10% de la población nacional adulta tiene una enfermedad renal crónica

Según explican especialistas, una de las mejores alternativas terapéuticas es el trasplante de riñón.

En Chile, se estima que aproximadamente un 10% de la población adulta padece algún grado de enfermedad renal crónica (ERC), condición que representa un importante desafío para la salud.

La insuficiencia renal puede manifestarse a través de diversos síntomas, como la disminución en la producción de orina, retención de líquidos con hinchazón en las extremidades, fatiga, náuseas y confusión.

El Dr. Rodrigo Orozco, nefrólogo de Clínica Universidad de los Andes, explica que los principales factores de riesgo incluyen la diabetes tipo 1 o 2, la hipertensión arterial y las enfermedades renales hereditarias.

«Esta patología afecta significativamente la calidad de vida de los pacientes, limitando sus actividades cotidianas y aumentando el riesgo de complicaciones como problemas cardiovasculares, anemia y alteraciones óseas. Además, puede tener un fuerte impacto emocional, generando ansiedad y depresión», señala el Dr. Orozco.

Una de las alternativas terapéuticas para la insuficiencia renal es el trasplante de riñón. Esta intervención médica es altamente efectiva y permite a los pacientes con enfermedades renales crónicas recuperar su calidad de vida.

El Dr. Erwin Buckel, jefe del Programa de Trasplantes de Clínica Universidad de los Andes, explica que las razones para realizar un trasplante varían según la edad del paciente: «en los niños, las principales causas están relacionadas con malformaciones en el sistema renal o enfermedades metabólicas. En los adultos, en cambio, la causa más frecuente son las enfermedades renales crónicas, que los lleva a depender de terapias como la hemodiálisis o la diálisis peritoneal para, finalmente, ser candidatos a trasplante».

Recibir un riñón trasplantado cambia la vida de los pacientes, ya que, por ejemplo, quienes dependían de diálisis, experimentan una mejoría notable en su bienestar físico. Además, las mujeres trasplantadas pueden quedar embarazadas y tener hijos, siempre bajo supervisión médica. En el caso de los niños, los beneficios son aún más evidentes, porque el trasplante permite un crecimiento y desarrollo normal.

«Es fundamental que los pacientes trasplantados sigan un tratamiento inmunosupresor para evitar el rechazo del órgano y adopten precauciones para no exponerse a infecciones graves», destaca el Dr. Buckel.

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