Paul McCartney: 80 años no son nada para el Beatle Ed
Por Miguel Reyes Almarza, periodista (Aviso: todo lo que se diga a continuación, exageración mediante, es poco para describir a este señor de la música)
Este 18 de junio Paul McCartney cumple nada menos que 80 años. Sí, leyó bien, 80 años, de los cuales casi 66 años han sido dedicados casi exclusivamente a la actividad musical.
Desde su primera interpretación en un escenario, en un campamento de verano de la empresa Butlin’s en Gales, cantando “Long Tall Sally” del gran Little Richards, a la edad de 14 años -aunque Paul a veces piensa que tenía apenas 11- hasta la primera parte de su gira “Got Back Tour” que comenzó un 28 de abril de Estados Unidos y cerró -momentáneamente para celebrar- el 16 de junio para retomar luego, este 25, como estrella principal en el festival de Glastonbury, Reino Unido. Sí, cumpliendo 80 años.
¡Casi lo olvidaba! y solo con el fin de establecer un dato “duro” cualquiera, hay un espacio importante entre Gales 1956 y Glastonbury 2022 ¿lo recuerdan? Una década que cubre aquel fenómeno incombustible llamado beatlemanía y que hoy es la referencia ineludible del antes y después de la música popular. Solo eso, una pequeña acotación.
Pero volvamos al cumpleañero.
Paul cumple 80 años, ¡todo un señor! dirán algunos, pero no nos equivoquemos. Sir Paul es dinamita pura, estableciendo para los músicos de hoy un estándar casi suicida de más de 30 canciones y tres horas y fracción de concierto del nivel más alto visto en esta parte del cosmos. Sin pausas, sin errores ni excepciones, cada evento del zurdo de Liverpool es un pedazo de historia para atesorar.
Y es que todo lo que se pueda medir con las coordenadas ordinarias de tiempo y espacio no alcanza para el Rey Midas de la música. Sí, porque todo, incluso aquello de lo cuál los fanáticos más acérrimos reniegan, si lo toca Paul, lo convierte en oro. Para muestra, el 2015, el single compuesto en colaboración con Kanye West e interpretado por Rihanna “Four five seconds” estuvo 3 semanas en el número 1 de Spotify, con un promedio de 15,2 millones de reproducciones siendo, a la fecha del conteo, la canción más solicitada en la historia de la plataforma de streaming. Incluso aquella seguidilla de gustos extraños, entre discos incomprensibles y otros para el olvido que ha editado después del sorprendente “Chaos and creation in the backyard” -disco que marcaría un extraño cambio en su impecable capacidad para sorprender- celebra en su tosquedad una muestra de lo humano que McCartney puede llegar a ser, coqueteando siempre con el mainstream, hasta en lo más pedestre y, sin embargo, visitando los primeros lugares de las listas musicales del mundo sin hacer demasiado esfuerzo ¡Cuántos quisieran equivocarse así ¿no?!
Y es que, por vulgar que esto parezca, es necesario también ponderar la importancia de McCartney en cifras, comenzando por ostentar el Guinness (2006) como el compositor y músico más exitoso de la música popular, con algo más de 100 millones de singles vendidos y 60 discos de oro. Es dueño legítimo -aunque contractualmente coescritor- de la canción más versionada en la historia de la música popular con más de 3500 revisiones en todos los estilos posibles. Sí, me refiero a “Yesterday”, su perfecta incursión solista -pero dentro de la banda- para el álbum “Help” de 1965. Además de ser uno de los gestos pioneros en mezclar música popular y clásica -su interpretación acústica es acompañada por un cuarteto de cuerdas- es para Guinness, también, la canción que más ha recaudado por derechos de autor en la historia.
La lista suma y sigue, éxito tras éxito, vanguardia tras vanguardia, es tan intensa y vasta la obra de McCartney que carece de sentido poner en una lista sus logros y reconocimientos, es más ningún resumen podrá dar cuenta de su total influencia en el mundo de las artes que incluye desde libros para niños (Hey Grandude!, 2019; Grandude’s Green Submarine, 2021) alabados por la crítica especializada, hasta las infaltables piezas de música clásica, electrónica y ballet, llegando incluso a incursionar con éxito -palabra que podríamos obviar a esta altura- en la música para videojuegos (Destiny, 2014). Hoy basta saber que cada cosa en la cual McCartney se ha dedicado, ofrece el resultado más relevante que se puede esperar de un artista ¡Hasta un asteroide -el 4148- lleva su nombre!
Apenas separados los Beatles, John y George solían llamarle el “Beatle Ed”, por su devoción hacia los escenarios, con relación a los conciertos televisados que los Beatles brindaron en EE.UU. en 1964 para el show de Ed Sullivan, situaciones que Macca -como le dicen sus amigos- disfrutaba de sobremanera. Recordemos que fue él quien más insistió, cuando la beatlemanía se convertía en un huracán incontrolable, en seguir tocando en vivo a como dé lugar. Su último intento, como todos sabemos, acabó sobre una azotea en el 3 de Saville Row.
Primero con los Wings, la superbanda que formó los 70’s, intentando sacudirse de su negación rotunda respecto al final de los Beatles y luego, desde 1989 hasta hoy, solo con un par de interrupciones dolorosas -la muerte de su primera esposa Linda y el tortuoso divorcio con Heather Mills- su relación con los escenarios se convirtió en una fortaleza inexpugnable y la forma más clara de enrostrarle el mundo su vigencia y exuberante calidad. Es agradable recordar que en 1993 arribó por primera vez a nuestro país y tuvimos el honor de ver a un Beatle de carne y hueso, ritual que se volvió a repetir el 2011 y el 2014 respectivamente, lejos el mejor regalo que un amante de la música puede recibir en la vida.
Y cumple 80 años, de una vida envidiable que incluye también su relación -no menor- con John Lennon, su amigo y hermano, en un diálogo musical que lo potenció hasta rebasar cada uno de los límites previstos para un joven músico del viejo puerto de Liverpool. 80 años de un hombre que une generaciones en cada uno de sus shows como ningún otro artista ha logrado jamás, condenándonos a la ardiente paciencia que provoca la noticia de una gira o un nuevo disco.
¿Qué viene ahora? No lo sabemos. Pero si estamos seguros que para Paul McCartney 80 años no es nada y de seguro el “Beatle Ed” todavía tiene su magia intacta para convertir todo lo que toque en oro sólido, solo hay que dejarlo ser.
¡Felices 80 Paul! ¡Muchas gracias por coincidir en este mundo con todos nosotros!