Cotorras argentinas han desarrollado dialectos en Europa

Como todos los loros, estas aves tienen un repertorio vocal excepcionalmente flexible y pueden imitar y aprender nuevos sonidos a lo largo de su vida.

En el medio siglo desde que la cotorra argentina llegó a Europa y se extendió por todo el continente, la especie ha desarrollado distintos dialectos que varían según los países y ciudades.

Científicos de los Institutos Max Planck de Comportamiento Animal y de Antropología Evolutiva compararon las llamadas realizadas por estas aves -cuya denominación es Myiopsitta monachus- en ocho ciudades de cuatro países de Europa y descubrieron que estos loros ahora «suenan» diferente en cada ciudad. El trabajo está publicado en la revista Behavioral Ecology.

«Al igual que los humanos, las cotorras argentina en Europa tienen formas únicas de comunicarse según el lugar donde viven», dice en un comunicado el autor principal Stephen Tyndel, estudiante de doctorado en el Instituto Max Planck de Comportamiento Animal.

Europa no tiene ninguna especie de loro nativa. Sin embargo, varias especies, incluida la cotorra monje, han establecido poblaciones después de que algunos individuos escaparon del comercio de mascotas. Originarios de América del Sur, las cotorras argentinas o periquitos monje existen ahora en grandes cantidades en varios países de Europa.

Como todos los loros, estas aves tienen un repertorio vocal excepcionalmente flexible y pueden imitar y aprender nuevos sonidos a lo largo de su vida. Debido a que el loro invasor se propagó por Europa recientemente, dice Tyndel, «las cotorras argentinas son el tubo de ensayo perfecto para estudiar cómo evoluciona la comunicación compleja en una especie distinta a la nuestra».

Para averiguar si estos pájaros en Europa desarrollaron dialectos, es decir, llamadas que difieren según el lugar donde viven los individuos, los investigadores registraron cotorras argentinas en ocho ciudades de España, Bélgica, Italia y Grecia. Un novedoso método estadístico les permitió probar si las llamadas de los loros eran diferentes de una ciudad a otra, y también si las llamadas eran diferentes entre los parques dentro de la misma ciudad. «Queríamos saber no sólo si existen diferentes dialectos, sino también en qué escala geográfica se encuentran», dice Tyndel.

Descubrieron que los loros sí tenían diferentes dialectos en cada ciudad. En Bruselas, por ejemplo, tenían llamadas de contacto que eran particularmente diferentes a las de otras ciudades, dice el coautor principal Simeon Smeele, científico afiliado al Instituto Max Planck de Comportamiento Animal y al Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva.

En su mayor parte, los dialectos diferían en la estructura de modulación de frecuencia dentro de cada llamada, «lo cual es muy difícil de escuchar para los humanos», añade Smeele.

Pero cuando los científicos buscaron dialectos dentro de los parques de cada ciudad, no encontraron diferencias. Los loros no tenían llamadas únicas de un parque a otro. «En conjunto, esto sugiere que los dialectos de los loros se separaron temprano cuando las aves invadieron las ciudades europeas, pero luego no cambiaron significativamente durante este período», dice Tyndel.

Los resultados fueron sorprendentes, afirma Tyndel. «Esto sugiere que los dialectos surgieron a través de un proceso pasivo (los pájaros que copian a los pájaros cometen pequeños errores y, por lo tanto, las ciudades lentamente se vuelven diferentes entre sí) o que, para empezar, eran diferentes y que estas diferencias se mantuvieron a lo largo del tiempo».

Pero el equipo no ha descartado que los dialectos también puedan formarse mediante un proceso activo que podría ayudar a las aves con la comunicación social, como el reconocimiento de compañeros de grupo. En los parques, las cotorras argentinas viven en nidos muy agrupados. Los investigadores creen que podría haber diferencias vocales, como jerga, en estas unidades sociales más pequeñas.

«Creemos que los dialectos podrían usarse para comunicar quién es parte de qué grupo de nidos, como una contraseña», dice Smeele. En el futuro, el equipo planea descubrir cómo los individuos aprenden unos de otros y si los grupos más pequeños muestran dialectos dentro de los parques.

«Esto contribuirá a nuestra comprensión de la comunicación de los loros», dice Tyndel, «y proporcionará información sobre las formas en que la comunicación compleja está vinculada a las complejas vidas sociales de humanos y animales». (Europa Press)

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El Periodista