Francia deja en libertad al guerrillero libanés Georges Abdalá tras casi 40 años de prisión

Abdalá fue uno de los líderes de la organización marxista de las Fuerzas Armadas Revolucionarias Armadas Libanesas (FARL), creada tras la invasión israelí de Líbano en 1982 y que reivindicó los asesinatos del agregado militar en la Embajada de los EEUU en París, Charles Ray y del asesor de de la Embajada de Israel, Yacov Barsiov.

Un tribunal de París ha dictaminado este viernes la puesta en libertad del guerrillero comunista libanés Georges Ibrahim Abdalá, condenado a perpetua en 1987 por su complicidad en el asesinato de dos diplomáticos después de un juicio denunciado por numerosas organizaciones de izquierda como una persecución política.

La puesta en libertad de Abdalá ha sido confirmada por su abogado, Jean-Louis Chalanset, en declaraciones a Radio France Internationale (RFI). «Me parece una victoria política y legal, aunque la Fiscalía acabe apelando. Es el preso más antiguo del mundo vinculado al conflicto en Oriente Próximo y a estas alturas de su vida la negativa a su libertad constituía una sentencia de muerte», ha manifestado.

Así pues y una vez evaluada la última petición de libertad, la Oficina de la Fiscalía para Delitos de Terrorismo (PNAT) ha hecho saber en un comunicado que «el tribunal admite para Georges Ibrahim Abdalá el beneficio de la libertad condicional a partir del 6 de diciembre, bajo la condición de abandonar el territorio nacional y no presentarse más en este país».

Abdalá fue uno de los líderes de la organización marxista de las Fuerzas Armadas Revolucionarias Armadas Libanesas (FARL), creada tras la invasión israelí de Líbano en 1982 y que reivindicó los asesinatos del agregado militar en la Embajada de los Estados Unidos en París, Charles Ray y del asesor de de la Embajada de Israel, Yacov Barsiov.

El guerrillero fue detenido dos años después en Francia, primero por posesión de armas en un apartamento que tenía en el país y después por su complicidad en los asesinatos mencionados.

Abdalá fue declarado culpable en un ambiente de extrema tensión política en el país en un juicio, según los defensores del miliciano, irregular hasta el punto de que el primer abogado del guerrillero, Jean-Paul Mazurier, acabó admitiendo solo un mes después del veredicto final que era un ‘topo’ de la Inteligencia francesa.

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El Periodista