HRW denuncia uso de fósforo blanco por parte de Israel en Gaza y Líbano

La ONG Human Rights Watch ha señalado que tiene pruebas de que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han utilizado este tipo de arma al menos durante la jornada de este martes en territorio libanés y este miércoles en territorio palestino.

La ONG Human Rights Watch (HRW) ha denunciado este jueves que el Ejército de Israel utiliza fósforo blanco en sus operaciones militares tanto en la Franja de Gaza, controlada por el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), como en Líbano, y alerta del riesgo de su uso para civiles.

«Cada vez que se utiliza fósforo en zonas civiles pobladas, se plantea un alto riesgo de quemaduras insoportables y sufrimiento de por vida. El fósforo blanco es ilegalmente indiscriminado cuando se hace estallar en zonas urbanas pobladas, donde puede quemar casas y causar daños atroces a los civiles», explicado la directora de HRW para Oriente Medio y el norte de África, Lama Fakih.

HRW ha señalado que tiene pruebas de que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han utilizado este tipo de arma al menos durante la jornada de este martes en territorio libanés y este miércoles en territorio palestino. La ONG ha verificado vídeos en los que se muestran múltiples ráfagas de fósforo blanco disparadas con artillería sobre el puerto de la ciudad de Gaza y dos localidades rurales en la frontera con Líbano.

«Para evitar daños a la población civil, Israel debería dejar de utilizar fósforo blanco en zonas pobladas. Las partes del conflicto deberían hacer todo lo posible para evitar que los civiles sufran más sufrimiento», ha manifestado Fakih.

Así, ha señalado que el uso de este arma en Gaza, una de las zonas más densamente pobladas del mundo, viola la prohibición del Derecho Internacional Humanitario de poner a los civiles en riesgos innecesarios.

Cabe mencionar que el fósforo blanco se utiliza como arma para provocar incendios, se enciende cuando se expone a oxígeno atmosférico y continúa ardiendo hasta que se le priva de este. Es un elemento químico «muy soluble en grasas» por lo que quema la carne humana térmica y químicamente.

Además, los fragmentos exacerban las heridas y pueden causa insuficiencia orgánica, mientras que las heridas «ya vendadas pueden volver a encenderse cuando se retiran los vendajes al exponerse al oxígeno». Las cicatrices en los supervivientes crean discapacidades físicas y el trauma del ataque provoca daño psicológico y exclusión social. (Europa Press)

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El Periodista