Carolina Rojas: «La resistencia no es una elección, es la única forma de habitar el Wallmapu»

La periodista presenta Corazón de weichan, libro que reúne ocho crónicas que revelan la intimidad y cotidianeidad de un grupo de mujeres mapuche que, de diversas maneras, defienden el libre desarrollo de su identidad indígena.

Al sur de Chile, entre las regiones octava y décima, se concentra el denominado “conflicto mapuche”. En ese territorio, esparcidas en campos y ciudades, viven las protagonistas de las crónicas contenidas en Corazón de weichan, libro en el que la periodista Carolina Rojas Neculhual narra las historias de resistencia de un grupo de mujeres mapuche. «Se habla muy poco sobre la violencia que recae sobre ellas, en medio de la criminalización de la mal llamada «zona roja»», comenta la autora. Y agrega:

«Ellas son las que quedan solas cuando sus maridos son encarcelados y eso desestabiliza la economía de sus hogares entre otras cosas. Cuando entran los Carabineros —y hoy la Policía de Investigaciones— les rompen los sacos de harina, sacan a sus hijos e hijas en plena noche. Son apuntadas con armas y golpeadas, incluso las niñas».

En estas páginas, la periodista se adentra en la intimidad de activistas, madres, abuelas, machis, protectoras del bosque, esposas y hermanas mapuche, y, desde ahí, permite a los lectores conocer sus comunidades, su cotidianeidad y su cosmovisión. «Ellas dan una lucha con mucha dignidad desde sus territorios», cuenta la autora.

Respecto del origen de esta investigación, Carolina explica:

«Mi segundo apellido es mapuche, soy mapuche y parecía honesto sincerar el lugar desde donde una escribe, es un gesto político. Mi interés en el tema también radicaba en que soy feminista, antirracista y creía que era necesario salir de la caricatura que tienen en Chile sobre cómo se habitan ciertos territorios y cuerpos. También sobre el silencio que hay acerca de hechos recientes como el asesinato de Emilia Bau Herrera». En este sentido, la autora expresa que «hay que tomar una posición frente a lo que contamos, pues las historias no nacen del aire. Me gusta el periodismo situado, porque el periodismo debe entender los movimientos sociales y los cambios en las sociedades, debe ir de la mano con los acontecimientos», opina. 

 La voz de los saberes

Corazón de weichan permite a los lectores conocer los crudos, dolorosos y emocionantes relatos de un grupo de mujeres que, de distintas maneras, hoy defienden el libre desarrollo de su identidad indígena. «Las mujeres mapuche experimentan el racismo como primera opresión, es algo de todos los días y esa lucha te puede costar la vida. La resistencia no es una elección, es la única forma de habitar el Wallmapu», afirma la autora.

El amor por la naturaleza y la familia, el miedo, la inseguridad que las rodea, la discriminación, la injusticia y la represión policial de la que son víctimas son algunos de los temas que se abordan en las crónicas que componen este libro. Asimismo, la publicación revisa, desde la perspectiva de las protagonistas de los relatos, casos emblemáticos como la «Operación Huracán» o el asesinato de Camilo Catrillanca. «En las entrevistas me di cuenta que surgían dolores atávicos con hechos como el asesinato de Camilo Catrillanca. Ese episodio marcó a muchas lamngen. No hubo casi ninguna que no mencionara el tema, algo que en algún momento fue tabú entre ellas: el miedo a perder un hijo», detalla la autora.

De acuerdo con Carolina, las mujeres mapuche «se erigen hoy como la voz de los saberes, pero con un rol preponderante en la lucha por el medio ambiente, en la visibilización de los presos mapuche y alzan la voz en contra de la represión». Es el caso, ejemplifica la autora, de Vania Queipul, Ada Huentecol, Griselda Calhueque y las hermanas Ñancul, cuyos testimonios registra la publicación. «Muchas de ellas han pagado con cárcel la persecución que es una parte de la violencia estatal. En medio de todo eso están detrás de la revitalización del mapuzungun, que en zonas mapuche —como la mapuche huilliche— fue extirpado por los colonos. Son mujeres orgullosas de su cultura», destaca Carolina.

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El Periodista