Exactriz porno ‘Stormy Daniels’ testifica durante juicio contra Trump por soborno
La Fiscalía acusa a Trump de 34 delitos por presunta falsificación documental, dentro de una trama con la que habría intentado ocultar el pago de 130.000 dólares a Stormy Daniels para comprar su silencio y que no hablase de la relación extramatrimonial que mantuvieron en el marco de la campaña electoral de 2016.
La exactriz porno Steffany Clifford, conocida como ‘Stormy Daniels’, ha afirmado este martes durante su testimonio como testigo en el juicio contra el expresidente de Estados Unidos Donald Trump por soborno que el magnate no la agredió verbal o físicamente cuando mantuvieron relaciones sexuales, si bien había un «desequilibrio de poder» evidente entre las partes.
«Se lo dije a muy pocas personas que habíamos tenido una relación sexual porque me daba vergüenza no haberlo parado (a tiempo)», ha explicado en el tribunal, agregando que, tras su encuentro, se fue «tan rápido como pudo».
La exactriz porno ha detallado que Trump no le dio dinero ni su teléfono «ni nada por el estilo», mientras que tampoco le pidió mantener el encuentro confidencial o expresó preocupación por su esposa, Melania Trump, según ha recogido la cadena CNN.
Clifford ha relatado que conoció al expresidente en 2006 durante un torneo de golf en el lago Tahoe. «Fue un encuentro muy breve», ha subrayado, agregando que su impresión es que era igual de mayor que su padre, que tenía por aquel entonces 60 años.
El guardaespaldas de Donald Trump, Keith Schiller, le preguntó a la actriz si quería cenar con el magnate, a lo que ella rechazó la invitación. Posteriormente, su publicista la animó a acudir al encuentro. «Realmente no tenía ninguna expectativa», ha señalado.
Durante la cena, Trump le preguntó sobre su vida personal, incluyendo su familia, y también sobre su trabajo, especialmente por su salud sexual. «Estaba muy interesado en muchos detalles de mi negocio, lo cual me pareció muy interesante», ha señalado, agregando que hablaron brevemente sobre su esposa, Melania Trump, con quien no dormía en la misma habitación.
EL CASO
La Fiscalía acusa a Trump de 34 delitos por presunta falsificación documental, dentro de una trama con la que habría intentado ocultar el pago de 130.000 dólares a Stormy Daniels para comprar su silencio y que no hablase de la relación extramatrimonial que mantuvieron en el marco de la campaña electoral de 2016.
Los cargos a los que se enfrenta Trump se remontan a una investigación iniciada por la oficina del fiscal del distrito de Manhattan a raíz de un supuesto plan del magnate para enterrar en los medios de comunicación varios escándalos sexuales.
En mayo de 2011, Clifford accedió a contar su historia a una revista a cambio de 15.000 dólares, si bien ella misma explicó en una entrevista concedida en 2018 al programa ’60 Minutes’ de la cadena de televisión CBS que un hombre la amenazó mientras iba junto a su hija a una clase de gimnasia y decidió no hacerlo.
La irrupción de Trump en política cinco años después llevó a desempolvar los escándalos que habían acompañado al magnate durante su larga carrera pública. La actriz porno acabó firmando un acuerdo de confidencialidad de 130.000 dólares a cambio de no revelar esta supuesta relación extramatrimonial con el magnate y afirmó que lo hizo porque temía por su seguridad.
El entonces abogado de Trump Michael Cohen, quien también fue vicepresidente de la Organización Trump, gestionó el pago facilitando dicha cantidad desde su propio bolsillo y el expresidente le devolvió la cantidad encubierta en varios gastos legales dentro de los registros de la empresa. Cohen fue condenado en diciembre de 2018 a tres años de cárcel.
Por otro lado, en el entramado también figuran otros dos pagos secretos más: unos 150.000 dólares para la modelo Karen McDougal, que supuestamente había mantenido una relación extramatrimonial, y 30.000 dólares para un exportero que afirmó conocer una historia de dudosa veracidad sobre un hijo que habría tenido fuera del matrimonio, que posteriormente se descubrió que era falsa.
Ambos habrían recibido los citados pagos para que el tabloide National Enquirer, publicado por American Media Inc. (AMI) y favorable al expresidente, pudiese comprar los derechos de estas dos historias y que no saliesen a la luz.