Genomas revelan sacrificios mayas de pares de niños en Chichén Itzá
Ubicada en el corazón de la península de Yucatán en México, la antigua ciudad maya de Chichén Itzá es uno de los sitios arqueológicos más emblemáticos y enigmáticos de América del Norte.
Una investigación genética en profundidad de los restos de 64 niños enterrados en las ruinas mayas de Chichén Itzá ha revelado una práctica de sacrificio ritual de parejas de varones de corta edad.
Ubicada en el corazón de la península de Yucatán en México, la antigua ciudad maya de Chichén Itzá es uno de los sitios arqueológicos más emblemáticos y enigmáticos de América del Norte. Ascendió al poder tras el colapso del período Clásico maya y fue un centro político populoso y poderoso en los siglos anteriores a la llegada de los españoles.
Quizás Chichén Itzá sea más conocida por su amplia evidencia de sacrificios rituales, que incluye tanto los restos físicos de individuos sacrificados como las representaciones en el arte monumental.
El controvertido dragado del Cenote Sagrado del sitio a principios del siglo XX identificó los restos de cientos de individuos, y una representación en piedra a escala real de un enorme tzompantli (estante para cráneos) en el núcleo del sitio apunta a la centralidad del sacrificio dentro de la vida ritual en Chichén Itzá. Sin embargo, a pesar de su notoriedad, el papel y el contexto de los sacrificios rituales en el sitio siguen siendo poco comprendidos.
Una gran proporción de los individuos sacrificados en el sitio son niños y adolescentes. Aunque existe la creencia generalizada de que las mujeres eran el principal objetivo de los sacrificios en el sitio, es difícil determinar el sexo a partir de los restos óseos de los jóvenes mediante un examen físico únicamente, y los análisis anatómicos más recientes sugieren que muchos de los jóvenes mayores pueden ser, de hecho, varones.
En 1967, se descubrió una cámara subterránea cerca del Cenote Sagrado que contenía los restos dispersos de más de cien niños pequeños. La cámara, que probablemente era un chultún (cisterna de agua) reutilizado, había sido ampliada para conectarla con una pequeña cueva. Entre los antiguos mayas, las cuevas, los cenotes (sumideros naturales) y los chultunes se han asociado durante mucho tiempo con el sacrificio de niños, y estas características subterráneas se consideraban ampliamente como puntos de conexión con el inframundo.
Para entender mejor la vida ritual y el contexto del sacrificio de niños en Chichén Itzá, un equipo internacional de investigadfores llevaron a cabo una investigación genética en profundidad de los restos de 64 niños enterrados ritualmente en el chutún de Chichén Itzá.
UN SACRIFICIO RITUAL CENTRADO EN LOS VARONES Y LOS PARIENTES CERCANOS
La datación de los restos reveló que el chultún se utilizó con fines mortuorios durante más de 500 años, desde el siglo VII al XII d.C., pero que la mayoría de los niños fueron enterrados durante el período de 200 años de apogeo político de Chichén Itzá, entre los años 800 y 1000 d.C.
Inesperadamente, el análisis genético reveló que los 64 individuos analizados eran varones. Un análisis genético posterior reveló que los niños habían sido seleccionados de poblaciones mayas locales y que al menos una cuarta parte de los niños estaban estrechamente relacionados con al menos otro niño del chultún. Estos jóvenes parientes habían consumido dietas similares, lo que sugiere que fueron criados en el mismo hogar.
«Nuestros hallazgos muestran patrones dietéticos notablemente similares entre individuos que muestran una conexión familiar de primer o segundo grado», dice en un comunicado el coautor Patxi Pérez-Ramallo, investigador postdoctoral en el Max Planck Institutes for Evolutionary Anthropology (MPI-EVA).
«Lo más sorprendente es que identificamos dos pares de gemelos idénticos», dice Kathrin Nägele, coautora y líder del grupo en el MPI-EVA. «Podemos decir esto con certeza porque nuestra estrategia de muestreo aseguró que no duplicaríamos individuos».
SELECCIONADOS EN PARES PARA SACRIFICIO
En conjunto, los hallazgos indican que los niños varones emparentados probablemente estaban siendo seleccionados en pares para actividades rituales asociadas con el chultún.
«La similitud en la edad y la dieta de los niños varones, su estrecha relación genética y el hecho de que hayan estado enterrados en el mismo lugar durante más de 200 años apuntan al chultún como un lugar de enterramiento post-sacrificio, en el que los individuos sacrificados fueron seleccionados por una razón específica», afirma Oana Del Castillo-Chávez, coautora del estudio y científica del Instituto Nacional de Antropología e Historia (UNAH).
Los gemelos ocupan un lugar especial en las historias de origen y la vida espiritual de los antiguos mayas. El sacrificio de gemelos es un tema central en el Libro sagrado del Consejo de los mayas quiché, conocido como el Popol Vuh, un libro de la era colonial cuyos antecedentes se remontan a más de 2000 años en la región maya. En el Popol Vuh, los gemelos Hun Hunahpu y Vucub Hunahpu descienden al inframundo y son sacrificados por los dioses tras ser derrotados en un juego de pelota. Los hijos gemelos de Hun Hunahpu, conocidos como los Héroes Gemelos Hunahpu y Xbalanqué, proceden a vengar a su padre y a su tío sometiéndose a repetidos ciclos de sacrificio y resurrección para burlar a los dioses del inframundo. Los Héroes Gemelos y sus aventuras están ampliamente representados en el arte maya del período Clásico, y debido a que las estructuras subterráneas eran vistas como entradas al inframundo, el entierro de gemelos y pares de parientes cercanos dentro del chultún en Chichén Itzá puede recordar rituales que involucraban a los Héroes Gemelos.
«Los relatos de principios del siglo XX popularizaron falsamente historias escabrosas sobre mujeres jóvenes y niñas sacrificadas en el sitio», dice Christina Warinner, profesora adjunta Antropología en la Universidad de Harvard y líder de grupo en el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva. «Este estudio, realizado como una estrecha colaboración internacional, da vuelta esa historia y revela las profundas conexiones entre el sacrificio ritual y los ciclos de muerte y renacimiento humanos descritos en los textos sagrados mayas». (Europa Press)