El Plan de Reactivación Educativa 2023 fue dado a conocer en enero pasado y consiste en mitigar y superar los efectos de dos años de no presencialidad, aumentando los esfuerzos en la convivencia, salud mental, aprendizajes y vinculación de las y los estudiantes y sus familias con los establecimientos educativos.
El gobierno ha destinado importantes recursos económicos, profesionales y de materiales pedagógicos para abordar los desafíos antes mencionados. El Plan va acompañado de una campaña publicitaria dirigida a madres, padres y apoderados con un mensaje que pretende reforzar la asistencia y evitar la deserción: “que no falte el compromiso con la educación porque el jardín y el colegio te dan herramientas que te servirán para toda la vida”.
Existen suficientes estudios en el ámbito publicitario que concluyen que apelar a la racionalidad no genera los cambios de conducta deseados. El consumo de tabaco, alcohol y otras drogas duras no disminuye por campañas publicitarias que entregan información sobre el daño que produce su consumo. Lo mismo sucede con alimentos altos en azúcar, sodio y/o grasas saturadas, el sedentarismo o la obesidad.
En el ámbito público hemos visto que el deterioro urbano no se detiene con campañas publicitarias, sino que con una toma de conciencia ciudadana integral y transversal junto con acciones participativas y de apropiación del territorio por parte de las comunidades.
Si bien el Plan de Reactivación es bien intencionado y logra identificar bien los problemas que se deben abordar, una vez más es una política pública diseñada desde la cúpula gubernamental, académica y gremial y no desde la mirada y necesidades de niñas, niños y jóvenes estudiantes.
No se hace cargo de la imperiosa necesidad de renovar el Currículum Nacional y repriorizar los objetivos de enseñanza respondiendo preguntas tales como: ¿Cómo enseñar arte, para desarrollar el potencial creativo? ¿Cómo potenciar la investigación científica con el trabajo en equipo? ¿Cuál es el rol del o la profesora jefe para hacer de la sala de clases un lugar de convivencia y no de violencia ni agresión? ¿Cómo transformar la escuela en un lugar de entretención y no de aburrimiento? ¿Cómo enfrentar la historia y la filosofía para desarrollar el pensamiento crítico y no sólo memorizar frases y fechas?
En resumen, ¿cómo invitar y convocar desde la más temprana edad a niñas, niños y jóvenes a adentrarse en la hermosa y maravillosa aventura del conocimiento y de la socialización con sus pares y referentes educativos?
El presidente Gabriel Boric, en su discurso con ocasión del cambio de gabinete, interpeló al Ministro de Educación con las siguientes palabras: “Ministro Ávila, la reactivación educativa es prioridad. No podemos permitir que en nuestra patria haya niños sin matrícula, que están desertando o que tengan ausentismo grave. Los queremos de vuelta en las escuelas”.
El regreso a la escuela no es garantía de socialización, aprendizaje, entretención, bienestar ni entretención. Para ello se necesita una revisión profunda del sistema educativo.