Tentador, 7.200 expositores para 270 mil visitantes (casi cuarenta por stand, no es fatal), es la mayor feria del libros en representación editorial aunque menor a Guadalajara en número de asistentes.
48 mil metros cuadras incluye una plataforma de 160 para busca talentos.
Pero, a diferencia de Buenos Aires y de otras menores, es de editoriales y no autor.
Por lo tanto, pese a la insistencia del Presidente, Jaime de Aguirre justifica la ausencia de la ciudad junto al Main, por cuanto las grandes casas -Alfaguara, Santillana, Tusquets, Penguin-Random-, son extranjeras y sus representaciones en Chile se ciñen a publicar obras de sus escritores y no ponen acento en los chilenos.
La “invitación”, país de este año es para Eslovenia, cuesta entre 8 y 12 millones de euros (eso gastó España en 2022) que bien pueden invertirse en actividades culturales nacionales o financiar asistencia de plumas chilenas en otros acontecimientos más ligados a nuestro país.
Por eso apuesto por Jaime de Aguirre. Patricia Brodsky su antecesora, amarró la postulación de manera que no es responsabilidad del titular actual, salvo haber prescindido de informar al Presidente.
En la mayoría de los casos, se hace coincidir al país de honor con una visita presidencial y actividades paralelas como conferencias, muestras audiovisuales y un plan de estrategia comunicacional. Este no era el caso, en consecuencia Chile no será el invitado de honer, pero igual estará en los stands de las grandes editoriales en formato libro, digital y reseñas a costo cero.
En tiempos de Quimantú, efectivamente pudo haberse concretado una delegación para promover la producción editorial, pero, sin mencionar a las actuales, no hay ninguna de estatura para ameritar la construcción de un engranaje especial para exponer en Alemania.