(Por Edgar Amílcar Morales/Prensa Latina) Su pasión por el deporte nace de profundas raíces porque viene de una familia donde esta práctica siempre fue mucho más que un pasatiempo.
Ambos padres, Silvia Schimpl Busam y Michael Köbrich Fritzsche, fueron profesores de educación física, y sus dos hermanas mayores, Katherinne y Stephanie, aunque finalmente dedicaron sus vidas a otras profesiones, ambas practicaron la natación competitiva.
Entonces no es extraño para nada que Kristel, nacida el 8 de agosto de 1985, sintiese desde muy pequeña la atracción por las piscinas, si bien sus primeros pasos los dio en la selección de atletismo del Colegio Alemán de Santiago.
Ya ubicada en las disciplinas náuticas sus compañeros solían decirle “La pequeña” por su corta edad, pero pronto demostró que llegó hasta allí para hacer cosas grandes de la mano de sus entrenadores sobre todo en las competencias de fondo, 800 y mil 500 metros.
La muestra de su potencial la dio cuando tenía 18 años y ocurrió durante los Juegos Panamericanos de Santo Domingo 2003, República Dominicana, donde se alzó con el bronce en los 800 metros libres, con una marca personal de 8 minutos, 43 segundos y 90 centésimas.
Fue la primera medalla panamericana conseguida jamás por la natación de Chile y abrió un camino de victorias, reveses, esfuerzos, sacrificios y, a veces, decisiones complejas en la vida de esta atleta, que hoy se apresta a representar a su país en su propio suelo.
Luego de este brillante debut vino un momento complejo cuando la ondina tuvo que decidir dejar Chile y su familia para trasladarse a la ciudad argentina de Córdoba y continuar su preparación al lado de quien hoy es todavía su entrenador, el profesor Daniel Garimaldi.
Con todas sus aristas dolorosas, la medida fue extraordinariamente positiva para ambos y los primeros resultados comenzaron a llegar poco tiempo después, durante los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, donde fue abanderada chilena por su éxito del año anterior en los Panamericanos.
Allí quedó en el décimo quinto lugar, siempre en la prueba de los 800 metros libres, con un tiempo de 8:40.41 minutos y alcanzó la mejor ubicación lograda hasta entonces por una nadadora de su país en competencias de esta naturaleza.
Además, implantó el récord sudamericano de natación femenina en esa categoría, que ella misma se encargaría de romper en el futuro.
En 2007 Kristel participó por primera ocasión en un Campeonato Mundial de Natación y consiguió clasificar para la final donde ocupó el séptimo lugar en mil 500 metros libres, con registro de 16:27.13 minutos, por delante de la estrella francesa Laure Manaudou.
Los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 no fueron propicios para la sirena chilena, pero en el mundial de 2009 volvió a hacer historia con el cuarto puesto en el kilómetro y medio con marca nacional y sudamericana de 15:57.27 minutos.
En diciembre de ese mismo año le fue concedido el Premio a la mejor atleta nacional de Chile, otorgado por el Círculo de Periodistas Deportivos.
Romper marcas y establecer registros inéditos en el historial de las piscinas chilenas por el mundo se fue haciendo costumbre para Kölbrich en los años siguientes, como lo demuestran sus resultados.
En marzo de 2010 en los novenos Juegos Sudamericanos subió al podio tres veces a recoger un título y dos medallas de plata y en agosto de ese año ganó en mil 500 metros libres el torneo Interfederativo de Argentina con nuevo récord para el sur del continente.
Fue en los Panamericanos de Guadalajara, México, 2011 cuando por fin regaló a Chile la primera presea dorada en la historia de la natación de este país en los 800 metros libres, que se sumó a una plata en 400 metros, prueba en la cual no es especialista.
En general pocos atletas en el mundo pueden exhibir una hoja de vida tan impresionante como la de Kristel Köbrich, quien -además de participar en numerosos campeonatos mundiales y regionales- tiene en su haber cinco Juegos Olímpicos e igual número de Panamericanos.
Si bien en eventos a nivel del planeta no conquistó hasta ahora ninguna presea, sí logró llevar el nombre de Chile a posiciones nunca antes vistas, lo cual demuestra que el éxito no sólo se mide por el número de medallas colgadas en el pecho.
En torneos continentales y regionales su palmarés es impresionante: un oro, dos platas y dos bronces en Panamericanos; en juegos sudamericanos tiene 8-8-2; campeonatos sudamericanos 9-6-1 y Juegos Bolivarianos 2-3-2.
Y la cuenta puede subir porque ahora se prepara hacia las competencias de Santiago 2023, lo cual significa la oportunidad de lucirse en su país, ante su público, algo que no sucedía desde 2014.
“Espero que podamos apreciar y entender lo que significan unos Juegos Panamericanos en Chile. Esto va a ser algo inolvidable, es un antes, un durante y un después”, dijo en recientes declaraciones al portal oficial del máximo evento polideportivo continental.
Razones no le faltan para decir que será algo inolvidable: fue nominada Embajadora de Santiago 2023 y nombrada, junto al voleibolista de playa Esteban Grimalt, como abanderada de la delegación nacional en la ceremonia inaugural del 20 de octubre venidero.
Lo que representan esos honores lo expresó así: “eso significa que transmito lo que a mí me gusta, que es la pasión por la natación. Así que de verdad estoy muy contenta y ojalá se potencie cada vez más eso, para que más niñas y niños hagan natación o, en general, deporte”.
En los últimos años hay una pregunta que por distintos lados le hacen con frecuencia a Kristel y se refiere a un eventual retiro de las piscinas, a lo cual responde con tranquilidad y categoría.
“Para mí la edad tiene que estar conectada con cuerpo y alma. Yo no puedo estar solo con el tema físico porque me tiene que acompañar la cabeza sí, o sí”.
Eso, agrega, no significa que no haya cansancio, días malos o de mal humor, pero solo es eso. “Cuando vas entendiendo esa pequeña sabiduría, es un poco más simple y más fácil entender que la edad es realmente un número y que me tiene que acompañar la mente”.
Con esa convicción mira también hacia los Juegos Olímpicos de París 2024, que serían los sextos de su vida deportiva.
Y para quienes piensan que 38 años en esta disciplina es mucho tiempo, va un dato final.
En el Campeonato Mundial de Natación celebrado en agosto reciente en Fukuoka, Japón, Köbrich fue sexta en su competencia de los mil 500 metros y finalizó entre las 10 mejores del torneo.
Definitivamente el retiro no es una opción para esta excepcional atleta.