Odio en el cine: las consecuencias de los “haters” para la taquilla

Joker 2 esperaba ser el estreno del año, pero a poco andar las cosas no funcionaron. Ese “boca a boca”, que a ratos ayuda a las películas de bajo presupuesto para saltar al estrellato, para esta superproducción terminó siendo un martirio.

Con 190 millones de dólares de inversión, sin considerar los gastos de promoción, la película “Joker: Folie à Deux”, secuela del supervillano de Gótica, esperaba ser la continuación de lujo para relatar la muerte de Arthur Fleck y el nacimiento de El Guasón, como archienemigo de Batman. Pero no todo se dio como esperaba y el “hate” se tomó las redes sociales, impidiendo el despegue del filme.

“De acuerdo a muchas críticas especializadas, la secuela no cumple con las expectativas en comparación con la primera entrega. La molestia se ha generado, en gran medida, porque la película adopta un enfoque diferente al original, lo cual constituye una propuesta arriesgada”, comenta José Miguel Ortega, docente del Instituto de Altos Estudios Audiovisuales de la Universidad de O’Higgins (UOH).

Lo cierto es que Joker 2, dejó en claro lo importante de la opinión del público y del “boca a boca” en el desenlace de un filme, mucho más si la voz viene de un fanático decepcionado y dispuesto a regar su frustración.

“Hate” en la historia del cine

Para el profesor en teoría, historia y estética del cine y también escritor, José Miguel Ortega, no está claro el origen histórico del fenómeno de odiar una película, en especial si se considera una época anterior a la del internet. “En algunos casos, se producían ataques desde la prensa contra ciertas obras, como ocurrió con ‘Tiempos Modernos’ (1936) de Charles Chaplin. El director fue hostigado incansablemente por presentar una película que se consideraba de ideología de izquierda. Sin embargo, ese intento de ‘funa’ no tuvo éxito y la película terminó triunfando. Hoy, a 88 años de su estreno, ‘Tiempos Modernos’ sigue siendo relevante, logrando provocar risas gracias a su inventiva y narrativa, que cumplen con las expectativas de quienes disfrutan del cine clásico”.

¿Pero cuánto daño puede causar al cine el fenómeno de los “haters”? Para Ortega eso dependerá de muchos factores. “Si una película promete algo y lo cumple, debería funcionar en taquilla; aunque no es una norma general. Un ejemplo reciente es el caso de ‘Furiosa’. La crítica la respaldó, y la mayoría del público que la vio consideró que estaba bien, aunque quizá no a la altura de la película de 2015; pero, en general, funciona. Sin embargo, le fue muy mal en las salas de cine. ¿La razón? Pueden ser muchas: desde que la audiencia no la asociara con la franquicia Mad Max, hasta el hecho de que la protagonista sea una mujer, lo que podría haber generado rechazo en un sector del público que esperaba ver a un hombre, considerando que el universo de la saga es originalmente masculino. No obstante, en las plataformas de streaming ha tenido un buen desempeño”.

José Miguel Ortega señala desconocer si existen mediciones o estudios respecto a audiencias, que ofrezcan datos concretos que evidencien el supuesto efecto negativo del “hate” hacia una película. “Tal vez habría que esperar el estreno de Blancanieves, una cinta que ha enfrentado un rechazo considerable. Las críticas incluyen razones cinematográficas, como la estética de la película y el uso de efectos digitales, así como los comentarios de la protagonista, Rachel Zegler, quien se ha dedicado a criticar la cinta original, enfrentándose a la base de fanáticos de la película de 1937. Esto ha tenido un gran impacto y Disney se encuentra ahora en una posición complicada con esta producción”, ejemplifica el profesor Ortega.

Cancelación y spoilers

Pero ¿es posible escapar a la cultura de la cancelación y del spoiler? Para el docente es muy complejo -a estas alturas- arrancar de ciertos fenómenos. “La cancelación es distinta al “hate”. Un ejemplo ocurrió hace un par de años, cuando una periodista criticó negativamente la película ‘Lo que el viento se llevó’, calificándola como racista; lo que, en parte, es cierto, pero la periodista no contextualizó su análisis. ¿Qué efecto provocó? Mucha gente que no la había visto decidió buscarla y verla, lo que generó una publicidad inesperada y aumentó el número de reproducciones en la plataforma de streaming que la aloja. En este caso, una cancelación derivó en un mayor consumo”.

“En cuanto a los spoilers –agrega-, tampoco hay vuelta atrás. La responsabilidad recae en el espectador para evitar contenidos que puedan revelar partes de la película. Sin embargo, es curioso cómo ha cambiado la percepción sobre este tema: algunos tráilers antiguos revelaban toda la trama de la película y nadie se quejaba”, finaliza José Miguel Ortega.

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