Argentina, sin visos de encauzar una economía desigual y condicionada
El mercado de trabajo también exhibe un estancamiento, con una tasa de empleo en ligero declive y una desocupación en leve aumento entre el segundo y el tercer trimestre.
(Por Ana Delicado Palacios) Argentina concluye este 2022 con una economía en desarrollo que empieza a mostrar los primeros signos de fatiga. La asimétrica distribución de los ingresos se ve agravada por una altísima inflación ante la que hay poco margen de maniobra, con los ojos del Fondo Monetario Internacional (FMI) puestos sobre el país sudamericano.
La actividad económica, que acumula un alza de 6,1 por ciento en los primeros diez meses del año, evidenció en octubre, por segundo mes consecutivo, un leve retroceso. El mercado de trabajo también exhibe un estancamiento, con una tasa de empleo en ligero declive y una desocupación en leve aumento entre el segundo y el tercer trimestre.
«La economía está todavía en un proceso de expansión aunque ralentizándose en los últimos meses», evaluó durante una entrevista con la Agencia Sputnik el economista Andrés Asiain, director del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO).
Por más que la tasa de desempleo sea relativamente baja (7,1 por ciento), se cronificó «un reparto desigual de los frutos de crecimiento, entre otras cosas, por una aceleración de la inflación que fue comiéndose gran parte del poder de compra de los salarios, asignaciones, pensiones y jubilaciones», observó este docente de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
La reactivación que atestigua Argentina desde 2021, año en que el Producto Interior Bruto (PIB) creció 10,4 por ciento, está en tensión por una inflación acumulada de 92,4 por ciento en el último año, debido a «una remarcación pospandemia y al impacto de la guerra de Ucrania, con un alza de precios en las materias primas y la energía», precisó Asiain.
Estos fenómenos llevaron a que los precios de casi todos los bienes experimentara una aceleración que dejó rezagadas las paritarias (negociaciones para fijar aumentos salariales) o los ajustes por indexación de las jubilaciones, que requieren de un período más largo de actualización.
Así fue que «estas herramientas de readecuación de ingresos quedaron retrasadas y no le pudieron dar pelea», constató el economista, también investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet).
ELEFANTE EN LA HABITACIÓN
Cualquier análisis de la economía argentina no puede soslayar la trascendencia del convenio que el Gobierno de Alberto Fernández suscribió con el FMI para refinanciar una deuda de 44.000 millones de dólares, otorgado a la gestión anterior del expresidente Mauricio Macri (2015-2019).
«El acuerdo con el FMI mantiene a la economía argentina al borde permanente de una cesación de pagos, porque se instrumentalizó un nuevo crédito para pagar uno viejo tomado por Macri, un crédito político dado por el lobby del expresidente Donald Trump dentro del Fondo para sostener al expresidente», consideró el director de CESO.
Las auditorías trimestrales con las que el Fondo supervisa las cuentas argentinas sirven como pauta de disciplinamiento de la emisión monetaria, el gasto público y el déficit fiscal. «La economía está siempre en una permanente incertidumbre sobre si va a cumplir las metas para recibir los fondos que permitan cancelar las cuotas del crédito impagable que tomó Macri, y eso genera mucha inestabilidad en los mercados financieros y una pérdida en la autonomía del diseño de la política económica», afirmó el economista.
A partir de 2026, la nación sudamericana deberá afrontar vencimientos que son inviables, como muestra el valor irrisorio de los bonos, planteó este economista. «Tanto el acuerdo con el sector privado como con el FMI logrado por este Gobierno patea el problema hacia adelante», afirmó. «En ningún caso hubo una reducción sustancial de la deuda o un estiramiento de los plazos que la vuelva sostenible».
Bajo esta perspectiva, la nación está abocada a una permanente renegociación de su deuda, un escenario buscado por los organismos multilaterales para mantener bajo el yugo a Argentina y limitar su soberanía en el diseño de sus políticas.
Planteado así, «la deuda se transforma ya no en una cuestión financiera, sino en una cuestión gepolítica como instrumento de sometimiento e independencia para mantener al país siempre al borde de reestructuración, y de esa manera, condicionarlo y manejarlo», resumió el investigador.
FUTURO EMPAÑADO
Los problemas externos del país sudamericano, que se traducen en falta de dólares, agravan las presiones cambiarias que de por sí sufre la moneda local, en un país que tiene varios cambios respecto al dólar, según quién acceda a él.
Para morigerar la situación en la que se encuentra, Argentina tiene capacidad de reacción: puede suscribir acuerdos con otros países y aliviar la presión que existe sobre sus reservas, y puede elaborar un plan de estabilización de precios, algo sobre lo que ya trabaja el Ministerio de Economía de Sergio Massa con el programa Precios Justos, que abarca unos 40.000 productos de primera necesidad, combustibles, textiles, indumentaria, y medicamentos.
Por más que la inflación amortiguó su avance en noviembre, al situarse en 4,5 por ciento, Asiain esbozó sus dudas de que funcione la apuesta del Gobierno de Alberto Fernańdez de llevar adelante «un plan ortodoxo tradicional de restricción fiscal y monetaria».
Visto su pasado, Argentina parece transitar un camino ya recorrido y probado varias veces a lo largo de su historia. Estas cadenas de dependencia son también conocidas en América Latina.
«Desde su declaración de independencia política, la región ha mantenido endeudamientos con potencias que ha llevado a intervenciones extranjeras, incluso militares. En épocas más modernas, esto se ha traducido en condicionamientos por la vía de presiones del mercado y tensiones cambiarias para provocar un disciplinamiento sobre las políticas que se imponen», concluyó Asiain.
Podrá tener un margen de un par de años, pero la inviabilidad de la deuda pondrá contra las cuerdas a la gestión que reemplace al Gobierno de Alberto Fernández a partir de diciembre de 2023.
(Sputnik)
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