El manejo del Caso Monsalve ha generado críticas internas y externas hacia el Gobierno de Gabriel Boric, especialmente por las decisiones adoptadas tras conocerse la denuncia de violación contra el exsubsecretario del Interior.
Según informó The Clinic, el Presidente compartió la información con sus asesores más cercanos, Miguel Crispi y Carlos Durán, el martes 15 de octubre, un día después de recibir la denuncia de parte de la ministra del Interior, Carolina Tohá. Sin embargo, otros miembros del gabinete clave, como las ministras Antonia Orellana (Mujer) y Camila Vallejo (vocera), se enteraron recién cuando el caso se hizo público.
La situación ha evidenciado problemas en el diseño y la coordinación del Ejecutivo frente a una crisis de alto impacto.
Según fuentes gubernamentales, Boric conversó con Crispi y Durán sobre los pasos a seguir, incluyendo la decisión de no solicitar la renuncia inmediata a Monsalve. Este último, a pesar de la denuncia, mantuvo su agenda pública e incluso participó en actividades en el Congreso antes de renunciar.
Desde Presidencia confirmaron que Crispi y Durán fueron los primeros en ser informados dentro del círculo cercano del Presidente. Sin embargo, el caso también reveló tensiones internas, ya que miembros del comité político y otros actores se enteraron de los hechos a través de la prensa, generando malestar en el oficialismo y cuestionamientos de la oposición.
En su declaración ante la fiscalía, Boric indicó que tras ser informado de la denuncia, decidió citar a Monsalve a La Moneda para abordar directamente el tema. Según sus palabras, el exsubsecretario negó inicialmente tener conocimiento de la denuncia.
La falta de información oportuna hacia otros actores relevantes, como el director de la Secretaría de Comunicaciones, Pablo Paredes, y la ministra vocera Camila Vallejo, ha sido objeto de debate. La gestión comunicacional y política del caso ha dejado en evidencia fisuras en la coordinación del Gobierno frente a una crisis que, un mes después, sigue generando preguntas y repercusiones.
El impacto en el Gobierno
El Caso Monsalve no solo golpea la imagen del Ejecutivo, sino que también plantea interrogantes sobre el manejo de acusaciones graves en un gobierno que ha defendido la agenda feminista. Las críticas apuntan a un diseño insuficiente y decisiones que no lograron mitigar el impacto público de una denuncia tan grave.
El oficialismo y la oposición continúan analizando el impacto del caso, mientras las interrogantes en torno al manejo inicial de la crisis siguen afectando la percepción de La Moneda y su capacidad de respuesta ante eventos críticos.
