Juan Ignacio Guzmán, economistas de minerales: “Los permisos no pueden estar escritos en piedra”

En el marco del seminario «Adaptación al Cambio Climático, Riesgos y Oportunidades para los Productores de Cobre», realizado por GEM Mining Consulting y Centro de Estudios del Cobre y la Minería (Cesco), Juan Ignacio Guzmán, gerente general de GEM, repasó los principales desafíos que enfrentan los proyectos mineros, entre ellos, las pérdidas económicas e incertidumbre ante la llamada “permisología”.

El experto afirmó que “Chile para mantenerse competitivo tiene que innovar, ir soltando restricciones y acelerando ineficiencias”. Esto, de cara a la reforma al SEIA anunciada por el presidente Gabriel Boric en la Cuenta Pública 2023, y reafirmada por el ministro de Hacienda, Mario Marcel, quien afirmó que el proyecto sería presentado al congreso en enero de 2024.

¿Cómo afecta la “permisología” a los proyectos mineros?

Para partir, es necesario entender que el país necesita mayor agilidad y flexibilidad en los permisos. Si hablamos de agilidad, actualmente para hacer una operación minera necesitas entre 200 y 400 permisos, que tardan alrededor de cinco años en obtenerse. Ya con un desgaste organizacional y con una incertidumbre respecto al resultado, sumado a los tiempos, las empresas no se pueden planificar de forma correcta. A ello se suman las pérdidas económicas que puede experimentar no sólo un proyecto, sino que toda la industria minera por cada año de demora en la puesta en marcha. Las pérdidas ascienden a los US $100 millones por proyecto. En cinco años de espera, la cifra podría ser de 500 a 1.000 millones de dólares, que los proyectos mineros en Chile no se pueden dar el lujo de perder.

Y en el tiempo total desde que un proyecto minero empieza hasta su ejecución, ¿qué porcentaje de tiempo representa la obtención de permisos?

Para un proyecto minero de rajo, desde que se descubre el depósito hasta el comienzo de la operación pueden transcurrir entre 15 y 20 años. Si consideramos que de esos, cinco son sólo en permisos, al menos el 25% del tiempo se dedica a este trámite, y sabemos de casos en que esto puede aumentar.

¿A qué se refiere cuando habla de flexibilidad en los permisos?

Es que no pueden estar escritos en piedra porque eventualmente van a ir ocurriendo fenómenos que te van a obligar a ir adaptándose a las nuevas condiciones, producto del cambio climático, la biodiversidad y un sinfín de situaciones que no pueden preverse, o incluso ante cierres temporales de operaciones de faenas mineras que ya han cumplido su tiempo de vida útil declarado en su primera Resolución de Calificación Ambiental (RCA). Al asegurar la flexibilidad de los permisos se permitiría una adaptación sin grandes pérdidas económicas para la industria, al mismo tiempo que no se impacte de forma significativa al medio ambiente. De esta forma se evita reingresar al sistema y esperar otros tantos años para poder seguir operando.

En concreto, ¿cómo afecta este tema a la competitividad de Chile en la industria minera? Considerando, por ejemplo, la fuerte aparición de países como República Democrática del Congo.

El caso del Congo es interesante: la calidad de sus minerales es superior a Chile, sin embargo tiene menos estabilidad política y económica, lo que hace que cualquier negocio o proyecto de inversión sea más riesgoso. Además tienen una historia minera más rudimentaria que la de Chile. De manera que las nuevas operaciones que entraron en los últimos años son realmente gran minería a nivel mundial. En términos modernos, el Congo siempre ha producido cobre, pero en los últimos diez años se ha metido  a las grandes ligas, aunque todavía tiene mucho que aprender. Ahora, las leyes de mineral tarde o temprano terminan cayendo. Entonces para mantenerte competitivo tú tienes que innovar, tienes que ir soltando restricciones y acelerando ineficiencias.