Los gobiernos de Hungría y de Rusia han pactado ya un calendario para la renovación de la central nuclear de Paks, situada a unos cien kilómetros de Budapest y símbolo de los recelos que genera dentro de la Unión Europea las buenas relaciones políticas y económicas que aún mantiene con Moscú el Gobierno de Viktor Orbán.
El ministro de Exteriores de Hungría, Péter Szijjártó, y el máximo responsable de la energética rusa Rosatom, Alexei Lijachev, han suscrito el acuerdo en las instalaciones de la propia central. «Ahora podemos asegurar con certeza que las dos nuevas unidades estarán conectadas a principios de 2030», ha celebrado el jefe de la diplomacia húngara.
Estos nuevos reactores sustituirán a otros dos –de un total de cuatro– que se han quedado obsoletos, tal como ya pactaron Orbán y el presidente ruso, Vladimir Putin, en un primer compromiso hace ya nueve años. El Gobierno de Hungría ha seguido adelante con este plan pese al creciente aislamiento de Rusia por la invasión lanzada sobre Ucrania.
El plan, que no recibió el visto bueno de la agencia nuclear húngara hasta el año pasado, contempla que Rosatom se encargue del suministro de los nuevos reactores y también un préstamo ruso de 10.000 millones de euros que cubre más del 80 por ciento de los costos. Ahora, «la expansión de Paks ya no es sólo papel, sino una obra real», ha enfatizado Szijjártó. (Europa Press)