Hay que ir más allá de una remuneración para las mamás
Por Catalina Fernández Correa, directora de Responsabilidad Social Inclusiva de Fundación Ronda.
Cada vez hay más concientización de que la labor de mamá y del cuidado de niñas, niños y adolescentes, no es fácil y mucho menos es “no hacer nada”, como nos hemos repetido por una eternidad. Sabemos que dedicarse a la crianza el 100% del tiempo es igual de desgastante o más, que trabajar fuera de la casa.
Entonces ¿cómo lo hacemos para seguir avanzando en el desarrollo profesional y personal de todas nosotras si hoy vemos que salir a trabajar quiere decir encargar a los(as) hijos(as)? ¿Si vemos que el 95% de las cuidadoras son mujeres y que tanto, salir a trabajar como quedarse en la casa en labores de cuidados, tiene el mismo precio? ¿Cómo podemos garantizar el reconocimiento a esta labor, si vemos que los números de participación laboral durante la pandemia retrocedieron 10 años y que amenaza con ser peor a fin de año?
Hay que resignificar el reconocimiento de la labor de cuidado sin encerrarnos. Es decir, no basta con el reconocimiento a través de un salario, ya que eso nos posicionaría automáticamente en la casa y nuevamente recaería en nosotras – las mamás – toda la responsabilidad, determinando que nuestro lugar, por ser madres y mujeres, es la casa.
Es urgente que el Estado no sólo se remita a entregarnos un salario, sino que diseñe políticas públicas que puedan garantizar nuestra salud, incluyendo la estabilización de nuestra salud mental, y un sistema de jubilación.
Hoy debemos resignificar el sentido de ser mamá trabajadora o cuidadora, recibiendo un acto reparatorio que reconozca la participación femenina en la economía, con todos esos trabajos domésticos invisibles, que día a día millones de mujeres realizan de manera no remunerada, y que por lo demás, equivalen al 22% del PIB ampliado.
Hoy nuestra invitación es ir más allá de pensar en una remuneración para las mujeres madres cuidadoras, es cuestionar de qué manera podemos reconocer la labor de madre cuidadora, resignificando y garantizando que todas podamos avanzar hacia un futuro más próspero, igualitario y con mayores oportunidades de desarrollo.