Campañas para el plebiscito y sus presupuestos: David contra Goliat
Para la campaña del Rechazo, los principales donantes fueron empresarios y para el Apruebo, los partidos políticos de izquierda y centroizquierda.
(Por Francisco Bravo Atias / Sputnik) Dos mil millones de pesos, es decir, más de dos millones de dólares. Todo este dinero ha sido donado por distintas personas y organizaciones a las campañas propagandísticas del Apruebo y el Rechazo de cara al plebiscito constitucional que se realizará el 4 de septiembre en Chile.
Esta enorme cifra, que supera casi cuatro veces los 520 millones de pesos (561.600 dólares) que fueron donados a las campañas del plebiscito constitucional de entrada en octubre de 2020, deja en evidencia lo incierto del escenario actual y lo estrecha que está la competencia, según las encuestas.
No más de diez puntos porcentuales separan al Apruebo a la nueva Constitución, del Rechazo, de acuerdo a los últimos estudios, con el Rechazo siempre liderando. Hace dos años, los estudios de opinión para el plebiscito de entrada daban un triunfo seguro al Apruebo, que finalmente terminó imponiéndose con más del 78 por ciento de los votos.
Hoy se respira un ambiente de mayor incertidumbre, lo que parece haber aflojado el bolsillo de muchos. Sobre todo, se notó en las billeteras de los partidarios del Rechazo. Según los últimos datos del Servicio Electoral actualizados esta semana, la campaña de la opción que está en contra de la nueva carta magna ha recibido un total de mil 600 millones de pesos, casi cuadriplicando a las donaciones realizadas al Apruebo, que alcanzaron los 469 millones de pesos.
«Es lamentable que hoy en el país, en un momento histórico como este, no estén regulados los límites para financiar un proceso de estas características, y que este quede entregado, finalmente, a quien tiene más dinero. Eso es desproporcionado e injusto», criticó la exconvencional constituyente Ericka Portilla, militante del partido Comunista y una de las líderes de la campaña del Apruebo en el norte del país.
Portilla explicó que, debido a falta de presupuesto, la campaña del Apruebo ha sido esencialmente hecha «a pulso». «Acá en Atacama escuchamos todos los días, varias veces al día, cápsulas grabadas que se repiten en las radios con mensajes pagados por el Rechazo, y mucha propaganda en medios digitales, mientras que nuestra campaña se basa principalmente en el trabajo de voluntarios, que de manera gratuita recorremos las calles entregando nuestro mensaje, con mucha convicción y harta (mucha) mística», dijo.
Para la exconvencional, una de las 154 personas que estuvieron encargadas de redactar la propuesta constitucional de 388 artículos, la enorme diferencia de dinero responde a la postura que tomó el gran empresariado, que, en su mayoría, se manifestaron a favor del Rechazo y donde muchos de esos millonarios aportaron dinero para la causa. «Sus donaciones responden a una mirada conservadora del país, mezquina y egoísta», afirmó Portilla.
«El negocio de los grandes empresarios depende del endeudamiento de los chilenos, ellos existen porque la mayoría de nosotros estamos endeudados en sus bancos y en sus tiendas, y la nueva Constitución propone un nuevo pacto social que fortalece la democracia, que mejora la calidad de vida y construye un modelo que busca que prescindamos de la conducta consumista que nos domina actualmente», cerró.
EMPRESARIOS Y PARTIDOS POLÍTICOS
Para la campaña del Rechazo, los principales donantes fueron empresarios. La familia Cuneo, vinculados a grandes firmas como la de servicios hídricos Aguas Andinas, la compañía de retail más grande de Chile, Falabella, la empresa de construcción Sodimac y otras, donó más total 49,5 millones de pesos.
También aportaron sumas importantes a esta cruzada política los empresarios de la familia Ossandón Larraín, ligados al negocio inmobiliario, al partido Renovación Nacional y al grupo religioso Opus Dei. Ellos desembolsaron 37,5 millones de pesos para el Rechazo. Además, aparecen en la lista de donantes que publica el Servicio Electoral otros empresarios ligados a compañías constructoras, a la bolsa de comercio, a tiendas de moda y otras.
Durante las primeras semanas del periodo oficial de campaña por el Apruebo y el Rechazo que comenzó en julio, el panorama se veía muy oscuro para el Apruebo en materia monetaria. Para el 27 de ese mes, el 99 por ciento de las donaciones eran para el Rechazo, cuyo comando contó con un amplio margen para posicionar su postura en los medios, comprando costosos avisos en los principales diarios y programas de radio del país.
El ente salvador del Apruebo llegó en agosto. Cuando esta campaña contaba con menos de 137 millones de pesos para comprar volantes y otros insumos, arribó como un mesías el Partido Socialista con una donación de 164 millones de pesos, duplicando el total de los aportes que hasta el momento había recibido la tienda política.
De hecho, hasta la fecha los mayores aportantes a esta campaña son partidos políticos de izquierda y centroizquierda, como el Partido Comunes, Revolución Democrática, el Partido Federación Regionalista Verde Social, el Partido Comunista, el Partido Por la Democracia, el Partido Liberal y Convergencia Social, la tienda donde milita el presidente Gabriel Boric. Además, se mencionan en el listado de donantes algunas organizaciones civiles ligadas a derechos humanos y justicia de género.
El Servicio Electoral también transparentó los medios donde las campañas han realizado sus mayores gastos publicitarios. El mayor gasto del Rechazo es un desembolso de 35 millones de pesos para comprar 143 mensajes grabados en la radio Biobío, mientras que el del Apruebo es de 14 millones de pesos en una tirada de comerciales en radio Pudahuel.
El plebiscito constitucional de salida se realizará el 4 de septiembre y hay más de 15 millones de personas habilitadas para sufragar. El voto será obligatorio por primera vez en más de una década serán dos las opciones que aparecerán en la papeleta: Apruebo, para adoptar el nuevo texto redactado por la Convención Constitucional, y Rechazo, para descartarlo e iniciar un nuevo proceso constituyente.