Condiciones climáticas prevén mayor disminución de cuencas hidrográficas en 30 años: expertos llaman a la resiliencia
"Nuestro ingreso permanente es lo que cae del cielo y si queremos mantener el nivel de producción vamos a tener que producir con menos agua o buscar fuentes alternativas" aseguran.
La disminución de precipitaciones y el exponencial aumento de temperaturas es un hecho y, con ello, el desafío de mejorar el uso del recurso hídrico se hace cada vez más complejo. Principalmente porque las cuencas hidrográficas subterráneas tienen pronta caducidad – en los próximos 30 años – y, por lo tanto, urge innovar y crear conciencia en el uso del recurso. Ese fue una de las conclusiones que expertos revelaron en el coloquio “Innovación 360” desarrollado por la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) en el marco de Expo Chile Agrícola.
Se trata del primer Coloquio de FIA, herramienta de vinculación con el público decidor-influyente de las regiones o territorios dando a conocer el trabajo que se realiza vinculado principalmente a los proyectos de innovación que se han desarrollado en las regiones, para así concretar coordinaciones intersectoriales que ayuden a las necesidades de innovación particulares de los territorios.
“Hemos realizado estudios con vistas a medio de siglo y podemos decir que todas las actividades son susceptibles a que su rendimiento se vea afectado por el cambio climático, el aumento de las temperaturas (especialmente en verano) y la disminución de las precipitaciones son evidentes. La realidad es que Chile ya tiene menos precipitación y va a seguir teniendo menos precipitación, El agua subterránea es un almacenamiento temporal. Nuestro ingreso permanente es lo que cae del cielo y si queremos mantener el nivel de producción vamos a tener que producir con menos agua o buscar fuentes alternativas. Pensar que el agua subterránea va a durar para siempre es un error, puede durar para máximo 30 años más. No son horizontes de tiempo tan largos para una actividad como la agricultura”, comentó el subdirector del Centro de Excelencia de Investigación del Clima y la Resiliencia (CR2) y autor del Atlas de Riesgos Climáticos, René Garreaud.
En esta línea la directora ejecutiva de FIA, Francine Brossard, hizo un llamado “a repensar la agricultura, en base a las necesidades que presenta el campo chileno, para mantener o mejorar los rendimientos de producción es fundamental cuidar y aprovechar el agua, cada gota cuenta. Por ello, desde la Fundación en los últimos 10 años FIA ha apoyado 300 iniciativas sobre cambio climático con un aporte de 20 mil millones de pesos, y esto continua, pues en los próximo cuatro años nos hemos propuesto que nuestras accione seguir incentivando desde las regiones el recambio de la agricultura”.
Alternativas de producción
Por la anterior causa, el coloquio además entregó alternativas de adaptabilidad en la zona central para transformar la agricultura a una más resiliente. El primero fue el profesional de Gerencia de Gestión Estratégica, Producción y Desarrollo de Ciren, Álex Fernández Muñoz, cuyo proyecto consistió en la adaptación de cultivos a condiciones climáticas – sobre la base de modelaciones a 15, 30, 45 años – que logró generar información estratégica que permite anticiparnos a condiciones futuras que posibiliten conocer el desarrollo de las especies y las variedades frutales con mayor tolerancia al contexto presentado.
“Es necesario establecer herramientas y buscar medidas para hacer frente al cambio climático, aumentarán las temperaturas y disminuirán las precipitaciones. Paralelamente hay que mejorar la gestión y aprovechamiento del recurso hídrico reprocesando las aguas continentales o no descartar la idea de entrar en la desalación de agua”, dijo Álex Fernández.
En segundo lugar, la académica Facultad de Agronomía, Universidad de Chile, Cecilia Baginsky presentó una iniciativa sobre alternativa productiva, nutritiva y resiliente al cambio climático para la pequeña agricultura. Se trata del amaranto que se adapta a zonas de escasa pluviometría soportando las perturbaciones del medio sin modificar su rendimiento produciendo granos de alto valor, nutritivo y funcional.
“Hay que tener conciencia de que las actividades que realizamos diariamente en el campo deben estar en pos de una mejora del ambiente, tienen que ir en función de la salud del planeta. Además, debemos tener claro que los recursos son limitados, el agua se agota y el suelo se está degradando. Nuestra base productiva se ve amenazada, por lo que hay que incentivar la implementación de cultivos que contribuyan y aporten nutrientes, como leguminosas que generan hidrogeno al suelo, o algunas que sean resistentes al estrés hídrico, para dar un uso al agua en favor de una sustentable producción. Necesitamos mantener la seguridad alimentaria”, dijo Baginsky
Finalmente, el coloquio, que contó con más de 50 personas presencial y casi 400 desde modalidad remota, cerró con la propuesta del Ingeniero Agrónomo con mención en Ciencias Animales y Magister en Economía Agraria y Ambiental de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Jaime Fernández López. La solución propuesta en este proyecto es desarrollar un sitio de aprendizaje en ganadería regenerativa para la zona centro-sur de Chile, que pueda ser utilizado como un centro de pruebas y educación en prácticas consideradas sustentables desde un punto de vista económico, ambiental y social.
“Los animales son nuestros aliados ya que permiten abonar y reincorporar carbono al suelo. La dieta de bovinos de leche en pastoreo regenerativo es sustentable ya que se mantienen con características de corral y aportan nutrientes. En el caso de las gallinas ponedoras son capaces de estar 24/7 en praderas sin sufrir por el clima, aportando al ciclo regenerativo del territorio agrícola. Además, este sistema de manejo sustentable disminuye el costo productivo al disminuir uso de agroquímicos y alimentos.