The Beatles, Now and then y una historia sin fin

Por Miguel Reyes Almarza, periodista e investigador en pensamiento crítico.

Comentario a modo de tributo y una pequeña -y prescindible- crítica musical al final.

Escribir acerca de los Beatles es mucho más complicado de lo que parece, todos creen tener/saber algo de los “Fab 4” que el mundo entero desconoce, desde sus excentricidades y conflictos personales hasta aquellas pistas desconocidas de música y talento, que todavía no ven la luz. Es en este contexto, donde la banda -todos juntos y cada uno por separado- se transforma en patrimonio planetario, remeciendo al mundo cada vez que un pedazo de historia “Beatle” ve la luz. Es allí donde hablar de ellos no puede salir de otra parte que no sea el corazón, “al final, el amor que uno recibe, es igual al que uno da”.

Now and Then

De seguro la fanaticada Beatle estaba enterada de que uno de los posibles “nuevos singles” para el proyecto The Beatles Anthology (1995-1996) había quedado en el olvido, la idea de una nueva canción Beatle para cada uno de los tres discos dobles recopilatorios que consideraba la obra, que además contaba con una serie de 8 episodios y un libro dedicado, había quedado truncada, en específico, para la última entrega, por problemas técnicos.

Según Paul, George consideró que a esa canción había que trabajarla demasiado y, aun así, cuestión que afirma Jeff Lynne –líder de la ELO- quien oficiaba como productor, había un ruido de fondo imposible de limpiar. Grabar todo de nuevo, solo dejando la voz de John no resolvía el problema técnico.

Now and then, la canción estrenada mundialmente este 2 de noviembre (y que trae al reverso una nueva mezcla estéreo de Love me do, anticipando el alfa y el omega de una carrera) reaparece producto de la porfía de McCartney -este mérito es suyo y de nadie más- quién nunca quedó satisfecho con haber relegado tan hermosa balada al cajón de los descartes Beatles.

Then

Según la mitología -los Beatles son verdaderas leyendas- la cinta original, que estaba grabada en un casete de muy baja calidad, traía de puño y letra del mismo Lennon la indicación “for Paul”, cuestión que alimenta las fantasías de los melómanos considerando la pieza como una declaración de afecto fraternal entre amigos incondicionales. El caso es que nuevamente Harrison advierte que fue una llamada incidental de Yoko, quién le dijo que quedaba un casete más de John que podía ser útil para la gran colección en curso, era 1995 y la cinta databa de 1978, cuando John, alejado de los escenarios y más cercano a los suyos, grababa copiosamente todas sus inspiraciones en cintas magnetofónicas y piano, apenas a metros del Central Park y sobre el corazón de New York.

La canción recién estrenada, gracias al trabajo de limpieza y separación de pistas que propició la IA -bajo la atenta mirada de Peter Jackson, sí, el famoso director del Señor de los Anillos, quien en 2022 trabajó con el mismo software para el documental Get Back- y que bien sea dicho no inventó ni emuló nada distinto a lo que cada Beatle aportó materialmente en su tiempo; tiene, en su versión de trabajo, una letra explícita de amor, muy al estilo de John para Yoko, no obstante, el mito, más la capacidad de Paul de leer entre líneas lo que su compañero de camino insinuaba en sus canciones, incluso más allá de la vida, pudo configurar, tras breves modificaciones a la poesía original, un texto de cariño y añoranza entre amigos, como personas y compañeros de banda, quienes, de vez en cuando “se extrañan”.

Now

No fue sino hasta el 25 de octubre de este año donde una señal remeció al mundo entero, la imagen de un casete, a modo de spam, en cada uno de los sitios y redes del cuarteto, sin sonido ni descripciones visibles, solo la cubierta plástica y algunas letras propias del formato. La suerte estaba echada. Algunos ya anticipaban lo que en el círculo Beatle era un secreto a voces, a otros, tal como el “Sgt. Pepper’s” los pilló por sorpresa.

Luego, el golpe. El primero de noviembre se adelantó la portada del disco -un áspero fondo azul en degradado donde se observa la frase “Now and then” escrita, palabra por palabra, sobre líneas inclinadas, lo que sugiere, al menos dos cosas: los tres espacios temporales en que se trabajó el disco (70´s, 90’s y 00’s) y la fotografía del primer LP de la banda, “Please, please me”, donde aparecen unos muy jóvenes Beatles apoyados en la baranda de las oficinas de EMI en Manchester Square, en el mismo ángulo indicado- y también, un mini documental con el proceso de creación de la canción, con imágenes nunca antes vistas y sobre todo, con algunos segundos de la voz de John completamente limpia y sin la mala calidad de la cinta original, hasta allí, la emoción era enorme, escuchar a Lennon luego de 43 años de su asesinato, con una frescura y cercanía sin igual, fue la gran carnada para la nostalgia. Más tarde, los medios oficiales adelantan 2 fechas claves: 2 de noviembre, lanzamiento mundial de la canción en formato audio y un día después, el debut del clip que acompaña la canción, creado y dirigido por Peter Jackson, sin duda el broche de oro a tan bullado lanzamiento.

El momento había llegado. Luego de 27 años del último material Beatle editado (la canción Real Love que sucedió a Free as a bird en la triada compilatoria de los 90’s) el mundo estaba expectante del nuevo “éxito” de los muchachos de Liverpool.

Tanto fue lo que se hizo esperar la canción que los mismos Beatles sobrevivientes, Paul y Ringo, volvieron sobre ella para mejorar sus esfuerzos de fines de los 90’s y de paso, el mismísimo McCartney, quien alguna vez criticó el estilo de su “hermano menor” George, terminó rindiéndole un tributo incluyendo un solo de Slide.

2 de noviembre, 11 a.m. la historia de la música se pudo palpar en cada rincón del planeta, John, Paul, George y Ringo se metían en nuestras mentes y corazones con esa magia imposible de igualar.

Cada uno de los Beatles aportando a la idea liderada por Lennon desde el cielo de diamantes, 4 minutos y 8 segundos de un golpe de nostalgia, de alegría y por qué no decirlo, de rabia. Los Beatles, ¡los malditos Beatles! Lo hicieron otra vez, como siempre y se hicieron esperar un montón para susurrarnos un supuesto final.

I miss you

Pero, ¿es posible que sea la última canción Beatle? No estaría tan seguro. Esa explosión de talento que configuró la beatlemanía derrochó tanta música que es muy seguro que “de vez en cuando” sigamos encontrando algunas de estas “joyas”. ¿Con los cuatro Beatles? Claro, quizás no con este desplazamiento temporal, pero sí en otras coincidencias de la vida.

¿Qué hacemos ahora? Seguir disfrutando del legado sin precedentes de la banda inglesa que vino para cambiar la música popular, esa que se entiende antes y después de los Beatles, esa que no solo nos legó un catálogo musical de otro mundo, sino que aportó a la renovación de la industria del sonido, a las técnicas y estilos posibles de abarcar en una obra “pop”, que propició la emancipación de una juventud sin futuro y que combatió la desdicha con amor (tan revolucionario, incluso para nuestros días). Los Beatles hacen falta y mucho. Estos pequeños momentos de nuestra existencia, en que estamos conscientes de que nuestras vidas coinciden con una nueva obra Beatle, siempre serán lo más cercano a la felicidad.

Y no, nunca será la “ultima canción Beatle”, porque en ese instante, si sobrevive la humanidad para tal desconsuelo, el mundo, tal como lo conocemos hoy, llegará a su fin.

P.S. la crítica (evítese para no romper la emotividad)

La obra de base, la canción original grabada por John a finales de los 70’s solo con su voz y un piano, presentaba tres partes fácilmente distinguibles: los versos “I know it´s true”, un pre estribillo “I don’t wanna lose you, oh no” y un estribillo bien marcado con la frase “Now and then”, sin embargo y esto queda para el análisis minucioso y ocioso de muchos de nosotros, los Beatles restantes -si es que la decisión la tomaron cuando Harrison vivía- prescindieron de ese pre estribillo que para muchos era el momento cúlmine de la canción. Algo quedó en la base musical del solo, al menos los primeros compases, no obstante, desaparece como elemento central de la obra final. La explicación más probable es que la letra era muy dirigida a Yoko y transmitía un amor pasional -con sus altos y bajos- por sobre uno del tipo fraternal y eso no colindaba con el ánimo del momento. El caso es que Paul pudo sacar algún verso de su sombrero y sustituir el original, ya lo ha hecho antes.

Desde el punto de vista sonoro, se insiste en una especie de sutil muro de sonido, una especie de ruido base, que en parte es el sello de la producción de Jeff Lynne (sonido tipo Electric Light Orchestra) y que ha abrazado últimamente también McCartney en sus producciones estandarizadas. Es precisamente esa cortina sonora que, a esta pieza en particular, le resta emotividad, cuando todos los instrumentos están al máximo, la voz de John, esa que en palabras de George Martin “produce escalofríos” queda muchas veces atrapada detrás de coros y arreglos; entiendo la idea de buscar una especie de saturación apoteósica para “la última canción de los Beatles”, pero al parecer se excede en la expresión, a saber y en circunstancias quizás similares, la canción “The end” de Abbey Road (1969) cuando se finalizaba oficialmente la historia oficial Beatle, en su gesto final, reluce limpia e impactante con tan solo voces, piano y guitarras. ¿Qué hubiera pensado John? ¿George seguiría rechazando el resultado final? Esto será parte de las leyendas y teorías conspirativas que desde hoy se comienzan a tejer.

Lo que sí tenemos claro -para suerte de toda la humanidad- es que The Beatles son eternos y que “de vez en cuando” es bueno volver a ellos.

Disponible en formato físico en la página oficial de la banda y en streaming y YouTube.

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El Periodista