Exempleada que acusó a Biden por agresión sexual huye a Rusia por motivos de seguridad

Durante la campaña presidencial de 2020, Tara Reade acaparó titulares al relatar que en 1993 cuando trabajaba para Biden, entonces senador, el ahora jefe de la Casa Blanca la empujó contra una pared en unas oficinas del Senado, le levantó la falda y la agredió sexualmente con los dedos.

Tara Reade, una antigua empleada que acusó al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, de agresión sexual cuando era senador, ha huido a Moscú al considerar que solo en Rusia estaría segura y que buscaría lograr la ciudadanía.

Reade ha reaparecido este martes en Moscú tras más de dos años fuera del foco mediático. En una rueda de prensa junto a Maria Butina, una agente rusa que fue condenada en 2019 por espionaje en Estados Unidos, ha explicado que decidió ir a Rusia debido a las amenazas de muerte que ha estado recibido después de que asegurara que estaba dispuesta a continuar con su denuncia contra Biden.

«Espero vivir aquí en seguridad. Estoy muy agradecida a mis amigos en Moscú, en Rusia, que me han recibido con los brazos abiertos», ha declarado Reade ante los medios estatales rusos. «Quiero solicitar la ciudadanía rusa y que el presidente Vladimir Putin que me la otorgue», ha añadido.

Durante la campaña presidencial de 2020, Reade acaparó titulares al relatar que en 1993 cuando trabajaba para Biden, entonces senador, el ahora jefe de la Casa Blanca la empujó contra una pared en unas oficinas del Senado, le levantó la falda y la agredió sexualmente con los dedos.

No es la primera vez que sobrevuelan sobre Biden –que siempre lo ha negado todo– este tipo de acusaciones. En 2019, publicó un vídeo en su cuenta de Twitter para apaciguar la crisis que se había producido después de que dos mujeres, la que fuera congresista demócrata Lucy Flores, y una trabajadora del partido, Amy Lappos, le acusaran de conductas inapropiadas.

Por un lado, Flores dijo que Biden le había hecho sentirse «incómoda, asqueada y confundida» con sus acercamientos, mientras que Lappos explicó que si bien no hubo «nada sexual», el le «agarró de la cabeza y frotó su nariz» contra la suya. (Europa Press)

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El Periodista