Las exportaciones chilenas crecieron un 10,2 por ciento interanual entre enero y julio de 2022, con un total de 59.384 millones de dólares transados en los primeros siete meses del año, informó hoy la Subsecretaría de Relaciones Económicas Internacionales (Subrei), según cifras del Banco Central.
De acuerdo con la entidad, el intercambio comercial chileno «continúa sustentado en la oferta no cobre», con embarques al exterior por más de 31.676 millones de dólares en esa categoría, lo que marcó un alza de 33 por ciento en comparación al mismo período del año anterior.
Los productos que influyeron en esa expansión fueron el litio, salmón, abonos, óxido de molibdeno, nitrato de potasio, yodo, madera aserrada, carne de ave y maquinarias, con lo que las ventas no cobre significaron el 53,3 por ciento de las exportaciones nacionales.
En tanto, las prestaciones de servicios a nivel internacional superaron 820 millones de dólares, con un incremento de 5,9 por ciento interanual.
En esa línea, el 95,5 por ciento de los envíos se embarcaron principalmente a las economías con las que Chile posee acuerdos comerciales en vigor, así como China (23.697 millones de dólares y un alza anual de 14,9 por ciento).
Con esto, las exportaciones al país asiático representaron el 39 por ciento de las ventas al exterior durante los meses analizados.
Por otra parte, las importaciones de Chile ascendieron a 61.240 millones de dólares, con un alza de 27 por ciento en el lapso analizado, respecto de 2021.
Entre los productos internados que tuvieron alzas destacaron el diésel, productos químicos, vestuario, carbón mineral, gasolinas y automóviles, entre otros.
De acuerdo con los datos informados, el subsecretario de la Subrei, José Miguel Ahumada, afirmó que el intercambio comercial del país sudamericano «continúa al alza, contribuyendo a mejorar las perspectivas de inversión y creación de empleo».
Por esta razón, añadió que «es prioritario aumentar las oportunidades para nuestros emprendedores y emprendedoras, fortaleciendo su integración en las cadenas regionales de valor», a través de generar redes de innovación en las áreas de manufactura, servicios y economía digital.
Lo anterior, sumado a desarrollar cadenas de producción en torno a la electromovilidad y las energías verdes, además de diversificar la canasta de exportaciones.
