WWF Chile llama a la protección de las ballenas en territorio nacional

El organismo busca enfatiza en el cuidado del cetáceo debido a su importancia con la biodiversidad.

En la antesala al Día de las Ballenas, este domingo 16 de febrero, WWF invita a celebrar y reconocer el aporte de estos grandes cetáceos, que realizan una serie de contribuciones a la naturaleza y los seres humanos.

Yacqueline Montecinos, coordinadora de Biodiversidad Marina y Políticas Oceánicas de WWF Chile, explica la importancia de las ballenas dentro de la biodiversidad, ya que son “fertilizadoras” de los océanos. Esto, debido a su consumo de krill, crustáceo con alto contenido de hierro. Al ser reintegrado al mar luego de su digestión, favorece la formación de fitoplancton, la base de la cadena alimentaria.

“Estos animales también nos ayudan a hacer frente al cambio climático, ya que este mismo fitoplancton que se ve favorecido por la reinserción de hierro al océano, es uno de los elementos claves en la captura de carbono desde el mar, a través del proceso de fotosíntesis. En este sentido, dicho fitoplancton es el responsable de capturar hasta un 40% de CO2 desde la atmósfera para transformarlo en oxígeno”, agrega la experta.

Un gigante desprotegido

Las ballenas enfrentan riesgos a causa de diversas actividades humanas, desde la sobreexplotación de recursos marinos, la contaminación por plásticos y el tráfico marítimo.

Respecto a esta última problemática, un reciente estudio publicado en la revista Marine Policy arrojó que Chile es el país con mayor mortalidad de ballenas producto de colisiones con embarcaciones a nivel mundial. Así, esta se constituye en la primera causa no natural de muerte, teniendo una fuerte incidencia sobre todo en el sur de Chile.

Debido a esto, WWF trabaja con los armadores y actores vinculados al transporte marítimo para establecer acuerdos voluntarios de reducción de velocidad.

El organismo también viene impulsando la protección del llamado Corredor Azul del Pacífico Oriental, un eje migratorio esencial para las grandes ballenas que conecta las aguas de la Península Antártica y del sur de Chile con las costas de América Central. Este corredor marino alberga especies como la ballena azul, la ballena jorobada, ballena fin y ballena sei.

“El Corredor Azul es esencial para que estas especies alcancen sus áreas de alimentación y reproducción y así cumplir con etapas críticas dentro de su ciclo de vida, que finalmente les permitan lograr instancias de aumento de su tamaño poblacional. Sin un esfuerzo coordinado entre los países de la región, las amenazas continuarán afectando no solo a las ballenas, sino también a los ecosistemas y comunidades que dependen de ellas”, señala Montecinos.

El establecimiento de una red de Áreas Marinas Protegidas en la zona, como medida concreta de protección para las ballenas y otras especies migratorias, sería una directa contribución de la región al cumplimiento de la conocida Meta 3 o Meta 30X30 del Marco Global de Biodiversidad, así como también para facilitar la implementación del llamado Tratado de Alta Mar.

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