Bakú o todos los fuegos, el fuego

La capital de Azerbaiyán deslumbra por su modernidad y grandes avenidas, porque huele a petróleo y posee una hospitalidad, cultura y gastronomía que cautivan a sus visitantes. Pero también porque aún conserva una mezcla difícil de encontrar en otras latitudes.

(Por Francisco Martorell) Bakú es fuego, historia, anchas avenidas, rascacielos y ciudad vieja. Es luces y además verde, mar Caspio y lugar de bellas alfombras. También de centros culturales que impresionan, miradores que enamoran y edificios de encanto.

Bakú es petróleo, pero también viento y caminatas al borde del mar. Es gas que emana de la tierra y se enciende. Es la tierra del fuego. Es poesía.

Te invitamos a seguir leyendo y adentrarte en la cultura, gastronomía y costumbres de la capital de Azerbaiyán, un país de toques asiáticos y europeos que fue parte de la Unión Soviética hasta los inicio de los 90 y hoy se eleva como un destino exótico para quienes deseen conocer una ciudad llena de energía, que de su tierra emana fuego o un barro que “arde” a cero grados.

A Orillas del mar Caspio

Desde que te bajas del avión, en el aeropuerto Heyder Aliyev, sabes que estás en un destino diferentes, aquellas ciudades que no existen en otros lugares, que mezclan culturas y fueron el sitio de paso de cientos de miles de caravanas cuando el comercio se movía en esa zona por tierra, arena y mar.

La capital de Azerbaiyán, con su más de 2 millones de habitantes, es una ciudad con una historia rica y multifacética que se remonta a más de dos milenios. Situada a orillas del Mar Caspio, Bakú ha sido un cruce de caminos entre Oriente y Occidente, lo que ha dejado una huella indeleble en su cultura y arquitectura.

Es famosa por su centro antiguo, medieval y amurallado, donde se encuentra el Palacio de los Shirvanshahs, un gran complejo real, además de la icónica torre de piedra Maiden. Entre los lugares emblemáticos contemporáneos está el centro Heydar Aliyev, diseñado por Zaha Hadi, y las Flame Towers, 3 rascacielos puntiagudos que están cubiertos con pantallas LED, de las que hablaremos más adelante.

Ruta de la Seda

Los primeros asentamientos en la región de Bakú datan de la Edad de Bronce, pero la ciudad como tal comenzó a desarrollarse en el siglo I d.C.

Durante la Edad Media, Bakú fue un próspero centro comercial y un importante paso de la ruta de la seda. En el siglo VII, fue conquistada por los árabes, quienes introdujeron el Islam en la región.
En el siglo XII, bajo la dinastía Shirvanshah, Bakú experimentó un auge cultural y económico. El Palacio de los Shirvanshah y la Torre de la Doncella, ambos monumentos icónicos, datan de este período y son testimonios de la grandeza de la ciudad en ese entonces.

El siglo XIX trajo cambios significativos con la incorporación de Azerbaiyán al Imperio Ruso en 1813.

El descubrimiento de vastos yacimientos de petróleo en Bakú a finales del siglo XIX transformó radicalmente la ciudad, convirtiéndola en uno de los centros petroleros más importantes del mundo.

Este boom petrolero atrajo a inversores y trabajadores de diversas partes del mundo, y Bakú se modernizó rápidamente.

Tras la Revolución Rusa de 1917, Azerbaiyán declaró su independencia en 1918, estableciendo la República Democrática de Azerbaiyán, aunque esta fue breve, pero simbólica, porque las mujeres tuvieron derecho a voto y se instauró una democracia ejemplar. En 1920, sin embargo, el país fue incorporado a la Unión Soviética. Bakú, sin embargo, continuó siendo un centro industrial clave, especialmente en la producción de petróleo.

Con la disolución de la URSS en 1991, Azerbaiyán recuperó su independencia. Desde entonces, su capital ha experimentado un renacimiento cultural y económico.

La ciudad ha visto una gran inversión en infraestructura, turismo y modernización urbana.

El Casco Antiguo de Bakú, con sus murallas medievales, ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y nuevos proyectos arquitectónicos, como las Flame Towers, reflejan la fusión de tradición y modernidad.

Hoy en día, es una vibrante metrópolis que combina su rica herencia histórica con un futuro prometedor, posicionándose como un importante centro cultural, económico y político en la región del Cáucaso.

Visita con guía en español

La asociación Nacional de turismo es la que nos recibe y coordina la visita que haremos a la ciudad.

No queda nada al azar y, luego de dejar en claro que se requieren mínimo 3 días para conocer esta ciudad y nosotros tenemos solo uno y medio, nos presentan a quien será nuestra guía, en español, cuyo nombre es difícil de pronunciar, pero se escribe Aynura (+994705095055).

La primera salida es a conocer Bakú de noche y detenernos a cenar en uno de los restaurantes más típicos, Sirvansah, ubicado en el corazón histórico de la ciudad. Es un destino culinario que captura la esencia de Azerbaiyán a través de su rica gastronomía y ambiente evocador que refleja la opulencia y la historia de la dinastía que gobernó la región durante la Edad Media.

La decoración es un homenaje al patrimonio azerí, con intrincados detalles arquitectónicos, alfombras tradicionales y elementos decorativos que evocan la grandeza de los palacios antiguos. El ambiente es cálido y acogedor, con un toque de elegancia que lo convierte en el lugar perfecto para una cena especial o una celebración íntima.

La propuesta gastronómica de Sirvansah es un verdadero deleite para los sentidos. El menú ofrece una amplia variedad de platos tradicionales, preparados con ingredientes frescos y de alta calidad. Entre las especialidades destacan el «Plov», un arroz sazonado con especias y carne, el «Dolma», hojas de parra rellenas de carne y arroz, y el «Lavangi», pollo relleno con una mezcla de nueces y especias.

Cada plato es una muestra de la riqueza y diversidad de la cocina local, que combina influencias de Oriente Medio, Asia Central y el Cáucaso.

El restaurante, que ofrece música en vivo y bailes típicos en su tres plantas, es ideal para una cena después de un día de turismo o para una velada tranquila disfrutando de las vistas y sonidos del casco histórico.

Al día siguiente, luego de hospedarnos en uno de los muchos hoteles que hay en la ciudad y que presentan diversas vistas de la urbe azerí, nos dispusimos para una larga jornada turística.

El tiempo no nos daba para visitar los alrededores de Bakú, como Yanar Dag (Montaña de Fuego), una colina donde el gas natural se quema continuamente en la superficie, creando un espectáculo natural impresionante. Este fenómeno ha estado ardiendo durante décadas y es una manifestación de la rica herencia geológica de Azerbaiyán. Tampoco pudimos ir a Gobustan, sitio arqueológico que se encuentra a unos 60 kilómetros de Bakú, famoso por sus antiguos grabados rupestres y sus misteriosos volcanes de lodo que “arden” a cero grado. Este sitio es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y ofrece una ventana a la prehistoria de la región.

Sí nos embarcamos a la aventura de caminar la ciudad, recorrer el Casco Antiguo, también conocido como Icherisheher, un laberinto de calles estrechas, murallas medievales y monumentos históricos. Ahí, siempre guiados por Aynura, pudimos conocer la historia y leyendas que rodean al Palacio de los Shirvanshah, majestuoso complejo de palacios que data del siglo XV, ejemplo perfecto de la arquitectura islámica; la Torre de la Doncella (Qız Qalası), erigida en el siglo XII y cuya función original sigue siendo objeto de debate. Ofrece, además, vistas panorámicas de la ciudad y el mar.
Hicimos también un recorrido por los baños medievales y caravasares que reflejan la vida comercial y social de la época.

Imposible ir a Bakú y no recorrer su Bulevar, un paseo marítimo a lo largo del Mar Caspio ideal para relajarse y disfrutar de la brisa marina. Ofrece una amplia variedad de actividades, como paseos en bote, cafeterías, y parques. Es un lugar perfecto para caminar y disfrutar de la puesta de sol.

En la noche, desde ahí, se pueden ver las Flame Towers (Torre de las Llamas), tres rascacielos que se han convertido en el símbolo moderno de Bakú.

Su diseño futurista y su nombre evocan las llamas que históricamente han sido un símbolo de Azerbaiyán debido a sus vastos yacimientos de gas natural que arden de forma natural.

Las torres son visibles desde casi cualquier punto de la ciudad y su impresionante arquitectura las convierte en un icono moderno de Bakú.

Terminadas en 2012, los edificios (que albergan un lujoso hotel, apartamentos residenciales y oficinas) están revestidos con más de 10 mil paneles de LED que crean deslumbrantes efectos de iluminación que simulan llamas en movimiento.

Por la noche, estas luces iluminan el horizonte de Bakú, ofreciendo un espectáculo visual que puede ser apreciado desde diversos puntos de la ciudad.

También las puedes ver de más cerca, llegar hasta sus puertas, tras recorrer el Parque de Upland, un sitio que ofrece las mejores vistas panorámicas de Bakú, especialmente al atardecer. Puedes llegar en funicular o caminar por sus senderos, que te llevarán a miradores impresionantes y monumentos conmemorativos.

La cultura se viste de blanco

Diseñado por la renombrada Zaha Hadid, el centro cultural Centro Heydar Aliyev es un ejemplo espectacular de la arquitectura contemporánea.

Su diseño curvilíneo y fluido alberga exposiciones, eventos y un museo que celebra la historia y cultura de Azerbaiyán.

Recorrer sus más de 10 pisos es una aventura increíble, no solo por su contenido, también por su estructura y escaleras blancas, con techos interminables.

El Centro Aliyev, que lleva el nombre del tercer presidente azerí, está ubicado en una zona céntrica y simboliza el dinamismo y el progreso de Bakú.

El lugar alberga una amplia gama de exposiciones temporales y permanentes que cubren temas de arte, historia, ciencia y cultura. Cuenta, además, con salas de conciertos, auditorios y galerías, donde se realizan eventos culturales y artísticos de renombre internacional, convirtiéndolo en un epicentro de la vida cultural de Bakú.

Es un lugar donde los visitantes pueden explorar la rica herencia cultural de Azerbaiyán y las tendencias contemporáneas en el arte y el diseño.

Otros puntos imperdibles

Museo Nacional de Historia de Azerbaiyán
Ubicado en un magnífico edificio histórico, este museo ofrece una vasta colección de artefactos que narran la rica historia de Azerbaiyán desde tiempos prehistóricos hasta la era moderna. Es una visita obligada para entender el contexto cultural e histórico del país.

Torre de TV de Bakú
Es la estructura más alta de Azerbaiyán y una de las torres de televisión más altas del mundo. Aunque el acceso al público es limitado, la vista desde la base es impresionante y el área circundante es ideal para pasear y disfrutar de la vista de la ciudad.

Mezquita Bibi-Heybat
Una de las mezquitas más importantes y hermosas de Bakú, construida en el siglo XIII y reconstruida en los años 90. Es un sitio de gran importancia religiosa y cultural, y ofrece una visión de la arquitectura islámica tradicional.

Templo del Fuego de Ateshgah
Ubicado en las afueras de Bakú, este templo es un sitio sagrado zoroastriano que data del siglo XVII. Es famoso por su fuego eterno, que arde de manera natural debido a las emisiones de gas de la región. Es un lugar fascinante que refleja la antigua religión y cultura de la zona.

Caravasar Multani y Caravasar Bujará
Estos son ejemplos de los antiguos caravasares, que eran posadas para los viajeros que transitaban por la Ruta de la Seda. Estos edificios han sido restaurados y ofrecen una visión fascinante de la vida comercial y cultural de la antigüedad.

Plaza de la Fuente
Ubicada en el centro de la ciudad, es uno de los lugares más animados y populares de Bakú, rodeada de tiendas, restaurantes y edificios históricos. Es el lugar perfecto para relajarse, observar a la gente y disfrutar de la vida nocturna de la ciudad.

Museo de Libros Pequeños
En el corazón del casco antiguo, entre sus calles empedradas y monumentos históricos, se encuentra una joya única en el mundo: el Museo de Libros Pequeños. Este peculiar lugar, fundado por Zarifa Salahova en 2002, es el único de su tipo en el planeta y expone más de 8,000 libros en miniatura procedentes de 70 países, entre ellos un texto japonés que mide apenas 0.75 mm y debe ser leído con una lupa.

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El Periodista