Chile condena ataque israelí a contingente de paz de la ONU en El Líbano

Chile es parte de los países que se sumaron al proceso judicial que impulsa Sudáfrica contra Israel en la Corte Internacional de Justicia, en el marco del conflicto en Oriente Medio.

La administración del presidente Gabriel Boric rechazó este jueves el ataque perpetrado por Israel contra la Fuerza Provisional de la Organización de las Naciones Unidas para El Líbano, que dejó dos personas heridas.

«El Gobierno de Chile expresa su más enérgica condena a los ataques de Israel a la Fuerza Provisional de las Naciones Unidas para el Líbano (Unifil), apostada en Naqoura», informó el Ejecutivo a través de un comunicado difundido por el Ministerio de Relaciones Exteriores.

El Gobierno chileno lamentó que dos miembros de las fuerzas de paz resultaran heridos en el ataque, después de que un tanque del Ejército israelí disparara hacia una torre de observación del cuartel general del organismo de la ONU, ubicado en la localidad costera de Naquora, en el sur de El Líbano.

«Chile respalda firmemente el trabajo que desarrolla Unifil, integrado por efectivos de distintas nacionalidades, incluido dos oficiales chilenos, para apoyar el retorno a la estabilidad en dicho país, en virtud del mandato del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas», agregó.

Asimismo, el Ejecutivo sostuvo que Chile rechaza «cualquier ataque deliberado contra las fuerzas de paz, lo que constituye una flagrante violación del derecho internacional humanitario y de la resolución 1701 del Consejo de Seguridad e insta a Israel a cesar inmediatamente las hostilidades contra Unifil».

«Insistimos en la necesidad de un cese al fuego inmediato en el Líbano, que permita evitar una mayor escalada del conflicto», cerró.

Chile es parte de los países que se sumaron al proceso judicial que impulsa Sudáfrica contra Israel en la Corte Internacional de Justicia, en el marco del conflicto en Oriente Medio.

El Ejército israelí cruzó a principios de octubre la llamada Línea Azul y sostiene combates puntuales en el sur del territorio libanés con la milicia chií Hizbulá.

Esta organización, junto con el movimiento palestino Hamás en la Franja de Gaza, las fuerzas hutíes del movimiento Ansar Alá en Yemen y las milicias proiraníes de Irak y Siria, forma parte del llamado ‘eje de resistencia’ contra el Estado hebreo en Oriente Próximo y lleva un año lanzando cohetes a las zonas del norte de Israel.

La incursión terrestre sigue a dos oleadas de detonaciones de dispositivos de control remoto a lo largo del Líbano y una campaña de bombardeos aéreos para descabezar a Hizbulá, cuyo dirigente histórico, Hasán Nasralá, murió en un ataque con bombas antibúnkeres sobre un edificio residencial de Beirut.

La capital libanesa no sufría bombardeos israelíes desde la guerra de 2006.

Para el 3 de octubre, la escalada del conflicto entre Israel e Hizbulá ha dejado casi 2.000 muertos, entre ellos 127 niños y 261 mujeres, y unos 9.400 heridos, según el Ministerio de Salud libanés.

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