Familia de Malcolm X demanda al Gobierno de EEUU
La acusación señala que, desde el Departamento de Justicia hasta la Policía neoyorquina, pasando por las dos principales agencias de inteligencia del país, "estaban al tanto de amenazas serias y creíbles contra la vida de Malcolm X pero decidieron no intervenir, permitiendo que se produjera el trágico asesinato".
La familia del histórico activista estadounidense por los derechos civiles El Hajj Malik el Shabazz, conocido como Malcolm X, ha anunciado este viernes una demanda contra el Departamento de Justicia de Estados Unidos, el FBI, la CIA y la Policía de Nueva York al entender que le dejaron desprotegido ante el ataque a tiros, facilitado por estas instituciones, que acabó con su vida el 21 de febrero de 1965.
Ese día, Malcolm X fue acribillado a tiros en la sala de actos del Audubon Ballroom de Manhattan (Nueva York) durante un evento de la Organización de la Unidad Afroamericana por miembros de la Nación del Islam, una organización religiosa a la que pertenecía el fallecido pero con la que acabó protagonizando serias desavenencias.
En su anuncio de este viernes, el abogado Ben Crump, en representación de la familia del activista, acusa a todas estas organizaciones de haber jugado «un papel importante en los acontecimientos que llevaron al asesinato de Malcolm X y participar en un encubrimiento que duró décadas para proteger su implicación de los ojos de la opinión pública».
La acusación señala que, desde el Departamento de Justicia hasta la Policía neoyorquina, pasando por las dos principales agencias de inteligencia del país, «estaban al tanto de amenazas serias y creíbles contra la vida de Malcolm X pero decidieron no intervenir, permitiendo que se produjera el trágico asesinato».
«Estas entidades conspiraron activamente para reducir su protección y le dejaron vulnerable a un ataque que, sabían, era inminente», añade una demanda que acusa tanto al FBI como la CIA de «haber colaborado con agentes encubiertos dentro de la Nación del Islam».
A pesar de conocer la gravedad de las amenazas, el FBI no solo dejó desprotegido al activista, sino que además puso en peligro deliberadamente su seguridad «al arrestar a su equipo de guardaespaldas días antes de su asesinato, retirar a los responsables de seguridad del salón de baile donde fue asesinado y denegar los permisos que le permitían comprar un arma de fuego».