lo que se quiere escuchar, sino reconocer las dificultades y los desafíos y encararlos con decisión, perseverancia, pragmatismo y creatividad. Creer en Chile es encarar las preguntas difíciles y responderlas con honestidad. Y así se construye autoridad. No haciendo falsas promesas, no despreciando el esfuerzo de los otros.
Soy una mujer progresista, pero no creo en cualquier progresismo. Creo en un progresismo con ciertos valores: democrático, moderno y renovado, que se conecte con el sentido común de la gente de a pie, especialmente los que se esfuerzan día a día para salir adelante. Un progresismo que busque mejorar la vida de las personas, no darse caprichos ideológicos.
Creo en un progresismo que no le teme al futuro, sino que se prepara para el futuro, aprovecha las oportunidades que trae y busca que sus beneficios se extiendan a todos y no sólo a unos pocos. Ese progresismo tiene la vocación de construir mayoría y unidad. Ese progresismo es capaz de escuchar, por encima de dictar o pontificar.
Voy a trabajar duro para estar a la altura de esa vocación y transformar esta propuesta presidencial en un factor de convergencia, porque la disputa de la presidencia requiere de una fuerza amplia, diversa, que vaya mucho más allá del actual oficialismo.
Vivimos en tiempos de incertidumbre y desesperación en muchas partes del planeta. Se vive una ola en el mundo donde las ideas ultra derechistas ponen en duda muchos avances civilizatorios. Pero Chile tiene condiciones únicas para hacer de nuestro país una tierra de esperanza.
No tenemos por qué caer en esa trampa. Tenemos desafíos enormes, tenemos problemas, pero no somos un país descarrilado como algunos quieren mostrar. Somos un país fuerte, sobrio, pragmático y trabajador. Y en esas fortalezas nos vamos a apoyar.
Esta decisión ha sido muy reflexionada, nos tomó tiempo madurarla como saben, pero no se basa en cálculos de conveniencia, sino en la convicción de que tenemos una alternativa distinta que proponer, una alternativa que hoy no está en la cancha, pero que vamos a poner en la cancha y jugar el partido para ganar, con fuerza, sin complejos. Y vamos a jugar mirando al país en su conjunto, no al 30%, no al 50%, sino al 100% de quienes habitamos esta tierra.