(Por Fausto Triana*) París Ciudad Teatro, Museo, Literatura, Danza, Opera, Cine, una simbiosis de géneros musicales y en el impasible Sena, 206 países en el desfile en barco de la apertura de los Juegos Olímpicos.
Asombro, sorpresa, Zinedine Zidane recupera la antorcha y la entrega a (…) Rafael Nadal, quien desaparece frente a la Torre Eiffel, protagonista de impacto hasta volver al Sena con Nadal. Ahora, el tenista español acompañado por Serena Williams, Nadia Comanecci y Carl Lewis.
Música y suspenso. En el Sena cuatro enormes glorias del deporte mundial. Amelie Mauresmo, exnúmero uno del mundo en tenis, en el relevo de la antorcha.
Tony Parker otro portador de la antorcha, atletas paralímpicos alrededor de la pirámide del Louvre. El arco del Carrusel del Louvre, trote por el Jardín de las Tullerías, figuras francesas de varias disciplinas y finalmente, Teddy Rines y Marie Jose Perec, y un pebetero extraordinario, una base con un globo elevándola a los cielos de París.
El Himno del Amor, Celine Dion, que más (…).
Nada fue lo que parecía, nunca nada será igual después de esta increíble y deslumbrante ceremonia de inauguración de la máxima cita deportiva del mundo.
París colocó la varilla a una altura descomunal y desde ahora será un sueño para los futuros organizadores igualarlo.
Desde los flachazos de homenaje a los artesanos creadores de los baúles protectores y las medallas que se entregarán en los Juegos Olímpicos; un solo de ballet en la cúpula del techo de la Opera Garnier o los saltos de Quasimodo de Notre Dame marcando el recorrido de la antorcha por un personaje anónimo.
Las embarcaciones en movimiento, Grecia a la cabeza, y mientras, Lady Gaga para amenizar con una “Varietté” de exquisita factura, notas en su piano de la célebre La vie rose, y las almas indispensables de Edith Piaf y Charles Aznavour, en una Francia auténtica y diversa.
Para remarcarlo, su lema nacional ‘Libertad, Igualdad, Fraternidad’, los acordeonistas y bailarinas de cancan, para dar el sonido auténtico francés, rock, pop y clásicos del pentagrama con Ravel entre sus invitados, las grandes plumas de la literatura, las joyas de Versailles y una fiesta inaugural diseñada por el laureado director de teatro, Thomas Jolly, con tres mil 500 artistas en escena.
Un desfile de atletas más dinámico y al comienzo de la ceremonia, con el punto de partida desde el puente Austerlitz, a un costado del Jardín des Plantes, pasando por varias sedes olímpicas como el Parque Urbano de La Concordia (baloncesto 3X3, breaking, BMX estilo libre, skate), Les Invalides. (tiro con arco, la meta de maratón, ciclismo de ruta e inicio de la contrarreloj) y el Grand Palais de París (esgrima y taekwondo).
El teatro de Chatelet, la Biblioteca Nacional, los muelles del Sena, una profusa explosión de agua para mostrar los colores de la bandera francesa, rojo, blanco y azul, y el portador misterioso de la antorcha que pasó de las manos del comediante Jamel Debbouze al exfutbolista Zinedine Zidane y unos niños salvadores.
Museo de Orsay, uno de los más bellos de la urbe del amor, la Mona Lisa y para enseñar músculo de todo su arsenal, los simpáticos Minions, animados de origen francés, navegando en el Nautilus, referencia obligada a Jules Verne.
La Marsellesa por la mezzo-soprano Axelle Saint-Cirel junto con un sentido homenaje a figuras reivindicativas del feminismo, Alice Millet, Gisele Halimi, Paulette Nardal, Jeanne Barret, Christine de Pizan, Louise Michel, Alice Guy y Simone Veil.
París escenario, París estadio deportivo. Una dimensión jamás alcanzada en unos Juegos Olímpicos, luego de poner a disposición del mundo sus mejores perfiles con muy pocas nuevas construcciones, y la combinación armónica de todo el glamour de su cultura, con actuaciones sorprendentes como la del “breaker” y cantante lírico Jakuk Jozef y el heavy metal del rock de Gojira.
Una pasarela sui-generis con algunos deportistas entre las modelos, y la representación remarcada de los paralímpicos, draggs queen, razas y tendencias de la moda para todos los gustos y estereotipos.
Imagine, no podía faltar John Lenon, con la interpretación de Juliette Armanet, navegando por el Sena con un piano en llamas. Luego, una bellísima alegoría a los Juegos Olímpicos Modernos por iniciativa del Barón Pierre de Coubertin, a través de un caballo metálico transitando también por el embalse y el repaso de la historia.
Historia de amor nacida en el teatro de La Sorbona, hace más de 100 años. El cubano Teófilo Stevenson, la rumana Nadia Comancecci, los estadounidenses Mark Spitz y Carl Lewis, la francesa Marie-José Perec, el australiano Ian Thorpe (…), el jamaicano Usain Bolt, Michael Phelps, Sergei Bubka, Mohamed Alí, Teddy Riner, y, el caballo, convirtiéndose en real, saliendo debajo de la Torre Eiffel.
La bandera del Comité Olímpico Internacional trasladada por un personaje incógnito extraído de los videojuegos, y el himno deportivo. Los discursos del presidente del organismo, Thomas Bach y el titular de Paris 2024, Tony Estanguet.
El incombustible nadador Michael Phelps, mayor medallista de la historia olímpica con 28 metales, y el cinco veces monarca olímpico de invierno en biatlón, el francés Martin Fourcade, escoltas del baúl de las preseas que se repartirán en la urbe gala.
La parte final de los actos, para más espectáculo, una burbuja gigante que movida para dejar montado en la Plaza del Trocadero, umbral de la Torre Eiffel, el Parque de los Campeones, otra novedosa iniciativa de París 2024.
Desde el lunes 29 de julio, serán presentados al público los ganadores de medallas de los Juegos Olímpicos. (Prensa Latina)