El Estado no se la puede solo

Por Nicolás Birrell Berazadi, Presidente Desafío Levantemos Chile.

Mañana se conmemora el primer aniversario del incendio más devastador en la historia de nuestro país. Hace justo un año, las llamas envolvieron comunidades completas en las comunas de Viña del Mar y Quilpué y tal como nos han comentado algunos vecinos afectados, fue “un verdadero infierno”. Algunos lograron huir con sus familias en medio del caos, pero 136 personas no tuvieron la misma suerte y perdieron la vida. Esta tragedia se convirtió en el segundo incendio más mortal del mundo en lo que va del siglo.

La reconstrucción avanza a paso lento y las cifras son desoladoras. En El Olivar, uno de los sectores más afectados, solo se habrían levantado ocho viviendas. En Quilpué, no se habría entregado ni una sola. Según cifras oficiales del Gobierno, apenas 53 casas han sido reconstruidas. Mientras tanto, miles de familias siguen esperando.

Cuando preguntamos a los vecinos por la razón de esta demora, la respuesta es la misma: una maraña de trámites exigidos por el Estado que han paralizado la reconstrucción. El lado más indolente de nuestra burocracia queda en evidencia: en lugar de priorizar a quienes más lo necesitan, el Estado parece más preocupado de los trámites que de las personas. La cultura del “le falta un papel o un permiso” demuestra su rostro más cruel cuando condena a las familias más vulnerables a seguir esperando, incluso después de haberlo perdido todo.

En este contexto desolador, desde Desafío Levantemos Chile hemos podido aportar a la reconstrucción de las comunidades con 72 casas definitivas en Viña del Mar, otras 60 en proceso de construcción en Quilpué. Volvimos a levantar sedes sociales como punto de encuentro para los vecinos y salas de clases para que los niños no dejaran de aprender, entre un total de 41 proyectos, 29 de ellos completamente terminados.

Esto es solo una muestra de que, incluso en medio de esta tragedia, existe una oportunidad: la sociedad civil, con un esfuerzo conjunto entre lo público, lo privado y las comunidades, no es solo una alternativa para enfrentar los problemas del país, sino una de las pocas esperanzas reales para reconstruir la confianza y levantar a Chile.

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