Polvo del Sáhara puede aumentar la eliminación de metano

Los resultados sugieren que el MDSA es activado por la luz solar para producir abundantes átomos de cloro, que oxidan el metano atmosférico y el ozono troposférico mediante fotocatálisis.

Un estudio ha comprobado que el polvo del Sáhara puede aumentar la eliminación de metano, según publican los investigadores en la revista ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’.

El trabajo analiza los efectos de las nubes de polvo sahariano en el metano atmosférico y sus conclusiones pueden tener implicaciones de gran alcance para comprender el balance mundial de metano y las razones del aumento acelerado del metano atmosférico.

Incorpora un nuevo mecanismo propuesto por el que el polvo mineral que sopla se mezcla con el aerosol marino para formar aerosoles de polvo mineral y aerosol marino (MDSA).

Los resultados sugieren que el MDSA es activado por la luz solar para producir abundantes átomos de cloro, que oxidan el metano atmosférico y el ozono troposférico mediante fotocatálisis. Según el estudio, el MDSA, compuesto en gran parte por polvo procedente del desierto del Sáhara y aerosol de sal marina procedente del océano, es la principal fuente de cloro atmosférico en el Atlántico Norte.

El estudio se basa en una combinación de modelos globales y observaciones de laboratorio y de campo, incluidas muestras de aire de Barbados que muestran una disminución estacional del isótopo estable 13CO, una anomalía que desconcertó a los científicos durante 20 años.

Sabían que los cambios observados en el 13CO y el C18O eran prueba de que los átomos de cloro reaccionaban con el metano, y que el monóxido de carbono es el primer producto estable en la oxidación atmosférica del metano. Pero las fuentes conocidas de cloro atmosférico no podían explicar el grado de disminución de 13CO, hasta ahora.

Utilizando un modelo químico-climático tridimensional global (CAM-Chem), van Herpen et al. descubrieron que cuando se incorporaba al modelo el aumento de cloro procedente del mecanismo MDSA, los resultados concordaban bien con los datos de Barbados y explicaban el agotamiento del 13CO.

Si el efecto MDSA observado en el Atlántico Norte se extrapola a escala mundial, y si su eficacia es similar en otras partes del mundo –dos ámbitos que aún no se conocen bien y requieren más investigación–, las concentraciones globales de cloro atmosférico podrían ser aproximadamente un 40% superiores a las estimadas anteriormente, según el estudio. Si se tiene esto en cuenta en la modelización del metano mundial, podría cambiar nuestra comprensión de las proporciones relativas de las fuentes de emisiones de metano.

El metano es un potente gas de efecto invernadero, con un potencial de calentamiento global (PCG) 83 veces superior al del dióxido de carbono en 20 años y 30 veces superior en 100 años, responsable de aproximadamente un tercio del calentamiento moderno.

Las concentraciones atmosféricas de metano, ahora casi 2,6 veces superiores a las de la época preindustrial, están aumentando a un ritmo acelerado, y los mayores incrementos anuales registrados se producirán en 2020 y 2021.

Se sabe que las emisiones antropogénicas de metano son la causa de la mayor parte del aumento global, aunque también influyen las elevadas emisiones naturales y los cambios químicos atmosféricos resultantes de las emisiones antropogénicas de diversos gases.

Aunque la razón de la reciente aceleración no se conoce bien, el estudio de Maarten van Herpen, de Acacia Impact Innovation, puede haber encontrado una pista importante. Su conclusión de que hay más cloro activo de lo que se pensaba, lo que influye en el 13C, indica un posible aumento del metano procedente de fuentes biológicas como la agricultura y los humedales. Esto sugiere que el metano biológico puede haber desempeñado un papel ligeramente mayor de lo estimado anteriormente.

«Las emisiones de metano procedentes de fuentes biológicas como los humedales y la agricultura pueden estar aumentando a medida que sube la temperatura global», afirma Maarten van Herpen, autor principal del estudio.

«Pero el reciente aumento del polvo procedente del norte de África probablemente ha incrementado la oxidación del metano en la atmósfera, enmascarando en parte el crecimiento de las emisiones biológicas de metano –añade–. Ajustar la modelización atmosférica para tener esto en cuenta puede mostrar que las emisiones de metano de origen biológico están aumentando incluso más deprisa de lo que pensábamos».

«Cuando estos hallazgos se incorporen a los presupuestos de metano, es probable que aumente nuestra evaluación de cuánto metano procede de fuentes biológicas –destaca el profesor de la Universidad de Copenhague (Dinamarca) Matthew Johnson, coautor del estudio–. Aunque la oxidación del metano procedente del MDSA es relativamente pequeña en términos de metano global, nuestros datos muestran que está causando grandes cambios en la abundancia de 13C en el metano, que se utiliza para determinar las contribuciones de las fuentes».

«En los últimos años, el metano atmosférico ha aumentado a un ritmo cada vez mayor, más que nunca, y es importante comprender la causa –prosigue–. Los modelos deben tener en cuenta el cambio isotópico revisado del cloro para obtener una imagen clara del aumento del metano biológico, que se ha identificado como un punto de inflexión crítico».

Según el estudio, no se conoce bien cómo puede funcionar el mecanismo MDSA en otras partes del mundo y es necesario seguir investigando. Se están llevando a cabo investigaciones complementarias.

«Nuestra investigación actual se centra en comprender mejor qué influye exactamente en la cantidad de metano que las partículas de MDSA retiran de la atmósfera –explica van Herpen–. Para ello, estamos analizando muestras de aire de todo el Atlántico Norte, proporcionadas por observatorios atmosféricos y buques comerciales».

Según indica, «los marinos contribuyen al avance de nuestra investigación llenando frascos con aire mientras atraviesan la nube de polvo africana. Hasta ahora hemos recogido 500 frascos. Los primeros resultados parecen muy alentadores, pero necesitamos un año completo de datos antes de poder sacar conclusiones», concluye. (Europa Press)

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