Minería: el aporte creciente de las mujeres

Este viernes conmemoramos nuevamente el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Un día que nos permite reflexionar, debatir y plantearnos desafíos para avanzar en más igualdad de oportunidades para las mujeres.

En ese sentido, la participación laboral femenina es, sin duda, uno de los temas que nos tiene más al debe, no solo en Chile sino que en la región. Hace poco se realizó el seminario “Mujer y Crecimiento Económico: Potenciando la Inclusión Laboral de la Mujer”, organizado por Icare. Ahí expusieron hombres y mujeres destacados en ámbitos políticos, sociales y económicos. Al respecto, quiero detenerme en los datos entregados por Rodrigo Valdés, Director del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Entre todos las cifras que expuso, quiero detenerme en dos:

En primer lugar, en Chile la mayoría de las personas que acceden a la educación superior son mujeres. Por ello, es importante potenciar el interés en carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas). Yo misma vengo de una formación como ingeniero comercial, pero sé que esa no es la norma para la mayoría.  Pese a ello, miramos con mucha alegría la noticia de que las tres primeras seleccionadas de ingeniería en la Pontificia Universidad Católica fueron mujeres, un hecho realmente inédito.

La segunda conclusión que llamó la atención fue que, si la participación laboral de las mujeres aumenta sólo un 10 puntos, el PIB podría aumentar 4%. Esa es la relevancia que nuestro trabajo tiene.

Lo anterior si promediamos la participación en el total de la fuerza laboral, independiente el área en que se desempeñe. Por eso, ahora me ceñiré a mi flaco: la minería, donde represento a los proveedores industriales.

Recientemente se dieron a conocer las cifras del informe de participación laboral de CCM-Eleva. Los indicadores de marzo de 2024 revelan que, la participación total de mujeres de la gran minería chilena, entre el año 2022 y 2023, aumentó de un 15,2% a un 18%.

Pensamos entonces en asociaciones como Aprimin, que contamos con un 18% de participación femenina y cuatro mujeres somos parte del directorio, sin utilizar cuotas de género. También en empresas de la gran minería como BHP, que recientemente alcanzó un 40% de participación femenina entre todos sus estamentos.

Sin embargo, al hacer zoom en esas cifras, observamos que las empresas mineras tienen un 20,9%, mientras que las empresas proveedoras de la cadena de valor principal alcanzan un 8,5%.

Ahí es cuando nos preguntamos qué podemos hacer para romper las brechas y los estereotipos. Uno de los grandes desafíos que tenía la mujer en minería es deshacernos de la idea de que todo el trabajo involucra fuerza bruta o estar lejos de casa para poder realizar nuestro rol materno. Por supuesto, existen las mujeres con grandes habilidades físicas, o quienes no quieren ser madres o logran compatibilizar la vida familiar con la laboral.

Pero más allá de eso, con proyectos como Compromiso Minero hemos demostrado que no se tiene que ser minero de faena para dedicarnos a la minería. Una mujer de la minería puede ser ingeniera de cualquier área, periodista, psicóloga, geóloga… profesiones y oficios que pueden ejercer tanto en las empresas mineras, como en las proveedoras.

Por eso invitamos a las mujeres a liberarse de sus propias ataduras. Si no somos nosotras mismas las que nos motivemos, ¿quién más lo hará? Por eso, de aquí en adelante exclamamos: ¡No sin las proveedoras!