Abren las urnas en las elecciones presidenciales de Filipinas
La líder opositora Leni Robredo y el heredero de la dictadura Marcos, claros favoritos para suceder o prolongar el oscuro legado de Rodrigo Duterte.
Los colegios electorales de Filipinas han abierto a las 6.00 horas (hora local) de este lunes sus puertas para elegir en las elecciones presidenciales entre el cambio político o el retorno del pasado.
Filipinas decide al sucesor del presidente Rodrigo Duterte entre dos nombres antagónicos: la vicepresidenta del país y líder opositora Leni Robredo contra el favorito del mandatario, Ferdinand ‘Bongbong’ Marcos Jr, hijo del dictador que dominó el país durante 20 años, en unos comicios que sirven de evaluación sobre criticado mandato de Duterte y un atisbo del futuro del país en el escenario internacional, dividida como está su lealtad entre China y Estados Unidos.
La Comisión Electoral (Comelec) ha anunciado que han abierto los 106.164 centros electorales que hay en el país asiático.
El hecho de que Duterte deje el cargo el próximo mes de junio podría no significar su desaparición de la primera línea política nacional. Su hija, Sara Duterte-Carpio, comparece a los comicios como compañera de fórmula de Marcos Jr. en su candidatura a la Vicepresidencia del país para terminar de combinar su dinastía con la familia del dictador filipino a través de ‘Bongbong’, que goza del apoyo en las encuestas de más de la mitad de la población, con Robredo a una distancia sensible.
La «resurgencia meteórica» de los Marcos, aduce el experto Richard Javad para Al Yazira, «es producto de los profundos fracasos de las instituciones democráticas, de la impunidad, del encubrimiento histórico, de la corrupción y de un crecimiento económico excluyente» en un país donde más del 70 por ciento de los cargos electos en el país están controlados por dinastías políticas. Todo ello ha desembocado en un distanciamiento insalvable entre los filipinos y el sistema democrático nacional hasta favorecer la constante aparición de un «hombre fuerte» al frente del país.
En campaña, Marcos Jr. se ha dedicado a aplaudir los años de la dictadura en un exitoso ejercicio de revisionismo histórico combinado con una campaña de desprestigio hacia su principal oponente. La descripción de la dictadura de su padre como una «edad dorada» del país parece haber calado en nuevas generaciones a pesar de que la era del matrimonio Ferdinand e Imelda Marcos estuvo marcada por el saqueo de miles de millones de dólares de las arcas públicas y la imposición de un estado de ley marcial en 1972 que provocó el encarcelamiento de 70.000 personas y la muerte de 3.000, según Amnistía Internacional.
Por lo demás, ‘Bongbong’, senador de 64 años, no ha exhibido abiertamente los rasgos de brutal impunidad que caracterizaron el mandato de Duterte — cuya campaña antidroga está bajo investigación por el Tribunal Penal Internacional (TPI) por presuntos crímenes de lesa humanidad –, pero sobre él amenaza la sombra de las irregularidades al llegar a la recta final electoral a pesar de llevar sobre sus espaldas una condena por impago de impuestos, algo que, según sus críticos, podría haber invalidado su candidatura.
Todo podría cambiar si se cumple la última encuesta de Pulse Asia Research, que concede a Marcos Jr. el 56 por ciento de los votos, 33 puntos porcentuales más que Robredo. Una victoria aplastante, según los analistas consultados por la cadena filipina ABS-CBN, podría animar a ‘Bongbong’ y a la hija de Duterte a volver a intentar una reforma de la Constitución de 1987, como ya intentó el presidente saliente, para eliminar el límite presidencial de un mandato y perpetuarse en el poder.
ROBREDO CONTRA EL MUNDO
Frente al llamado «Uniteam» se encuentra Robredo, de 57 años, abogada de Derechos Humanos y economista, quien se alzó con la Vicepresidencia bajo el mandato de Duterte tras derrotar precisamente a Marcos Jr. en 2016. El presidente, que aceptó en un principio la victoria de Robredo para tenerla controlada, se encontró con su más acérrima crítica: en 2017, la abogada denunció abiertamente ante Naciones Unidas que la Policía filipina estaba cometiendo una ola de asesinatos durante la guerra contra el narcotráfico.
Al margen de su labor por los Derechos Humanos, Robredo disfruta también del respaldo de buena parte del sector económico del país. Según señala al ‘South China Morning Post’ Nicholas Mapa, economista senior que cubre el mercado filipino del banco global ING, la candidata cuenta con «un historial de honestidad, como lo demuestran las calificaciones sobresalientes de la COA (Comisión de Auditoría) durante los últimos dos años», pero ni siquiera eso le ha valido para remontar las encuestas, por mucho que sus simpatizantes se agarren al crecimiento experimentado en los sondeos durante los últimos días, sobre todo teniendo en cuenta que comenzó con solo un 3% de apoyos.
Robredo no solo está luchando contra una imagen distorsionada del pasado, entienden los analistas, sino contra una campaña electoral que la supera ampliamente en presupuesto. Su ejército de voluntarios poco ha podido hacer contra una avalancha de simpatizantes de Marcos Jr. en redes sociales que se han dedicado a extender falsas informaciones, según el portal filipino Rappler, sobre un posible fraude electoral en el caso de que ‘Bongbong’ pierda las elecciones, algo que ya sucedió en su anterior enfrentamiento por la Vicepresidencia. En enero, además, Twitter suspendió más de 300 cuentas que promocionaban su campaña, por infringir las normas sobre manipulación informativa.
Pero en contra de la candidata pesa, por encima de todo, la noción de que pertenece a un sistema elitista. Robredo pertenece al partido Liberal, tradicionalmente conectado con las familias más ricas del país, aunque comparece como independiente después de que la oposición no lograra ponerse de acuerdo sobre un candidato. De hecho, candidatos sin posibilidad alguna de victoria, como el exboxeador Manny Pacquiao, Francisco Domagoso, Pánfilo Lacson y Norberto Gonzales, se han negado a conceder su respaldo a Robredo.
Este es el contexto que espera a los 67,5 millones de filipinos mayores de 18 años capacitados para depositar su voto junto con los 1,7 millones que pertenecen a la vasta diáspora filipina que se han registrado en el extranjero. Además de presidente, los filipinos están eligiendo un nuevo vicepresidente (cargo que se elige por separado), miembros del congreso, gobernadores y miles de políticos locales, incluidos alcaldes y concejales. Los colegios electorales abrirán a la medianoche de este lunes –hora española– y cerrarán al mediodía.
BAJO LA MIRADA DE CHINA
China prestará especial atención a estos comicios, donde una victoria de Marcos Jr. podría prolongar el acercamiento entre ambos países. La visita de Duterte a Pekín en abril significó, en palabras del presidente chino, Xi Jinping, «un viaje para romper el hielo que marca un hito en la historia de las relaciones entre China y Filipinas». China, añadió el mandatario «está lista» para «elevar constantemente» las relaciones.
Para Estados Unidos este acercamiento supone un problema. Ambos países están unidos por un acuerdo de rotación de tropas estadounidenses en el país que lleva dos décadas en vigor; una presencia fundamental para contrarrestar la influencia de Pekín en la zona.
Robredo ha adoptado una postura más dura contra China, en particular sobre su disputa en el mar de la China Meridional, pero una hipotética victoria de la candidata no implicaría el distanciamiento con Pekín. Ambos, en cualquier caso, deberían preservar el delicado equilibrio en el que conviven con las dos grandes superpotencias mundiales. (Europa Press)