Irán y sus grupos aliados en Oriente Medio: una red cada vez más activa

Irán, considerado durante años un país ligeramente al margen de la región por su pasado persa y su aplastante mayoría chií, ha logrado incrementar su proyección militar en parte de la región frente a su histórico rival, Arabia Saudí, lo que se ha visto materializado a raíz de la invasión estadounidense de Irak y reforzado desde el 7 de octubre.

Las autoridades de Irán han ayudado a formar y han potenciado durante más de cuatro décadas una red de grupos armados en Oriente Medio que han tenido un creciente papel en el conflicto en la región, especialmente a raíz del estallido de las hostilidades en la Franja de Gaza tras los ataques perpetrados el 7 de octubre por el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás).

Irán, considerado durante años un país ligeramente al margen de la región por su pasado persa y su aplastante mayoría chií, ha logrado incrementar su proyección militar en parte de la región frente a su histórico rival, Arabia Saudí, lo que se ha visto materializado a raíz de la invasión estadounidense de Irak y reforzado desde el 7 de octubre.

El conocido como ‘eje de la resistencia’, integrado principalmente por Teherán, Damasco, el partido-chií libanés Hezbolá y varios grupos armados palestinos, ha expandido sus capacidades tras el derrocamiento de Sadam Hussein en 2003, que permitió a Irán aumentar su influencia en el país, de mayoría chií, logrando además una conexión terrestre con Líbano a través de Siria.

Teherán ha aprovechado su influencia en el seno de las comunidades chiíes de la región –mayoritariamente suní– para explotar su tradicional marginación y la falta de oportunidades para alimentar proyectos políticos y militares que han permitido aumentar su influencia e incluso suponer una amenaza en diversos frentes para su principal rival, Israel, y su mayor aliado, Estados Unidos.

Al frente de estos esfuerzos se encuentra la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria, encargada de las operaciones en el exterior y actualmente encabezada por Esmail Qaani, quien reemplazó a Qasem Soleimani tras su muerte en un bombardeo ejecutado por Estados Unidos en enero de 2020 contra el aeropuerto de la capital de Irak, Bagdad.

Sin embargo, a pesar de que Irán cuenta con diversos niveles de influencia sobre estos grupos, todos ellos cuentan con intereses propios, principalmente destinados a objetivos de carácter nacional, y actúan en ocasiones sin la aquiescencia de Teherán.

HEZBOLÁ Y HAMÁS

Entre estas formaciones destaca Hezbolá, considerado una de las mayores fuerzas paramilitares en Oriente Medio y con una considerable influencia a través de su brazo político en los asuntos de Líbano. El grupo lleva más de seis meses protagonizando enfrentamientos con Israel en la frontera común, al hilo de las hostilidades desatadas tras los ataques de Hamás.

El grupo (Partido de Dios), fue fundado en 1982 en el marco de la guerra entre Líbano e Israel por parte de un grupo de clérigos chiíes que defendían la línea ideológica del líder de la Revolución Islámica de Irán, el ayatolá Ruholá Jomeini, lo que permitió desde el origen a Irán dar forma a este grupo, actualmente su aliado militar de más peso en la región.

Hezbolá –que recibe apoyo financiero, armas y capacidades tecnológicas de Irán– ha estado especialmente activo en la región desde hace años para luchar contra la ocupación israelí de territorio en Líbano, con una implicación directa en apoyo al presidente sirio, Bashar al Assad, en la guerra civil desatada en 2011.

Por su parte, Hamás es uno de los grupos con mayor capacidad para llevar a cabo ataques contra Israel, como quedó de manifiesto en los asaltos perpetrados el 7 de octubre, que se saldaron con unos 1.200 muertos y cerca de 240 secuestrados.

La milicia islamista, creado en 1987 por Ahmed Yasín y Abdulaziz al Rantisi –ambos muertos en bombardeos de Israel en 2004– a partir de una organización caritativa establecida por Hermanos Musulmanes tras el estallido de la Primera Intifada con el objetivo de combatir a Israel, cuya existencia no reconoce.

Hamás creció con los años hasta convertirse en la principal fuerza política y militar en los Territorios Palestinos Ocupados aprovechando la desafección entre la población por la falta de avances en el proceso de paz con Israel y la continuación de la expansión territorial israelí en Cisjordania y Jerusalén Este a través del levantamiento de asentamientos.

Finalmente, el grupo logró la victoria en las elecciones de 2006, lo que derivó en unos enfrentamientos intrapalestinos que se saldaron con el grupo al frente de la Franja, desde donde lanzaron su asalto sin precedentes contra Israel en la descrita como ‘Inundación de Al Aqsa’, que llegó tras años de tensiones y ante un drástico repunte de la violencia y los palestinos muertos a manos de las fuerzas israelíes durante los primeros meses de 2023.

También en Gaza, Irán da apoyo a Yihad Islámica, el segundo grupo armado palestino más relevante e igualmente implicado, aunque en menor medida, en los ataques del 7 de octubre. A pesar de ello, estas formaciones cuentan con armas menos sofisticadas que Hezbolá y dependen fundamentalmente de la guerra de guerrillas para combatir la ofensiva israelí.

LA AMENAZA A LA NAVEGACIÓN DE LOS HUTÍES

Por otra parte, Irán apoya a los rebeldes hutíes, que instauraron en 2014 unas autoridades no reconocidas por la comunidad internacional tras hacerse con el control de la capital de Yemen, Saná, y partes del norte y el oeste del país en el marco de una guerra civil contra las autoridades centrales, respaldadas por una coalición encabezada por Arabia Saudí.

Los rebeldes, que han logrado resistir a las acometidas de la coalición internacional, habían reforzado sus contactos con la mediación internacional de cara a un acuerdo de paz después de que Irán y Arabia Saudí normalizaran sus relaciones en marzo de 2023, si bien en los últimos meses han llevado a cabo ataques contra buques en aguas del mar Rojo y el golfo de Omán.

Los hutíes, que contarían con armamento y entrenamiento facilitado por Irán, se han convertido en la principal amenaza a la navegación en esta zona, de una importancia estratégica para el comercio internacional. El grupo ha afirmado que su único objetivo son los buques con algún tipo de vinculación con Israel y las embarcaciones de Estados Unidos y Reino Unido desde que iniciaran sus bombardeos contra Yemen en respuesta a su ataques, al tiempo que han asegurado que concluirán sus actividades si hay un alto el fuego en Gaza.

MILICIAS EN SIRIA E IRAK

Asimismo, las autoridades iraníes apoyan a milicias chiíes en Irak, donde jugaron un importante papel en la lucha contra la invasión estadounidense y también participaron en la ofensiva de las autoridades contra el grupo yihadista Estado Islámico, lo que les permitió obtener unas capacidades de combate significativas.

Estos grupos, entre los que destacan Kataib Hezbolá, Al Nujaba y Asaib Ahl al Haq, han estado detrás de decenas de ataques contra territorio israelí y contra instalaciones militares estadounidenses en el país y en Siria tras el estallido del conflicto en Gaza, incluido uno a finales de enero que dejó tres muertos en una base en la frontera entre Siria y Jordania.

Estas formaciones iraquíes son ahora parte del aparato de seguridad de Irak, lo que ha provocado crecientes tensiones entre Bagdad y Washington por los bombardeos estadounidenses contra ellas, que han llevado incluso a las autoridades iraquíes a reclamar la salida de su país de la coalición internacional contra Estado Islámico, de la que es parte España.

Por último, Irán apoya a grupos armados en Siria, así como a las Fuerzas Armadas sirias. Los principales son la Brigada Fatemiyún y la Brigada Zainebiyún, vinculadas a la Guardia Revolucionaria iraní y activas en el país árabe gracias a los fondos y el apoyo material de Teherán.

Siria es uno de los principales aliados de Irán en la región desde la Revolución Islámica de 1979 y ha sido una de las principales preocupaciones de Israel debido a que comparten frontera en los Altos del Golán –parcialmente ocupados por Israel– y al aumento de las actividades de Teherán y Hezbolá en este territorio, que supone un tercer frente para el Ejército israelí.

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El Periodista