Calcetines bailan sobre el escenario con humor y ballet

El montaje cuenta una fábula simple e introduce al monstruo de la ropa sucia, quien se mueve al ritmo de la música.

Lavarropas es una obra de danza para niñas y niños llena de movimiento y color, donde elementos cotidianos de una familia bailan con un carismático intérprete.

La obra se sitúa en una casa donde se ha descompuesto la vieja lavarropas. Al arreglar la máquina, comienzan a salir ropas de una familia completa, todas diferentes como los cuerpos diversos de las personas. Las ropas se mueven y bailan con sus distintos colores, telas y con las sombras que proyectan al colgarlas al sol.

El intérprete se dará cuenta que para componer la máquina lavarropas, necesitará no sólo un poco de gasfitería y un poco de electricidad, sino de mucho ballet.

“Lo particular de esta obra, es que fue creada con los elementos que estaban en mi casa en época de pandemia, como mis antiguos sweater, calcetines y chaquetas”, comenta el director Francisco Medina, y agrega: “Tenía mucha ropa que lavar y empecé a jugar con las formas, los colores y los puse al servicio del trabajo. Son elementos cotidianos que los intervenimos para darles un giro a su uso. Se usan por ejemplo zapatos en las manos y faldas en el cuello”.

Esta combinación de elementos hace de Lavarropas una obra que no solo entretiene a los niños, sino que también les enseña sobre la importancia del cuidado del vestuario, la creatividad en el juego y cómo estas ropas modifican nuestra manera de movernos.

Con mucho humor, danza, efectos especiales, algo de clown, ridiculeces, plomería y poesía, el montaje cuenta una fábula simple e introduce al monstruo de la ropa sucia, quien se mueve al ritmo de la música.

“Promovemos la creatividad y el movimiento en los niños, a través de una historia divertida y sorprendente. Finalmente queremos compartir que todos la idea que podemos usar la ropa que queramos para ser felices. Invito a todos los niños, niñas y niñes a buscar ‘calcetines huachos’ y traerlos para poder darle más vida a la obra y usarlos en la escenografía”, finaliza Medina.

Este es el tercer montaje de la compañía Manada, después de Luciérnagas y VaLlena 52. Con esta obra retoman su creación para todo el público que necesita volver a disfrutar de espectáculos de artes vivas.

“Mi acercamiento para espectáculos de primera infancia nace con un vínculo que tuve con la compañía Aranwa. Además, soy hijo de una educadora de párvulo, entonces entiendo la importancia de la experiencia artística en el proceso educativo de un ser humano desde sus primeros años. Es una decisión política también, porque un niño o niña que viene al teatro o a la danza, va a ser un adulto más feliz el día de mañana”.

El 2 de abril, para el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, se ofrecerá una función distendida, especialmente diseñada para público neurodiverso.

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El Periodista