Vaticano restaurará Baldaquino de Bernini en San Pedro
Las labores de restauración que se extenderán durante al menos diez meses servirán para retirar además del polvo acumulado, la pátina de suciedad que ha depositado en el monumento el paso del tiempo y el trasiego de los peregrinos y, además, embellecer la obra encargada en 1623 por el recién elegido papa Urbano VIII al joven Bernini.
El Vaticano restaurará a partir de la segunda semana de febrero el Baldaquino, obra monumental del artista barroco italiano Gian Lorenzo Bernini, donde la tradición sitúa la tumba de San Pedro en el altar mayor de la basílica de San Pedro, en vista del Jubileo de la Esperanza del Año 2025 en el que se espera que participen unos 30 millones de peregrinos. El coste de la restauración se estima en 700.000 euros que costearán la orden estadounidenses de los Caballeros de Colón.
«Se trata de una restauración de especial trascendencia por haberse acometido de cara al próximo Jubileo de 2025. Las obras, que el Santo Padre Francisco tuvo a bien a autorizar, concluirán de hecho en diciembre de este año, poco antes de la apertura de la Puerta Santa», ha adelantado en una conferencia de prensa el arcipreste de la Basílica de San Pedro en el Vaticano, el cardenal Mauro Gambetti.
Será la segunda restauración de la historia de este monumento que se alza sobre cuatro esbeltas columnas retorcidas, mide casi 30 metros de altura y pesa más de 60 toneladas. Hace 266 años, en 1758, se realizó la primera labor de limpieza a fondo de este monumento que duró tres meses.
Las labores de restauración que se extenderán durante al menos diez meses servirán para retirar además del polvo acumulado, la pátina de suciedad que ha depositado en el monumento el paso del tiempo y el trasiego de los peregrinos y, además, embellecer la obra encargada en 1623 por el recién elegido papa Urbano VIII al joven Bernini, que tan solo contaba con 25 años pero ya había trabajado para el papado diseñando la famosa Plaza de San Pedro.
La construcción del cimborrio de San Pedro del Vaticano duró hasta 1634 y durante este tiempo numerosos artistas como Borromini, Andrea Bolgi o Stefano Maderno participaron en los trabajos que Bernini dirigió. El artista planteó una gran obra de más de veintiocho metros de altura sustentada por cuatro columnas salomónicas profusamente decoradas con elementos animales, vegetales y geométricos.
El jefe del Área Técnica de la Fábrica de San Pedro del Vaticano, Alberto Capitanucci, ha asegurado que el examen del estado de conservación del Baldaquino parece excluir «una degradación importante del metal» si bien ha acusado la «presencia de pátinas oscuras y pesadas debidas a sustancias grasas y las partículas atmosféricas».
La obra de Bernini supone un desafío no sólo por sus dimensiones y características arquitectónicas, sino sobre todo por su peculiar naturaleza material. Mármol, bronce, madera de varias especies, oro y hierro se alternan en esta construcción.
El mármol de la obra también presenta, según ha señalado, incrustaciones «en proceso de desprendimiento y pátinas grises debidas a la oxidación de los agentes protectores aplicados» para su manutención a lo largo de los años. Además, la techumbre de madera muestra cierto desprendimiento del sistema de tablones que cubren la estructura y, en los lugares donde los elementos ya han sido arrancados, «acumulaciones de partículas y residuos».
También ha explicado que «las superficies policromadas y doradas están plagadas de capas desprendidas». «La restauración es, más que una buena práctica, una necesidad real para la conservación de la obra», ha sentenciado.
Las labores de restauración consistirán, tal y como ha detallado, en la eliminación de «las capas de impurezas», así como «la suciedad» de los materiales metálicos a partir del uso de disolventes que no alteren la pátina original ni al dorado del bronce, así como al proceso de equilibrado cromático para recuperar los colores originales.
Asimismo, se retirarán de las superficies pétreas «los depósitos de polvo inconsistentes utilizando aspiradoras y cepillos suaves» y se procederá a proteger la superficie con cera microcristalina tirada con tela, ha manifestado.
Así, ha detallado que en lo que respecta a la estructura de madera, se eliminarán las «partículas sedimentadas en las superficies y en los huecos» y serán reconstruidas las partes fragmentadas. «Los fondos cromáticos se limpiarán mediante absorción y frotado en seco, repintado por capas sobre policromías y se eliminarán los dorados que se consideren inadecuados», ha explicado este experto. (Europa Press)