Juliette Binoche protagoniza nuevo capítulo del MeToo francés
La actriz hoy se reprochó “no haber sabido siempre proteger a sus camaradas”, lo que ilustró con un caso de violación del que fue testigo durante el rodaje de Les enfants du siècle (1999).
La laureada actriz Juliette Binoche, una de las más internacionales en la historia del cine francés, sumó hoy su voz desde experiencias vividas a las denuncias por los abusos sexuales en el séptimo arte.
En una entrevista concedida al diario Libération, la ganadora del premio Oscar en 1997 por su papel secundario en El paciente inglés, de un Bafta, un Goya y un César pasó revista a su carrera, y en particular a los malos momentos vividos, de agresiones sexuales, humillaciones y exceso de desnudos.
No dudó en mencionar nombres, como al director Pascal Kané (1946-2020), a quien acusó de lanzársele encima cuando era una joven debutante.
Me invitó a cenar al hotel Nikko con el argumento de hablar de un proyecto, y mientras me enseñaba la vista del Sena se arrojó hacia mí para besarme, por lo que tuve que rechazarlo con fuerza, contó la actriz de 60 años, reconocida por ser junto a su colega estadounidense Julianne Moore las únicas en ganar un premio de actuación en los festivales de Berlín, Cannes y Venecia.
Binoche aseveró sentirse aliviada por todas las mujeres y hombres que se han atrevido a exponer los abusos sufridos, denuncias en la palestra desde el surgimiento en 2017 en las redes sociales del movimiento #MeToo, a raíz de las acusaciones contra el productor de cine y ejecutivo estadounidense Harvey Weinstein.
No es fácil presentar tu vida privada, por lo que todos deberíamos agradecerles, subrayó.
En otro momento de su diálogo con Libération, la multifacética artista, también baila, escribe poemas y pinta, recordó la dura experiencia sufrida durante el rodaje de Rendez-vous (1985), cuando una mano “apareció de repente para tocarme el sexo”.
Nadie me avisó, y menos pidió mi consentimiento, quedé estupefacta, pero no fui capaz de decirlo, ni de entender qué sucedió, dijo.
El #MeToo francés ya tiene numerosos capítulos, el más conocido, las denuncias contra la leyenda del cine galo y mundial Gérard Depardieu, quien acumula varias acusaciones ante la justicia por violación, abuso y acoso sexuales, entre ellas de las actrices Charlotte Arnould y Hélène Darras.
Gran revuelo causaron los testimonios de otra actriz, Judith Godrèche, enrolada en una verdadera cruzada contra la impunidad, la negación y el privilegio en el cine francés ante los atropellos.
En la ceremonia de entrega de los premios César, el pasado 23 de febrero en el teatro Olympia de París, pronunció un emotivo y aplaudido discurso, mitad poesía y mitad alegato.
“Por qué permitir que este medio que nos une sea utilizado para el tráfico ilícito de chicas jóvenes”, preguntó la también directora y guionista de 51 años, quien acusó ese propio mes de violencia sexual y física al realizador 26 años mayor Benoît Jacquot, delitos cometidos cuando ella tenía 14 años, y por razones parecidas al director Jacques Doillon.
Binoche hoy se reprochó “no haber sabido siempre proteger a sus camaradas”, lo que ilustró con un caso de violación del que fue testigo durante el rodaje de Les enfants du siècle (1999).
El silencio ya no es una opción, la puerta lleva abierta más de un lustro, y surgen cada vez más nuevas voces dispuestas a hablar, no tanto para contar lo que pasó, como para que nunca vuelva a repetirse. (PL)