Ángeles Quinteros, autora del libro De la rama al bosque: “La resolución de cualquier tipo de problema requiere de la integración, la vida real no está separada por disciplinas”

“Nos tienen demasiado acostumbrados en la educación formal a separar las áreas del conocimiento cuando debería ser todo lo contrario, tendríamos que aprender geometría desde el arte, poesía desde la ciencia, y así”, señala.

De la rama al bosque, de Ángeles Quinteros (textos) y Ángeles Vargas (ilustración), es un libro inusual: mezcla registros poéticos con curiosas sumas, detonando una reflexión sobre el lenguaje y su funcionamiento: ¿cuántas ramas se necesitan para considerarlo un árbol? ¿Es cierto que con diez pasos ya tienes una caminata? ¿Que con dos manos hay un saludo, pero con cuatro una ronda? ¿O que con un grano de arena puedo hacer un collar? ¿Cuántas espinas diferencian al puercoespín de la rosa y a la rosa del cactus? ¿La suma de un reptil y un arcoíris da un camaleón? ¿Qué tiene en común un rastrillo con un tiburón?

A través de estas preguntas, el texto explora cómo la suma de objetos simples puede crear algo completamente nuevo y sorprendente.

En esta entrevista Ángeles Quinteros, autora del libro publicado por Hueders, profesora de posgrado de literatura infantil y edición de libros, reflexiona sobre la importancia de la integración de las disciplinas en la educación, “nos tienen demasiado acostumbrados en la educación formal a separar las áreas del conocimiento cuando debería ser todo lo contrario, tendríamos que aprender geometría desde el arte, poesía desde la ciencia, y así”.

¿Cómo surgió la idea de usar la suma como recurso para explorar conceptos lingüísticos y matemáticos?

Uno nunca sabe de dónde va a salir una idea. Este libro, por ejemplo, nació al leer sobre la forma de escribir “bosque” en caracteres chinos: para un árbol es 木 (solo el carácter de un árbol, por supuesto), para arboleda es 林 (dos árboles) y con un tercer arbolito tenemos 森, es decir, un bosque. Eso explotó una serie de imágenes en mi cabeza que cristalizaron finalmente en este libro.

¿Hay alguna anécdota o experiencia personal que influyó en el desarrollo de este proyecto?

Conversando con mi sobrina sobre este tema, me contó de un juego que se llama Little Alchemy, en donde partiendo con la combinación de los 4 elementos de la naturaleza vas construyendo otros; por ejemplo, agua más tierra dan barro, luego con barro y fuego puedes armar un ladrillo, y así hasta llegar a una enorme cantidad de resultados. Encontré que se relacionaba muchísimo con la idea que tenía de este libro, así que empecé a jugarlo y me obsesioné, todo lo que miraba trataba de llevarlo a ese lugar en donde la suma de un par de cosas hace nacer otra nueva. Qué sale al mezclar un arcoíris y un reptil… ¡es obvio!

¿Cómo fue el proceso de colaboración con Ángeles Vargas? ¿Cómo se integraron los textos con las ilustraciones?

Con Ángeles hacemos libros juntas hace cerca de 14 años, al comienzo yo como editora y ella como diseñadora; la dinámica ha ido mutando con el tiempo, pues ahora yo soy quien escribo y ella quien ilustra pero en un juego de roles dinámicos, pues yo opino bastante sobre los aspectos gráficos y ella también es crítica con los textos que le entrego, cosa que valoro mucho ya que nos permite mejorar, ser honestas y no sacar libros que no nos convenzan en un 100%.

¿Podrías hablarnos sobre algún desafío particular que enfrentaron al mezclar estos dos campos aparentemente diferentes?

La verdad es que aquí se mezclan 3 campos, pues también está la imagen, que es otro lenguaje, pero no creo que sean tan diferentes: todos se alimentan o toman algo del otro… nos tienen demasiado acostumbrados en la educación formal a separar las áreas del conocimiento cuando debería ser todo lo contrario, tendríamos que aprender geometría desde el arte, poesía desde la ciencia, y así.

¿Qué esperas que los lectores, tanto niños como adultos, se lleven al leer «De la rama al bosque»?

Lo que siempre espero yo cualquier libro que abra: experimentar placer, descubrir nuevas formas de ver lo que nos rodea y detonar preguntas que, antes de abrirlo, no tenía.

¿Cómo crees que «De la rama al bosque» puede ser utilizado en el ámbito educativo?

Creo que desde la noción que mencionaba antes: dejar de separar las áreas del conocimiento para desarrollar las habilidades críticas y creativas de niños y niñas, habilidades que no están siendo muy fomentadas hoy en la educación formal, que insiste en hacer oídos sordos a la integración de los campos del saber. La resolución de cualquier tipo de problema requiere de esa integración, la vida real no está separada por disciplinas. Además, esta integración favorece la colaboración, hace más significativo el aprendizaje y permite que se transfieran habilidades entre disciplinas. En ese sentido, usar este libro desde esa perspectiva podría ser un aporte y detonar muchísimas preguntas que podrían trabajarse de forma creativa en una sala de clases.

Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.

El Periodista