Península de Osa: El Tesoro Escondido de la Costa Rica Más Salvaje

Un destino salvaje y biodiverso, hogar del Parque Nacional Corcovado y del eco-resort Botánika Curio Collection by Hilton. Ofrece experiencias únicas como paseos por la selva, visitas a fincas de cacao orgánico, observación de perezosos en su hábitat natural, y pesca deportiva en el Golfo Dulce. Un verdadero paraíso para aventureros y amantes de la naturaleza.

(Por Carolina Arriagada) Costa Rica es un paraíso verde. Este pequeño país, situado en el corazón de Centroamérica, limita al norte con Nicaragua, al sureste con Panamá, al oeste con el Océano Pacífico y al este con el Mar Caribe.

Su biodiversidad es tan vasta que alberga el 6% de la existente en el planeta, en una mezcla de selvas lluviosas, bosques tropicales nubosos y manglares que crean un mosaico de ecosistemas únicos.

Nuestro destino en esta ocasión es la Península de Osa, en la costa suroeste del Pacífico. Aunque menos conocida por el turismo masivo, esta región es un imán para aventureros y científicos que llegan ansiosos por explorar el Parque Nacional Corcovado, la mayor área protegida de Costa Rica, descrita por National Geographic como «el área biológicamente activa más intensa del mundo».

Un Refugio Natural de Aventuras y Lujo Eco-Friendly

El viaje comienza con un vuelo desde el Aeropuerto Juan Santamaría de San José a Puerto Jiménez, un pequeño pueblo que sirve de puerta de entrada a la Península de Osa. Un trayecto de 50 minutos en una avioneta de la aerolínea regional Sansa te lleva a sobrevolar paisajes de impresionante belleza, desde las aguas turquesas del Golfo Dulce hasta la espesa selva tropical que se extiende hasta donde alcanza la vista.

Desde el aire, la topografía de la península se revela como un laberinto de ríos serpenteantes, colinas verdes y playas de arena volcánica, preludio de lo que será una experiencia inolvidable en la naturaleza más pura de Costa Rica.

El destino es Botánika Curio Collection by Hilton™, un eco-resort de cinco estrellas enclavado en medio de la selva virgen.

Desde sus terrazas, es común ver a monos capuchinos jugueteando entre los árboles mientras se disfruta del desayuno, o a bandadas de lapas rojas (guacamayo rojo centroamericano) cruzando el cielo al amanecer, acompañadas por el eco de los monos aulladores en la distancia.

La conexión con la naturaleza es total y absoluta.

La gastronomía en el lugar es una celebración de los sabores auténticos de Costa Rica. Los restaurantes del resort ofrecen una experiencia culinaria única, fusionando ingredientes frescos y locales con técnicas de cocina internacional.

Desde pescados frescos del Golfo Dulce hasta frutas tropicales y cacao orgánico cultivado en la región, cada plato es una delicia que destaca por su frescura y calidad.

Los comensales pueden disfrutar de cenas al aire libre rodeados de la exuberante selva, donde los sonidos de la naturaleza acompañan cada bocado. Un verdadero festín para los sentidos, en el lugar más salvaje de Costa Rica.

Un Viaje al Corazón del Cacao: La Historia de la Familia Quiros

En el corazón de la Península de Osa, una joya menos conocida es el Rancho Raíces, una finca de cacao orgánico donde la familia Quiros ha cultivado la tierra durante generaciones. Aquí, Germán Quiros, el patriarca de la familia ya fallecido, dedicó su vida a perfeccionar técnicas ancestrales de cultivo. En la finca se encuentran hasta 40 variedades de cacao, cada una con su sabor y aroma únicos.

El proceso de producción es artesanal y meticuloso. Las semillas de cacao se fermentan siguiendo un sistema 6×6: cada seis días, se agitan durante seis horas antes de dejarlas secar al sol. Luego, son tostadas y molidas a mano con una prensa artesanal. El resultado es un chocolate tan puro y delicioso que se ha convertido en un producto de culto entre los hoteles locales y turistas, quienes pueden adquirirlo en forma de barras, chispas o bombones.

La visita al Rancho Raíces no es solo una lección sobre la producción de chocolate, sino también una inmersión en las tradiciones familiares de Costa Rica.

Perezosos: Símbolos de la Pura Vida

Declarado símbolo nacional de Costa Rica desde el año 2021, los perezosos son el orgullo de los “Ticos” –gentilicio usado para los locales– cuya preservación es una prioridad. Tanto así que un documento oficial los denominó representantes de los costarricenses por su actitud pacífica, su vida tranquila y poco estrés.

Así, en nuestra búsqueda por la “Pura Vida” (frase emblema de los ticos que encarna su idiosincrasia) visitamos “La Perica”, finca perteneciente a los Valverde donde conviven en perfecta armonía una decena de perezosos de las dos variedades existentes en el mundo (de dos y tres dedos), con plantaciones de cacao y caña de azúcar.

La historia de esta área de conservación se remonta años atrás cuando se habilitó un sendero, descubriendo que la propiedad era un Jardín de “Pericas” (como las llamaba la abuela) convirtiendo el predio en un santuario donde toda la familia trabaja en equipo para hacer un turismo sostenible y sustentable para las próximas generaciones.

En el Mar, la Vida es Más Sabrosa: Aventura de Pesca en el Golfo Dulce

El Golfo Dulce es un tesoro oculto de aguas tranquilas y rica biodiversidad, considerado uno de los mejores destinos del mundo para la pesca deportiva. Este cuerpo de agua es famoso por albergar la mayor concentración de peces vela del mundo, lo que atrae a pescadores de todas partes del globo. Aunque mi experiencia como “marinera de agua dulce” era limitada, acepté la invitación de Crocodile Bay Marina, parte del resort Botánika, para una expedición de pesca “Catch and Release” (captura y suelta).

Me embarqué temprano en el «Jail House Croc», un barco guiado por el capitán Deiner y su contramaestre Alex, quienes me instruyeron sobre cómo pescar y devolver al pez sano y salvo al agua.

La pesca deportiva en Costa Rica está cuidadosamente regulada para proteger la rica biodiversidad marina; cada embarcación solo puede retener un máximo de cinco peces, y se utilizan anzuelos especiales que no hieren a los animales. Aunque no pesqué mucho, la experiencia me permitió apreciar la pasión que esta actividad despierta en sus entusiastas, que viajan desde todos los rincones del mundo para vivir esta aventura.

Un Adiós Temporal a la Península de Osa

Los días en la Península de Osa pasan demasiado rápido. A medida que me preparo para regresar a Chile, me llevo conmigo recuerdos imborrables: el sonido de la selva, el sabor del café recién tostado, la calidez de la gente y la majestuosidad de un lugar que parece detenido en el tiempo.

Este no es un adiós definitivo; la Península de Osa es un destino que invita a volver una y otra vez para descubrir sus innumerables secretos y vivir, una vez más, la auténtica “Pura Vida” costarricense.

¡Hasta la próxima aventura en la selva más salvaje de Costa Rica!

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