Marruecos se reafirma como modelo de país en el que coexisten seguidores de religiones monoteístas.
Mohammed VI, al inaugurar la Conferencia Parlamentaria Internacional sobre “Diálogo de Religiones: Cooperemos por un Futuro Común”, subrayó la necesidad de adherirse a "los valores de moderación y tolerancia y rechazar toda forma de intolerancia, odio y extremismo",
El Rey Mohammed VI de Marruecos al dirigirse a los participantes de la Conferencia Parlamentaria Internacional sobre “Diálogo de Religiones: Cooperemos por un Futuro Común”, que se celebra en Marrakech desde ayer y hasta el 15 de junio, dijo que el diálogo entre las religiones y la consagración de una coexistencia positiva entre ellas, y la comprensión y la cooperación en objetivos humanitarios, serán una palanca esencial para evitar a la humanidad los males de la lucha, el dolor y el sufrimiento».
El monarca señaló que, basándose en la distinción marroquí en la convivencia religiosa y la moderación, es natural que su país tenga la iniciativa para establece mecanismos internacionales para el diálogo civilizado y otros para enfrentar el terrorismo, el extremismo y el fanatismo.
Mohammed VI se refirió al Foro Global para la Alianza de Civilizaciones, que organizó su novena sesión en noviembre de 2022 en la ciudad de Fez, con toda la encarnación de esta ciudad histórica de civilización y convivencia religiosa.
«Marruecos ha contribuido al establecimiento de otros mecanismos, contribuye a fortalecer su estatus y roles, y acoge sus foros, como es el caso de la Conferencia Internacional sobre el Diálogo de Culturas y Religiones, y la conferencia sobre ‘Los Derechos de las Minorías religiosas de tierras islámicas'», señaló el monarca.
El mensaje Real que fue leído por el Presidente de la Cámara de Representantes Rachid Talbi Alami, recordó la contribución decisiva y eficaz de Marruecos al establecimiento y estructuración del Foro Global contra el Terrorismo, del cual el Reino asumió la copresidencia por tres mandatos de 2015 a 2022, señalando que el asunto está relacionado con políticas voluntarias “dictadas por nuestras responsabilidades y obligaciones hacia la comunidad internacional en todos sus componentes.
El monarca marroquí subrayó la necesidad de adherirse a los valores de moderación y tolerancia y rechazar toda forma de intolerancia, odio y extremismo, así como la necesidad de implementar políticas que faciliten la consecución de estos objetivos, expresando su orgullo por lo que ha en el ámbito de la gestión del ámbito religioso en Marruecos, y en el desempeño de las instituciones que se ha asegurado de crear a tal fin, incluidas las previstas en la Constitución.
Por otra parte, el Rey indicó el deseo del Reino de seguir siendo modelo de Estado en el que convivan en su suelo, en hermandad y seguridad, fieles de religiones monoteístas, en cumplimiento de su larga historia de diversidad y pluralismo religioso y cultural. En este contexto, dijo el Rey, “musulmanes, judíos y cristianos viven y conviven en esta tierra desde hace siglos”, que la tierra de Marruecos acogió durante el siglo XV a miles de musulmanes y judíos que huían de la persecución religiosa de la Península Ibérica y les brindó Graciosa protección.
El Soberano destacó también la iniciativa de Hassan II de recibir al Papa Juan Pablo II en 1985, en su primera visita a un país islámico, y señaló que “después de treinta y cuatro años de esta histórica visita, en marzo de 2019, recibimos a Francisco, Papa del Vaticano, por segunda vez en Marruecos». Dicha visita se produce como consecuencia de la creencia del reino en el diálogo entre religiones, y en la importancia de orientar los esfuerzos de las autoridades religiosas al servicio de la paz, la cooperación y la fraternidad humana, uno de los principales pilares de la civilización marroquí.
En el mensaje dirigido a los participantes en la Conferencia Parlamentaria Internacional sobre “Diálogo de Religiones: Cooperemos por un Futuro Común”, el Rey afirmó que no será posible lograr una convivencia positiva entre religiones, el entendimiento y la cooperación en objetivos humanitarios, como una palanca básica para evitar a la humanidad los males de la lucha, el dolor y el sufrimiento, a menos que “Unamos las palabras a la acción, y permanecer ansiosos por renovar el concepto de diálogo entre religiones y lograr un salto cuántico en la conciencia colectiva de la importancia del diálogo y la convivencia, y de los peligros de continuar en la lógica del aislamiento, el fanatismo y la introversión.
El Rey expresó su esperanza de que la conferencia de Marrakech, que “reúne por primera vez a parlamentarios, como legisladores y representantes de su pueblo, y a un gran número de líderes religiosos, distinguidos eruditos, expertos e investigadores de todo el mundo”, presentar una respuesta racional, sobria y contundente a las tendencias de intolerancia, odio y desprecio por las religiones y el trato a las personas según su religión, secta, raza o piel, añadiendo al respecto que la diversidad de posiciones de los participantes y su formación política, intelectual y religiosa es un factor decisivo para lograr esta ambición.