América Latina tendrá una tasa de desempleo del 6,1% en 2024, según la OIT
Si bien se trata de un porcentaje menor al que se daba antes de la pandemia (del 8% en 2019), el organismo ha señalado como probable que la desaceleración de la economía de la región impedirá mayores avances en materia laboral en los próximos años.
La tasa de desempleo de América Latina y el Caribe se ubicará en el 6,1% en 2024 y en el 6% en 2025, ligeramente por debajo del 6,2% en el que cierra el año 2023, según el informe ‘Perspectivas sociales y del empleo en el mundo: Tendencias 2024’, elaborado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Si bien se trata de un porcentaje menor al que se daba antes de la pandemia (del 8% en 2019), el organismo ha señalado como probable que la desaceleración de la economía de la región impedirá mayores avances en materia laboral en los próximos años.
«El fuerte crecimiento del empleo ha contribuido a las reducciones
en el desempleo, pero las perspectivas son débiles», recoge el documento de la OIT, en el que se apostilla que la tasa de participación en la fuerza laboral en América Latina y el Caribe no ha recuperado del todo los niveles prepandémicos, aunque se ha dado una reducción en la brecha de género.
Entre las principales preocupaciones se encuentra el desempleo juvenil en América Latina, que alcanza una tasa del 13,6% al cierre de 2023 (en línea con el promedio mundial del 13,3%) y se espera que aumente marginalmente en 2025.
Asimismo, el escaso crecimiento de la productividad ha sido un problema complejo y de larga data en América Latina y el Caribe y vuelve a ser «motivo de especial preocupación» para la OIT. Entre otros, el organismo ha alertado sobre los regímenes regulatorios, la inversión en infraestructura y los sistemas tributarios como los factores que subyacen a la baja productividad.
Por su parte, la persistencia del sector informal, especialmente en los servicios y en las zonas rurales, también reduce el crecimiento general de la productividad. El predominio de las micro y pequeñas empresas, que normalmente tienen un menor crecimiento de la productividad, está detrás de esta baja cifra.
«Empieza a parecer que estos desequilibrios no son simplemente parte de la recuperación pandémica, sino estructurales. El descenso del nivel de vida y la escasa productividad, combinados con una inflación persistente, crean las condiciones para una mayor desigualdad y socavan los esfuerzos por alcanzar la justicia social», ha declarado el director general de la OIT, Gilbert F. Houngbo.