Por los humillados de todas las humillaciones, por los desheredados de las inmensas riquezas de un país altamente injusto, por los hambrientos de alimento y sedientos de justicia, por los sin techo, por los que llevan en sus ojos tristes la mirada secular del racismo y prejuicio social, por las manos callosas y los rostros arrugados de nuestros trabajadores.
Por las brasileñaas brasileñaas, por nuestros hermanos negros, indígenas, LGBTQIA+, por los niños que caminan descalzos y harapientos en las esquinas ofreciéndonos manos y estómagos vacíos, por los casi 800.000 brasileños que murieron de COVID mientras la fiera negaba la epidemia y pensó los laboratorios internacionales de vacunas, por el verde de nuestra potencia ambiental, la Amazonía, por la resistencia de sus caboclos (mestizos), por la determinación de nuestros queridos y fuertes nordestinos, por el futuro que siempre nos empeñaremos en construir, por el fin de bandolerismo en la vida pública.
Por nuestros artistas perseguidos y pisoteados por los fascistas, por nuestra cultura, por Drummond, por Portinari, por Jobim, por Villa-Lobos, por Cartola, por Luiz Gonzaga, por Tarsila y por Clementina.
Por nuestros sabios, por César Lattes, por Josué de Castro, por Paulo Freire, por Darcy Ribeiro y por Milton Santos.
Por las bendiciones de Dios, por la fuerza de los Orixás, por el hacha de Xangô, por la gracia de Nossa Senhora da Aparecida, dulce madrina de nuestra patria, por la fe que no nos ha abandonado y nos alienta.
Por los heroicos soldados de la FEB en los campos de Italia (los que regresaron y los que descansan en el cementerio de Pistoia), por los Emboabas, por los Cabanos, por los Inconfidentes y por el cuerpo de Tiradentes acuartelado en los callejones de Ouro Preto, por el Conselheiro y por el pueblo de Canudos, por Contestado, por Zumbi y su heroico quilombo, por João Cândido, el Almirante Negro, por la épica columna Prestes, por el coraje y el dolor de los torturados, asesinados y desaparecidos por los militares dictadura del 64, por la memoria de todos ellos.
Por el cariño a los amigos, por el amor a mis nietos y por las lágrimas que ahora derramo: ¡BOLSONARO NUNCA MÁS!
(*) Ruy Nogueira es publicista, de Minas Gerais, 60 años.