Rapa Nui recibe primer vuelo con turistas tras dos años de cierre por pandemia
La pandemia dejó un valioso aprendizaje en la comunidad "pascuense", empecinada hoy en cuidar sus recursos naturales.
El primer avión con turistas aterrizó hoy jueves en Rapa Nui, tras el cierre impuesto por dos años a las visitas en ese territorio insular chileno por la enfermedad del nuevo coronavirus (COVID-19), lo que dio paso allí a un nuevo estilo de vida sustentable y autogestionado.
«(La isla) se cerró por 868 días, se aplicó el ‘tapu’ que es un concepto polinésico de protección y autocuidado y la comunidad entera obedeció el encierro. No más aviones, no más contacto por fuera y eso nos llevó a cero COVID-19», dijo a la agencia Xinhua en una entrevista telemática el alcalde de Rapa Nui, Pedro Edmunds Paoa.
El 16 de marzo de 2020, con cuatro casos de COVID-19 confirmados y solo tres ventiladores mecánicos en el hospital local, la municipalidad recurrió a una orden para confinar totalmente el territorio, que dista a 3.700 kilómetros del Chile continental, en medio del Océano Pacífico.
Dicha medida cortó la única fuente de ingresos de sus habitantes, mitad originarios y mitad foráneos, dedicados en su mayoría a la atención de turistas provenientes de todo el mundo, quienes llegan atraídos por los misteriosos moáis y leyendas sobre esa isla volcánica.
Pero no todo fue pérdidas durante la crisis en Rapa Nui, reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). La pandemia dejó un valioso aprendizaje en la comunidad «pascuense», empecinada hoy en cuidar sus recursos naturales.
«Va a haber un antes y un después para nosotros con el estado pandémico (…) Y el turismo que va a llegar se va a dar cuenta de eso (…) Si a marzo de 2020 estábamos cabeza gacha trabajando para el consumo material, hoy estamos cuestionando eso», afirmó la autoridad.
Porque sin aviones o barcos que pudieran traer suministros o llevarse la basura acumulada en el aislado territorio, los rapa nui debieron cosechar durante dos años frutas y verduras que antes importaban del continente, al igual que reutilizaron prendas de vestir y electrodomésticos, y fabricaron juguetes y utensilios en madera.
Así, comprometidos con un nuevo modelo de economía circular, los «pascuenses» decidieron dar un giro radical a su oferta turística, con lo que buscan disminuir el flujo de visitantes y prolongar la estadía de los mismos.
«La idea es evitar la sobrecarga humana en este territorio frágil», dijo el alcalde polinésico, inspirado en su libro de cabecera «Colapso» (Jared Diamond, 2005), que aborda la extinción de las sociedades por la sobreexplotación de los recursos naturales.
De esta forma, Rapa Nui entró este jueves en un período de «marcha blanca» por el retorno de turistas, con estrictos protocolos sanitarios para prevenir la entrada silenciosa del COVID-19. Para ello, se exigirá a los viajeros cuatro vacunas (esquema primario más dos inyecciones de refuerzo), además de un PCR negativo al abordar el vuelo en Santiago rumbo a la isla, y un examen de antígeno una vez aterrizado el avión.
Se suma el uso de mascarilla obligatorio en espacios abiertos y cerrados, junto con la toma de temperatura y la limpieza permanente de manos con alcohol en gel.
«La isla está preparada, la isla no va a hipotecar lo que ya ganó, que es una estrella en el mundo por haberse mantenido 868 días sin COVID-19», señaló Edmunds Paoa, cuando la población se debate entre optimismo e incertidumbre en esta vuelta a la normalidad.
Las visitas a Rapa Nui alcanzaron un récord de 151.000 personas de todo el mundo en 2019, con 14 vuelos comerciales llegando cada semana y, actualmente, la autoridad espera que los turistas no superen los 100.000 en un año, con solo dos vuelos semanales por ahora en el calendario. (Xinhua)