Mega-raptores gigantes dominaban en la Patagonia antes de la extinción
Un estudio dirigido por la Universidad de Texas en Austin ofrece una visión de la diversidad de dinosaurios y aves en la Patagonia justo antes de la extinción de los dinosaurios no avianos.
Nuevos fósiles del Cretácico Superior representan el primer registro de terópodos -un grupo de dinosaurios que incluye tanto a las aves modernas como a sus parientes no avianos más cercanos- de la parte chilena de la Patagonia. Los hallazgos de los investigadores incluyen mega-raptores gigantes con grandes garras en forma de hoz y aves del grupo que también incluye las especies modernas actuales.
«La fauna de la Patagonia antes de la extinción masiva era realmente diversa», dijo en un comunicado la autora principal Sarah Davis, que completó este trabajo como parte de sus estudios de doctorado con la profesora Julia Clarke en el Departamento de Ciencias Geológicas de la UT Jackson School of Geosciences. «Tienes tus grandes carnívoros terópodos y carnívoros más pequeños, así como estos grupos de aves que coexisten junto a otros reptiles y pequeños mamíferos».
El estudio fue publicado en el Journal of South American Earth Sciences. Desde 2017, miembros del laboratorio de Clarke se han unido a colaboradores científicos de Chile en la Patagonia para recolectar fósiles y construir un registro de la vida antigua de la región. A lo largo de los años, los investigadores han encontrado abundantes fósiles de plantas y animales de antes del impacto del asteroide que acabó con los dinosaurios.
El estudio se centra específicamente en los terópodos, cuyos fósiles datan de hace entre 66 y 75 millones de años.
Los dinosaurios terópodos no avianos eran en su mayoría carnívoros e incluían a los principales depredadores de la cadena alimentaria. Este estudio muestra que en la Patagonia prehistórica, estos depredadores incluían dinosaurios de dos grupos: mega-raptores y unilaginos.
MÁS DE SIETE METROS DE LARGO
Los mega-raptores, que medían más de siete metros de largo, se contaban entre los dinosaurios terópodos más grandes de Sudamérica durante el Cretácico Superior. Los unenlagiinos -un grupo con miembros del tamaño de un pollo o de más de 3 metros de altura– probablemente estaban cubiertos de plumas, como su pariente cercano el velociraptor. Los fósiles de unenlagiinae descritos en el estudio son el caso más meridional conocido de este grupo de dinosaurios.
Los fósiles de aves pertenecían también a dos grupos: los enantiornitinos y los orniturinos. Aunque ya extintos, los enantiornitinos eran las aves más diversas y abundantes hace millones de años. Se parecían a los gorriones, pero con el pico recubierto de dientes. El grupo ornithurae incluye todas las aves modernas que viven en la actualidad. Las que vivían en la antigua Patagonia podían parecerse a un ganso o un pato, aunque los fósiles son demasiado fragmentarios para asegurarlo.
Los investigadores identificaron a los terópodos a partir de pequeños fragmentos fósiles; a los dinosaurios, sobre todo, a partir de dientes y dedos, y a las aves, a partir de pequeñas piezas óseas. Según Davis, el brillo del esmalte de los dientes de los dinosaurios ayudó a localizarlos en el terreno rocoso.
Algunos investigadores han sugerido que el Hemisferio Sur se enfrentó a cambios climáticos menos extremos o más graduales que el Hemisferio Norte tras el impacto del asteroide. Esto podría haber hecho de la Patagonia y otros lugares del Hemisferio Sur un refugio para aves, mamíferos y otros seres vivos que sobrevivieron a la extinción. Davis afirma que este estudio puede ayudar a investigar esta teoría al establecer un registro de la vida antigua antes y después de la extinción.
Marcelo Leppe, coautor del estudio y director del Instituto Antártico de Chile, afirmó que estos registros del pasado son clave para comprender la vida tal y como existe en la actualidad.
«Aún necesitamos saber cómo la vida se abrió paso en ese escenario apocalíptico y dio origen a nuestros ambientes australes en Sudamérica, Nueva Zelanda y Australia», dijo. «Aquí los terópodos siguen presentes -ya no como dinosaurios tan imponentes como los megaraptorideos-, sino como la diversa variedad de aves que se encuentran en los bosques, pantanos y marismas de la Patagonia, y en la Antártida y Australia».