Conflictos de 2025: Guerras en Medio Oriente y Ucrania, crisis en Sudamérica y otras tensiones políticas

En  Medio Oriente, los ataques de Hamás contra Israel en octubre de 2023 desataron toda una oleada de reacciones de países y organizaciones aliadas de los palestinos y la más contundente aún respuesta israelí contra todos ellos.

El año 2024 llega a su fin y deja tras de sí numerosos conflictos abiertos destinados a continuar a lo largo de 2025 bien sea de forma política, como la situación en Georgia o en Pakistán, o por medio de las armas, como las guerras en Medio Oriente, Sudán o en la región del Sahel, la invasión rusa de Ucrania o el conflicto armado en Colombia, donde el Ejecutivo trabaja por afianzar la llamada ‘paz total’.

En  Medio Oriente, los ataques de Hamás contra Israel en octubre de 2023 desataron toda una oleada de reacciones de países y organizaciones aliadas de los palestinos y la más contundente aún respuesta israelí contra todos ellos. A lo largo de 2024, el Ejército de Israel ha logrado golpear con dureza a Hamás y a Hezbolá en Líbano, ahora dirige sus ataques a los hutíes de Yemen y ha visto como una ofensiva yihadista ha derrocado a Bashar al Assad en Siria.

De cara al nuevo año cabe esperar que Israel termine por resolver la situación en la Franja de Gaza, bien sea con algún acuerdo de carácter político o con la ocupación del enclave, mientras que en Líbano culminará a finales de enero el acuerdo de alto el fuego. Sin embargo, las autoridades israelíes han dejado siempre claro que el motor detrás de todos estos grupos es Irán, el enemigo final señalado por el primer ministro Benjamin Netanyahu.

Por otro lado, en Ucrania la guerra avanza de forma aparentemente imparable hacia su tercer año, más aún después del fracaso de los intentos húngaros por alcanzar una suerte de tregua navideña acompañada de un gran intercambio de prisioneros. Rusia parece afianzar sus posiciones en el este de Ucrania, si bien en la región de Kursk siguen produciéndose combates tras la ofensiva ucraniana de agosto.

Otra de las zonas con conflictos armados abiertos desde hace tiempo es la región del Sahel, donde la pérdida de influencia de Francia en favor de Rusia desató una sucesión de cambios políticos, mientas que el recrudecimiento de los ataques de las filiales de Estado Islámico y Al Qaeda deja cientos de muertos en Burkina Faso, Malí o Níger, donde los gobiernos han reaccionado con represión contra los civiles.

También en África, la guerra en Sudán se ha afianzado este año como uno de los principales conflictos internacionales debido especialmente a las elevadas cifras de víctimas. El país se encuentra sumido en una guerra civil desde abril de 2023, cuando estallaron las hostilidades en torno a la integración de las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) en el seno de las Fuerzas Armadas.

Este conflicto deja más de 5.000 muertos y 1,1 millones de refugiados, según datos de Naciones Unidas, y además ha hecho saltar por los aires el proceso de transición abierto tras el derrocamiento en 2019 de Omar Hasán al Bashir, ya dañado tras el golpe de Estado de octubre de 2021, en el que fue derrocado el primer ministro de unidad, Abdalá Hamdok.

TENSIONES POLÍTICAS EN GEORGIA O PAKISTÁN

Más allá de estos enfrentamientos armados, otros países se enfrentan a tensiones de carácter político, en algunos casos derivados de la guerra en Ucrania o de la influencia rusa. Es el caso de Georgia, donde un Gobierno afín al Kremlin ha echado el freno al proceso de adhesión a la Unión Europea ante las críticas de la oposición en su conjunto y de gran parte de la población.

Esta decisión se sumó al descontento generalizado de la ciudadanía, que meses atrás ya había salido a las calles de las principales calles del país, incluida en la capital, Tiflis, para protestar contra una ley de agentes extranjeros por su aparente influencia rusa, así como por una nueva legislación contra la comunidad LGTBI.

Las fuerzas de seguridad han detenidos a decenas de personas en las manifestaciones contra el Gobierno, que han estado secundadas por la presidenta Salomé Zurabishvili, de origen francés y que a pesar de ascender a la Presidencia de la mano del gubernamental Sueño Georgiano, a lo largo de su mandato se ha erigido como la principal voz de la oposición.

Así pues, mientras el Gobierno se ampara en los resultados de las últimas elecciones legislativas, también debe hacer frente al descontento de la ciudadanía y a una cada vez mayor presión por parte de la comunidad internacional. Estados Unidos y algunos países europeos ya han aprobado sanciones contra la cúpula de gobierno de Georgia.

Por otro lado, en Pakistán se celebraron en 2024 unas elecciones nacionales y regionales marcadas por las acusaciones de fraude y manipulación para intentar mantener al ex primer ministro Imran Jan y su partido Pakistan Tehreek-e-Insaf (PTI) alejados del poder, aunque los diputados independientes pero afines al exmandatario lograron una cifra récord de escaños.

Tras esto, la Liga Musulmana de Pakistán-Nawaz, considerado como el partido preferido por los militares, ascendió al gobierno, desatando así una crisis de desafección y también de tensiones entre la ciudadanía y la clase política. El ex primer ministro Jan, encarcelado por varias causas, también ha tratado de azuzar a la población y organizar marchas para pedir su liberación.

A las tensiones políticas y ciudadana hay que sumarle también la inestable situación de seguridad en un país donde el separatismo en Baluchistán y el grupo armado Tehrik-i-Taliban Pakistan (TTP), conocidos como los talibán paquistaníes, han protagonizado ataques. De cara al año que viene es de esperar que el gobierno y los militares amplíen su poder en aras de combatir a estos focos de inestabilidad.

Otro de los escenarios más convulsos en los últimos tiempos en Taiwán, una isla en el Pacífico norte a orillas de las costas de China que se ha tornado como uno de los principales focos de tensión entre Estados Unidos y el ‘gigante asiático’. Para Pekín, la isla es parte de su territorio y asegura que defenderá su soberanía de forma «inquebrantable», si bien Washington ha dejado por escrito su compromiso para salvaguardar la seguridad taiwanesa.

Raro es el mes en que las autoridades taiwanesas no denuncian incursiones navales o aéreas de las fuerzas chinas sobre su espacio territorial; y de hecho hace unos meses Pekín lanzó el mayor programa de entrenamientos en torno a la isla, llegando a simular incluso el bloqueo de puertos y asalto. El viaje del presidente de Taiwán, William Lai, al Pacífico sur ha intensificado las tensiones con Pekín.

CONFLICTOS EN SUDAMÉRICA

Finalmente, otra de las regiones con conflictos al alza es Sudamérica, especialmente en Colombia y Ecuador, donde ambos gobiernos tratan de hacer frente a la crisis de seguridad. En el caso de Colombia, el presidente Gustavo Petro trata de afianzar su plan de paz total, una propuesta con la que se presentó a las elecciones y que tiempo después sigue en negociaciones.

Las autoridades colombianas han entablado diálogos con grupos armados organizados, escisiones de las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) como el Estado Mayor Central; el Ejército de Liberación Nacional (ELN), con el que se llegó a alcanzar un alto el fuego; o el Clan del Golfo.

En Ecuador, la crisis de seguridad terminó por estallar a comienzos de 2024, cuando grupos armados irrumpieron incluso en los estudios de una cadena de televisión mientras emitía en directo. El Gobierno de Daniel Noboa respondió con un estado de emergencia que se fue prorrogando durante meses y que ya a finales de año ha vuelto a ser aprobado.

El descontento con Noboa, la degradación de la seguridad y los continuados apagones generalizados por la falta de abastecimiento energético hacen de Ecuador un país en tensión y que celebrará precisamente elecciones presidenciales durante los primeros compases del año.

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El Periodista