Vapeadores: la alternativa peligrosa del cigarrillo

Aunque se perciben como alternativas más seguras o inocuas que el tabaco, han surgido importantes indicios de que los vapeadores o cigarrillos electrónicos también pueden presentar riesgos graves para la salud. Entre sus efectos nocivos se encuentran desde graves problemas respiratorios hasta daños cerebrales y bucales.

Con su apariencia moderna y su promesa de menor impacto en la salud, los vapeadores o cigarrillos eléctricos han capturado la atención de muchos fumadores, especialmente jóvenes. Sin embargo, la evidencia científica está levantando una bandera roja bastante importante.

Según explica la Dra. Guacolda Benavides, médico broncopulmonar del Instituto Nacional del Tórax y jefa del programa de Cesación de Hábito Tabáquico, hace un tiempo ya en Estados Unidos se reportaron casos de daños pulmonares agudos, como neumonías graves e incluso fallecidos producto del uso de estos vaper. Además, la especialista indica que el riesgo abarca las siguientes partes del sistema respiratorio:

  • Nasal: puede provocar cambios en la inmunidad innata del tejido respiratorio e inflamación persistente, lo que produce mayor susceptibilidad de infecciones virales o bacterianas.
  • Bronquial: estudios epidemiológicos han encontrado que hay directa relación entre el vapeo y mayor susceptibilidad a producir asma en adolescentes y adultos jóvenes.
  • Pulmonar: existiría más probabilidad de contraer infecciones pulmonares, no solo durante en la pasada pandemia (los usuarios de cigarrillos electrónicos tenían cinco veces más probabilidades de contraer COVID-19 y de manera más grave), sino también ahora, ya que pueden favorecer otras infecciones pulmonares al afectar la calidad del aire interior de las casas y hogares.

La doctora señala también que los jóvenes incorporan aceites aromatizantes y saborizantes en estos dispositivos. Estos químicos, al calentarse, cambian de composición y pueden tener desde efectos irritantes e inflamatorios de la vía aérea hasta carcinógenos.

A este se suma el daño que producen estos dispositivos con aceite de nicotina o cannabis (marihuana), drogas psicoactivas muy adictivas que pueden provocar no solamente cambios estructurales a nivel cerebral en los menores de 18 años, sino también abren la posibilidad de que un joven o un niño que inicie el uso de estos dispositivos y que nunca haya fumado, tenga más probabilidades de fumar cigarrillos convencionales con posterioridad.

Evali en Instituto Nacional del Tórax

Por otra parte, el Dr. Jorge Escobar Pinto, médico de continuidad de la UCI del Instituto Nacional del Tórax, se refirió al caso de un paciente joven que fue ingresado hace unos meses con riesgo vital, muy grave, con soporte de ECMO (ventilación extracorpórea) y ventilación mecánica, diagnosticado con neumonía o falla respiratoria.

“Dentro del estudio y la evaluación que se hizo aquí de este paciente, se llegó a la conclusión que presentaba un síndrome llamado Evali, que es un daño pulmonar muy grave asociado al cigarrillo electrónico, en especial al vapeo de THC (componente de la marihuana).”

Este sería uno de los primeros casos reportados en nuestro país, pero que ya es conocido en otras partes del mundo, desde la introducción de estos dispositivos en el año 2000 y que seguramente ha sido subdiagnosticado por la falta de conocimiento sobre este síndrome.

Todavía hay muchas interrogantes sobre el tema, pero la comunidad médica y científica continúa evaluando los efectos a largo plazo del vapeo. “Cada vez surgen más estudios sobre el daño de estos dispositivos”, puntualiza el doctor Pinto. “Hasta que se disponga de más evidencia, es crucial que aquellos que consideren el uso de vapers estén informados sobre los riesgos que esto conlleva a largo plazo”, agrega la doctora Benavides

¿Qué dice la ley?

En octubre de 2023 se aprobó en el Senado la regulación de los dispositivos electrónicos con nicotina. En espera a ser promulgada, la normativa establece para estos vapeadores las mismas exigencias respecto del tabaco, como su comercialización y distribución.

Sin embargo, no se incluyeron los que no contienen nicotina, abriendo una brecha en la regulación, venta y facilidad con la cual los jóvenes pueden acceder a estos.

 

 

 

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El Periodista