El amor después del amor: las mujeres de Fito

Por Miguel Reyes Almarza, periodista e investigador en pensamiento crítico.

★★★★☆ (4 sobre 5)

Si hay algo que permanece grabado a fuego, luego de finalizar los 8 episodios de la miniserie “el amor después del amor”, que en lo ancho trata de los inicios del músico de rock argentino Fito Páez, es la impronta indeleble de cada mujer que ayudó a construir su camino, como un muchacho de bien y un músico excepcional.

Y es que más allá del “camino del rockero”, lleno de excesos y de obviedades, la serie transita vigorosamente sobre la influencia que en él tuvieron al menos 5 mujeres excepcionales que, entre la cordura y el cariño, formaron al hombre detrás del teclado más importante de Sudamérica, luego de Charly (pero este señor será motivo de otra historia).

Su creador, Juan Pablo Kolodziej, asume, luego de su gran fracaso en la pantalla grande (Camino Sinuoso, 2018), un argumento sólido que se aleja de lo evidente -cuando de biografías musicales se refiere- y se entrega de lleno a redescubrir a la persona detrás de los rizos y el labial. Fito es hijo, hombre y amigo de sus mujeres, y es esa fuerza, entre lo femenino y lo masculino, que desarrolla toda la preciosidad de su obra, una escala de matices más importante que cualquier definición contrastada en blanco o negro.

Las raíces, que lo conectan con lo clásico y sin embargo aseguran también su aventura hacia el rock, considera al menos la triada de sus tres mujeres esenciales: Margarita (Victoria Bernardi), su madre, la nota principal del dolor en ausencia y la melodía de la vida de Fito; Belia (Mirella Pascual), la abuela, la fuerza armónica y cómplice de su batalla eterna contra lo establecido -aquella que emergió victoriosa ante los miedos del padre de Fito, Rodolfo- y Pepa (Mónica Raiola), su tía abuela, el ritmo esencial del día a día.

Sobre esta poderosa estructura que más tarde colapsa fruto de la estupidez humana (¡Tienen que verlo!) se levantan dos féminas clave en la contención del artista a la hora de morir y renacer en el ámbito musical y personal, de seguro la más importante es Fabiana Cantilo (en un trabajo de mímesis sin igual en el cuerpo de la actriz Micaela Riera), la serpiente del deseo y la decepción, de lo lúdico y lo inquietante, pero jamás del olvido y más tarde Cecilia Roth (Daryna Butryk) actriz -una de las musas de Almodóvar- que logró traerlo al mundo real cuando todo estaba perdido.

Un tren de emociones contrastadas que conmueve hasta las lágrimas. De una ambientación perfecta que permite saltos limpios entre los 70 y los 90, dictaduras y democracias, entre los diseños clásicos y los filtros de colores.

Esta serie biográfica, protagonizada por Iván Hochman -dramaturgo, escritor y profesor de teatro- que da su primer zarpazo al mundo del cine, encarnando la compleja adultez del Fito adulto y que, por momentos, nos hace olvidar que todo es una gran actuación.

Mención obligada el impecable testimonio de Fito en su niñez abordado por el precioso trabajo de Gaspar Offenhenden, el niño detrás de músico, el equilibrio perfecto en esta dura historia del paso a la adultez. Guarden este nombre.

La música es el majestuoso cancionero de Fito, solo eso basta y sobra para mantenernos atados a los episodios uno tras otro, el resto -insoslayable- es todo un collage de aquello que lo formó como músico, desde Debussy y otros clásicos que emanaban de su padre hasta Spinetta y aquellos forjadores del semillero más importante de artistas latinos, incluyendo el empuje inicial dado por su coterráneo rosarino y pieza esencial de la trova argentina, Juan Carlos Baglietto (muy bien representado en la serie por su hijo Joaquín Baglietto).

Rápida, esencial en la historia del rock latino, sin embargo, precoz, al parecer Fito todavía tiene la vigencia para envejecer con más carácter, quizás se pudo esperar un poco más antes de inmortalizarlo en vida, no obstante, hasta donde podemos ver, el trabajo fílmico amerita su revisión y posterior discusión, desde aquello que implica hacer bien las cosas y poner la vida real por sobre los lugares comunes del género.

“El amor después del amor” es una oda a las mujeres en la vida de Páez, un reconocimiento presente y póstumo de aquellas que lo acompañaron y que hoy se parecen a “ese rayo de sol”.

Disponible ya para streaming en Netflix.

Fito Páez agradece «mensajes de amor y gratitud» tras el estreno de la serie que cuenta su vida

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El Periodista