Cuando las instituciones relevantes tambalean, los efectos pueden ser insospechados.
Hoy, es la Universidad Austral la que pasa por un momento crítico.
La UACh tiene más de 5.000 funcionarios y docentes, 18.000 estudiantes y administra un presupuesto superior al del GORE.
Creada por un visionario, don Eduardo Morales M., para cambiar el destino del sur austral de Chile, hoy enfrenta un panorama complejo.
La UACh ha sorteado dificultades, logrando un espacio relevante en la educación nacional y esencial para el sur austral del país; espacio que no puede perder.
La universidad tiembla y se tambalea, y si ello ocurre, tiembla la región, porque no es solamente la institución regional más importante, sino que la mayor empresa respecto del capital o de recursos económicos que mueve, como por el número de trabajadores y estudiantes y su impacto en la comunidad de tres regiones de Chile.
Cuánta falta hacen personajes como Morales, que conduzcan la institución por el cauce para la cual fue concebida: el de la excelencia académica, de institución transformadora, eficiente, valorada por todos y con equipos conductores que sean capaces de colocar a la UACh a la altura del futuro, que será más difícil y desafiante que las certezas del monopolio inicial. De lo contrario, si no se ajusta y mejora, puede que no le quede otro destino que minimizarse frente a una competencia feroz con las privadas. Es imperativo refrescar los equipos conductores. El Directorio, Consejo Académico y otros estamentos universitarios deben mejorarse y tomar cartas urgente.
La experiencia académica o de investigación nunca ha sido condición aseguradora de buena conducción.
La Universidad Austral está bajo la lupa del Mineduc, del país y de la ciudadanía de la región, o al menos de algunos de nosotros que observamos con mucha preocupación su actual situación y donde esperamos se mejore su calidad y eficiencia, y no sólo se busque despedir trabajadores.