Descarnado análisis de Yuval Noah Harari en The Telegraph sobre la Inteligencia Artificial
"No sé si los humanos podremos sobrevivir a la inteligencia artificial. Por primera vez en la historia, hemos inventado algo que nos arrebata el poder", señaló el intelectual y escritor israelí.
«Esta es la primera tecnología de la historia que crea historias. Nuestra capacidad colectiva para crear y compartir historias (sobre dioses, finanzas o naciones) ha favorecido el dominio de la humanidad sobre la Tierra», señaló el israelí Yuval Noah Harari en The Telegraph, entrevistado por Harry de Quetteville.
El historiador y escritor, profesor en la Universidad Hebrea de Jerusalén, que cuenta entre sus obras a «Sapiens: De animales a dioses», «Homo Deus: Breve historia del mañana» y «21 lecciones para el siglo XXI, señaló que «Ahora, la IA también puede inventarse este tipo de historias porque no se limita a difundir los contenidos que producen los humanos, también puede producir contenidos por sí misma. Imagínate lo que significaría vivir en un mundo en el que la mayoría de los textos, la música o las series de televisión fueran creados por una inteligencia no humana. ¿Cuáles podrían ser las consecuencias si se apodera de la cultura?».
Y agrega: «Se trataría de un poder para manipular el discurso público nunca antes visto, y haría que los escándalos provocados por influencia de redes sociales como Facebook en los últimos años, como el papel desempeñado para manipular unas elecciones, parecieran triviales. Esto es especialmente una amenaza para las democracias porque las democracias dependen del debate y la conversación pública. La democracia es básicamente conversación, personas que hablan entre sí. Si la IA se apodera de la conversación, se acabará la democracia».
El israeli, además, sostiene que «otro peligro es que gran parte de la humanidad se quede definitivamente sin trabajo, no sólo de forma temporal. Podríamos llegar a un punto en el que el sistema económico considere a millones de personas completamente inútiles lo cual comportaría terribles consecuencias psicológicas y políticas».
Se cuestiona también, por ejemplo, que una compañía farmacéutica no puede lanzar un nuevo medicamento al mercado sin pasar antes por un largo proceso de regulación y argumenta que «es realmente aterrador que las empresas puedan lanzar herramientas de IA extremadamente potentes a la esfera pública sin ninguna medida de seguridad similar y esas medidas tendrían que ser establecidas por los gobiernos. Esperar que la industria tecnológica se autorregule es de tontos»
Harari, además, respecto al tema laboral y el desempleo que podría generar la IA en muchas actividades, sostiene que «el problema no se soluciona repitiendo que se crearán nuevos empleos que a día de hoy no podemos ni imaginar, como en anteriores revoluciones industriales, y tras un periodo de ajuste y capacitación crearemos un nuevo mercado laboral, porque el problema reside en que independientemente que se creen nuevos trabajos para satisfacer nuevas necesidades, las habilidades humanas estarán a años luz de las que hayan desarrollado las tecnologías exponenciales y por tanto el sistema económico considerará inútiles a los humanos como fuerza laboral tanto a nivel físico como intelectual».
Harari no sabe que el Homo Deus del que habla, no es otro que la Sociedad, la cual tiene el control tanto del entorno cultural, como del biológico, tecnológico y científico. Harari, tampoco sabe al servicio de quien está la inteligencia artificial y que el hombre no es más que una célula del nuevo nivel organizativo que es la Sociedad cuya identidad, conciencia y consciencia se está construyendo también con (y a la vez) que la IA.