Boric señala que el estallido social no fue una «revolución anticapitalista» ni «una pura ola de delincuencia»
"Se manifestaron para que ni el tamaño de la billetera ni el lugar de nacimiento fueran condición para acceder a una vida segura, a una salud digna, a una educación de calidad y por la necesidad de contar con pensiones que garanticen jubilaciones dignas tras una vida de esfuerzo", dijo el mandatario
El presidente Gabriel Boric ha aseverado esta mañana que las manifestaciones ocurridas en el país durante 2019, conocidas como estallido social, y que este martes cumplen su tercer aniversario, no fueron ni «una revolución anticapitalista», ni tampoco «una pura de ola delincuencia».
«El estallido no fue una revolución anticapitalista y tampoco, como han querido instalar en los últimos días, una pura ola de delincuencia. Fue una expresión de dolores y fracturas de nuestra sociedad que la política, de la cual somos parte, no ha sabido interpretar ni dar respuesta», ha señalado Boric.
El mandatario chileno ha señalado durante una intervención desde el Palacio de la Moneda que el estallido social consistió en una serie de manifestaciones en las que la población expresó el «malestar acumulado por largo tiempo» en relación a cuestiones de justicia o igualdad.
«Se manifestaron para que ni el tamaño de la billetera ni el lugar de nacimiento fueran condición para acceder a una vida segura, a una salud digna, a una educación de calidad y por la necesidad de contar con pensiones que garanticen jubilaciones dignas tras una vida de esfuerzo», ha dicho Boric.
Asimismo, el presidente ha aseverado que, después de tres años de aquellas protestas, «ya es tiempo de salir de la zona de confort» para analizar a fondo lo que ocurrió en 2019 y atender a las «lecciones que se deben sacar de este proceso».
DISPOSITIVO DE SEGURIDAD
Por otro lado, el mandatario ha reprochado que durante las marchas del estallido social «hubo muertos, hubo abusos sexuales, hubo mutilaciones oculares». «Debemos asumir que el control policial de esos meses sobrepasó los límites de lo aceptable», ha lamentado.
En este sentido, el Gobierno de Chile confirmó el lunes un dispositivo de seguridad de unos 25.000 agentes, unos 5.000 solo en la capital, Santiago, de cara al tercer aniversario del estallido social.
La fecha de este martes está marcada por las recientes agresiones sufridas por varios policías, entre ellas la del sargento Carlos Retamal Jaque, muerto la semana pasada durante un operativo, así como por las últimas advertencias de varios miembros del Gobierno, entre ellos Boric, de que perseguirán sin descanso los comportamientos violentos y el crimen.
Este tercer aniversario es el primero desde que Boric está en La Moneda y la oposición ya se ha encargado de recordar el pasado de algunas de las nuevas autoridades, a las que ha acusado de no haber condenado en su momento aquellas protestas que derivaron en disturbios y enfrentamientos con los policías.
Las movilizaciones por el aniversario del año pasado se saldaron con al menos dos muertos y unos 450 detenidos, además de que se registraran saqueos y diversos hechos violentos después de que la marcha se hubiera desarrollado en gran parte de forma pacífica.
El 18 de octubre de 2019, el pueblo de Chile salió masivamente a las calles para protestar por el alza del precio del transporte público, iniciando movilizaciones que se mantuvieron constantes durante varios meses y que canalizaron el descontento de la sociedad por la apabullante desigualdad. Las demandas escalaron rápidamente y una de las principales era la redacción de una nueva Constitución, ya que la vigente en aquel momento databa de la dictadura de Augusto Pinochet.
El entonces presidente, Sebastián Piñera, declaró el estado de emergencia y un toque de queda para aplacar las movilizaciones. Mientras las demandas de los ciudadanos no eran atendidas en un primer momento, el papel de las fuerzas de seguridad, especialmente Carabineros, fue ampliamente criticado y objeto de investigación por parte de organizaciones chilenas e internacionales, que señalaron numerosos y flagrantes casos de violaciones de los Derechos Humanos. (Europa Press)